éÅùÑ áÌÄëÀìÈìÈï ùÑÆáÇò îÄöÀååÉú--çÈîÅùÑ îÄöÀååÉú òÂùÒÅä, åÌùÑÀúÌÇéÄí îÄöÀååÉú ìÉà úÇòÂùÒÆä; åÀæÆä äåÌà ôÌÀøÈèÈï: (à) ìÈãåÌï áÌÀòÆøÀëÅé àÈãÈí ëÌÇàÂùÑÆø îÀôÉøÈùÑ áÌÇúÌåÉøÈä, åÀæÆä äåÌà ãÌÄéï òÆøÀëÅé àÈãÈí; (á) ãÌÄéï òÆøÀëÅé áÌÀäÅîÈä; (â) ãÌÄéï òÆøÀëÅé áÌÈúÌÄéí; (ã) ãÌÄéï òÆøÀëÅé ùÒÈãåÉú; (ä) ãÌÄéï îÇçÀøÄéí ðÀëÈñÈéå; (å) ùÑÆìÌÉà éÄîÌÈëÅø çÅøÆí; (æ) ùÑÆìÌÉà éÄâÌÈàÅì çÅøÆí.
|
Incluyen siete preceptos, cinco positivos y dos
negativos, a saber: (1)
juzgar la valía de una persona según lo especifica la Torá, siendo ésta la Ley de las Valías de Personas; (2)
la ley de la valía de los animales; (3)
la ley de la valía de las casas; (4)
la ley de la valía de los campos; (5)
la ley de quien consagra, por voto, su propiedad; (6)
que lo que ha sido consagrado no sea vendido; (7)
que lo que ha sido consagrado no sea redimido.
|