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| Todo el Mishné Torá | El Libro de la Ciencia | Las Leyes de Comportamiento según la Torá |
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äÄìÀëÌåÉú ãÌÅòåÉú Las Leyes de Comportamiento Según la Torá

ôÌÅøÆ÷ à Capítulo Uno

à ãÌÅòåÉú äÇøÀáÌÅä éÅùÑ ìÀëÈì àÆçÈã åÀàÆçÈã îÄáÌÀðÅé àÈãÈí, åÀæåÉ îÀùÑËðÌÈä îÄæÌåÉ åÌøÀçåÉ÷Èä îÄîÌÆðÌÈä áÌÀéåÉúÅø: éÅùÑ àÈãÈí ùÑÀäåÌà áÌÇòÇì çÅîÈä, ëÌåÉòÅñ úÌÈîÄéã; åÀéÅùÑ àÈãÈí ùÑÆãÌÇòÀúÌåÉ îÀéËùÌÑÆáÆú òÈìÈéå, åÀàÅéðåÌ ëÌåÉòÅñ ëÌÀìÈì--åÀàÄí ëÌÈòÇñ, éÄëÀòÉñ ëÌÇòÇñ îÀòÇè áÌÀëÇîÌÈä ùÑÈðÄéí. åÀéÅùÑ àÈãÈí ùÑÀäåÌà âÌÀáÇäÌ ìÅá áÌÀéåÉúÅø, åÀéÅùÑ ùÑÀäåÌà ùÑÀôÇì øåÌçÇ òÇã îÀàåÉã. åÀéÅùÑ ùÑÀäåÌà áÌÇòÇì úÌÇàÂåÈä, ìÉà úÄùÒÀáÌÇò ðÇôÀùÑåÉ îÅäÂìÉêÀ áÌÀúÇàÂåÈúÈäÌ; åÀéÅùÑ ùÑÀäåÌà èÀäåÉø âÌåÌó áÌÀéåÉúÅø, ìÉà éÄúÀàÇåÌÆä àÇôÄìÌåÌ ìÄãÀáÈøÄéí îÀòåÌèÄéí ùÑÆäÇâÌåÌó öÈøÄéêÀ ìÈäÆí. 1 Todos los seres humanos poseen cualidades diferentes y enormementes distantes las unas de las otras. Algunos son irascibles, siempre se enfadan; y algunos son apacibles, no enfadándose en absoluto, y si lo hacen, se enfadarán muy poco cada tantos años. Algunos son extremadamente soberbios mientras otros son muy sumisos. Algunos son viciosos, no satisfaciéndose su alma de vicios; y algunos son extremadamente virtuosos, no deseando ni siquiera aquellas cosas ínfimas que el cuerpo necesita.
á åÀéÅùÑ áÌÇòÇì ðÆôÆùÑ øÀçÈáÈä, ùÑÆìÌÉà úÄùÒÀáÌÇò ðÇôÀùÑåÉ îÄëÌÈì îÈîåÉï äÈòåÉìÈí, ëÌÀòÄðÀéÈï ùÑÆðÌÆàÁîÈø "àÉäÅá ëÌÆñÆó ìÉà-éÄùÒÀáÌÇò ëÌÆñÆó" (÷åäìú ä,è); åÀéÅùÑ îÀ÷ÇöÌÅø, ùÑÆãÌÇéÌåÉ àÇôÄìÌåÌ ãÌÈáÈø îåÌòÈè ùÑÆìÌÉà éÀñÇôÌÇ÷ ìåÉ, åÀìÉà éÄøÀãÌÉó ìÀäÇùÌÒÄéâ ëÌÈì öÈøÀëÌåÉ. 2 Algunos son ambiciosos, no satisfaciéndoles ni siquiera todo el dinero del mundo, como se lo expresara al decir: "Quien ama el dinero, no se hartará del dinero" (Qo. 5:9); y algunos son mesurados, bastándoles incluso las cosas que no les fueran suficientes y optando por no obtener todas sus necesidades.
â åÀéÅùÑ ùÑÀäåÌà îÀñÇâÌÅó òÇöÀîåÉ áÌÀøÈòÈá åÀ÷åÉáÅõ òÇì éÈãåÉ, åÀàÅéðåÌ àåÉëÅì ôÌÀøåÌèÈä îÄùÌÑÆìÌåÉ àÅìÈà áÌÀöÇòÇø âÌÈãåÉì; åÀéÅùÑ ùÑÀäåÌà îÀàÇáÌÅã ëÌÈì îÈîåÉðåÉ áÌÀéÈãåÉ, ìÀãÇòÀúÌåÉ. åÀòÇì ãÌÀøÈëÄéí àÅìÌåÌ--ùÑÀàÈø ëÌÈì äÇãÌÅòåÉú, ëÌÀâåÉï îÀäåÉìÅì åÀàåÉðÅï, åÀëÄéìÇé åÀùÑåÉòÇ, åÀàÇëÀæÈøÄé åÀøÇçÀîÈï, åÀøÇêÀ ìÅáÈá åÀàÇîÌÄéõ ìÅá, åÀëÈì ëÌÇéÌåÉöÆà áÌÈäÆï. 3 Y algunos se atormentan hambreándose y acumulando para no comer siquiera un céntimo propio sino con gran pesar. Y algunos derrochan adrede. Y asimismo varían el resto de las personalidades como la del desmadrado y la del afligido, la del avaro y la del generoso, la del cruel y la del compasivo, la del cobarde y la del valiente, y así sucede con las restantes.
ã [á] åÀéÅùÑ áÌÅéï ëÌÈì ãÌÅòÈä åÀãÅòÈä äÈøÀçåÉ÷Èä îÄîÌÆðÌÈä áÌÇ÷ÌÈöÆä äÈàÇçÅø, ãÌÅòåÉú áÌÅéðåÉðÄéÌåÉú æåÉ øÀçåÉ÷Èä îÄæÌåÉ. åÀëÈì äÇãÌÅòåÉú--éÅùÑ îÅäÆï ãÌÅòåÉú ùÑÀäÆï ìÈàÈãÈí îÄúÌÀçÄìÌÇú áÌÀøÄéÌÈúåÉ, ìÀôÄé èÆáÇò âÌåÌôåÉ; åÀéÅùÑ îÅäÆï ãÌÅòåÉú ùÑÆèÌÄáÀòåÉ ùÑÆìÌÀàÈãÈí æÆä îÀëËåÌÈï åÇòÂúÄéã ìÀ÷ÇáÌÇì àåÉúÈí, áÌÄîÀäÅøÈä éÈúÅø îÄùÌÑÀàÈø äÇãÌÅòåÉú; åÀéÅùÑ îÅäÆï ùÑÀàÅéðÈï ìÈàÈãÈí îÄúÌÀçÄìÌÇú áÌÀøÄéÌÈúåÉ, àÅìÈà ìÈîÇã àåÉúÈï îÅàÂçÅøÄéí àåÉ ùÑÆðÌÄôÀðÈä ìÈäÆï îÅòÇöÀîåÉ, ìÀôÄé îÇçÀùÑÈáÈä ùÑÆòÈìÀúÈä áÌÀìÄáÌåÉ àåÉ ùÑÆùÌÑÈîÇò ùÑÆæÌåÉ äÇãÌÅòÈä èåÉáÈä ìåÉ åÌáÈäÌ øÈàåÌé ìÅéìÅêÀ, åÀäÄðÀäÄéâ òÇöÀîåÉ áÌÈäÌ òÇã ùÑÆðÌÄ÷ÀáÌÀòÈä. 4 Entre cada una de las cualidades opuestas existen otras intermedias distantes de igual manera la una de la otra. En todos los casos, algunas le son innatas a una persona según la naturaleza de su cuerpo; mientras hay otras que corresponden por naturaleza a cierta persona y en el futuro las adquirirá con mayor facilidad que al resto y hay otras que no le son innatas a una persona sino las aprendió de alguien o se predispuso a ellas por sí mismo, por propia reflexión, o escuchó que ella es buena y es apropiado adquirirla y se condujo a su son hasta que se la apropió.
ä [â] ùÑÀðÅé ÷ÀöÈååÉú äÈøÀçåÉ÷åÉú æåÉ îÄæÌåÉ ùÑÆáÌÀëÈì ãÌÅòÈä åÀãÅòÈä, àÅéðÈï ãÌÆøÆêÀ èåÉáÈä; åÀàÅéï øÈàåÌé ìåÉ ìÈàÈãÈí ìÈìÆëÆú áÌÈäÆï, åÀìÉà ìÀìÇîÌÀãÈï ìÀòÇöÀîåÉ. åÀàÄí îÈöÈà èÄáÀòåÉ ðåÉèÆä ìÀàÇçÇú îÅäÆï, àåÉ îåÌëÈï ìÀàÇçÇú îÅäÆï, àåÉ ùÑÆëÌÀáÈø ìÈîÇã àÇçÇú îÅäÆï, åÀðÈäÇâ áÌÈäÌ--éÇçÀæÄéø òÇöÀîåÉ ìÇîÌåÌèÈá åÀéÅìÅêÀ áÌÀãÆøÆêÀ äÇèÌåÉáÄéí, åÀäÄéà ãÌÆøÆêÀ äÇéÌÀùÑÈøÈä. 5 Las actitudes extremadamente alejadas la una de la otra que forman parte de cada cualidad, no son las correctas, no siendo adecuado ni que una persona se comporte a su son ni que las adquiera. Y de hallarse naturalmente inclinado a una de ellas o predispuesto a la misma o si ya la hubiese adquirido y se comportó a su son, retornará al bien y seguirá la senda de los buenos que es el camino recto.
å [ã] äÇãÌÆøÆêÀ äÇéÌÀùÑÈøÈä--äÄéà îÄãÌÈä áÌÅéðåÉðÄéú ùÑÆáÌÀëÈì ãÌÅòÈä åÀãÅòÈä, îÄëÌÈì ãÌÅòåÉú ùÑÆéÌÅùÑ ìÈàÈãÈí; åÀäÄéà äÇãÌÅòÈä ùÑÀäÄéà øÀçåÉ÷Èä îÄùÌÑÀðÅé äÇ÷ÌÀöÈååÉú øÅçåÌ÷ ùÑåÉåÆä, åÀàÅéðÈäÌ ÷ÀøåÉáÈä ìÉà ìÀæåÉ åÀìÉà ìÀæåÉ. åÌìÀôÄéëÌÈêÀ öÄåÌåÌ çÂëÈîÄéí äÈøÄàùÑåÉðÄéí ùÑÆéÌÀäÆà àÈãÈí ùÑÈí ãÌÅòåÉúÈéå úÌÈîÄéã, åÌîÀùÑÇòÅø àåÉúÈï åÌîÀëÇåÌÅï àåÉúÈï áÌÇãÌÆøÆêÀ äÈàÆîÀöÈòÄéú, ëÌÀãÅé ùÑÆéÌÀäÆà ùÑÈìÅí. 6 La senda recta es la actitud intermedia de cada cualidad de entre las que posee un hombre; siendo ella la actitud que se halla a igual distancia de las extremas, no hallándose ni más próxima a la una ni a la otra. Por lo tanto ordenaron los Sabios de la antigüedad que el hombre siempre sopese sus actitudes, las evalue y las encamine por el sendo medio para que alcance la perfección.
æ ëÌÅéöÇã--ìÉà éÄäÀéÆä áÌÇòÇì çÅîÈä ðåÉçÇ ìÄëÀòÉñ, åÀìÉà ëÌÀîÅú ùÑÀàÅéðåÌ îÇøÀâÌÄéùÑ; àÅìÈà áÌÅéðåÉðÄé: ìÉà éÄëÀòÉñ àÅìÈà òÇì ãÌÈáÈø âÌÈãåÉì ùÑÆøÈàåÌé ìÄëÀòÉñ òÈìÈéå, ëÌÀãÅé ùÑÆìÌÉà éÅòÈùÒÆä ëÌÇéÌåÉöÆà áÌåÉ ôÌÇòÇí àÇçÆøÆú. 7 ¿Cómo se entiende eso? que no sea uno ni irascible, enfadándose fácilmente, ni como un muerto carente de sentimientos; sino equilibrado. No enfureciéndose sino debido a algo tremendo que lo justifica, para así evitar hacer algo semejante en otra ocasión.
ç åÀëÅï ìÉà éÄúÀàÇåÌÆä àÅìÈà ìÄãÀáÈøÄéí ùÑÆäÇâÌåÌó öÈøÄéêÀ ìÈäÆí åÀàÅé àÄôÀùÑÈø ìÄçÀéåÉú áÌÀæåÌìÈúÈï, ëÌÀòÄðÀéÈï ùÑÆðÌÆàÁîÈø "öÇãÌÄé÷--àÉëÅì, ìÀùÒÉáÇò ðÇôÀùÑåÉ" (îùìé éâ,ëä). åÀëÅï ìÉà éÀäÆà òÈîÅì áÌÇòÂñÈ÷åÉ àÅìÈà ìÀäÇùÌÒÄéâ ãÌÈáÈø ùÑÆöÌÈøÄéêÀ ìåÉ ìÀçÇéÌÅé ùÑÈòÈä, ëÌÀòÄðÀéÈï ùÑÆðÌÆàÁîÈø "èåÉá-îÀòÇè, ìÇöÌÇãÌÄé÷" (úäéìéí ìæ,èæ). åÀìÉà éÄ÷ÀáÌÉõ éÈãåÉ áÌÀéåÉúÅø, åÀìÉà éÀôÇæÌÇø ëÌÈì îÈîåÉðåÉ, àÅìÈà ðåÉúÅï öÀãÈ÷Èä ëÌÀôÄé îÄñÌÇú éÈãåÉ, åÌîÇìÀåÆä ëÌÈøÈàåÌé ìÀîÄé ùÑÆöÌÈøÄéêÀ. åÀìÉà éÀäÆà îÀäåÉìÅì åÀùÒåÉçÅ÷, åÀìÉà òÈöÅá åÀàåÉðÅï, àÅìÈà ùÒÈîÅçÇ ëÌÈì éÈîÈéå áÌÀðÇçÇú, áÌÀñÅáÆø ôÌÈðÄéí éÈôåÉú. åÀëÅï ùÑÀàÈø ãÌÅòåÉúÈéå. åÀãÆøÆêÀ æåÉ, äÄéà ãÌÆøÆêÀ äÇçÂëÈîÄéí. 8 Asimismo no deseará sino las cosas imprescindibles para la subsistencia del cuerpo, tal como está escrito: "El justo come para satisfacer su alma" (Pr. 13:25). Asimismo no se ocupará de su tarea sino para obtener lo necesario para subsistir, tal como está escrito: "Es mejor lo poco del justo" (Sal. 37:16). No acumulará excesivamente ni derrochará su dinero sino será caritativo según sus posibilidades, prestándole adecuadamente a quien lo necesite. No será ni desmadrado ni eufórico, ni triste ni afligido, sino feliz tranquilamente todos sus días, portando un buen semblante. Asimismo respecto del resto de sus cualidades, siendo tal la senda de los sabios.
è ëÌÈì àÈãÈí ùÑÆãÌÅòåÉúÈéå ëÌËìÌÈï ãÌÅòåÉú áÌÅéðåÉðÄéÌåÉú îÀîËöÌÈòåÉú, ðÄ÷ÀøÈà çÈëÈí; [ä] åÌîÄé ùÑÀäåÌà îÀãÇ÷ÀãÌÅ÷ òÇì òÇöÀîåÉ áÌÀéåÉúÅø åÀéÄúÀøÇçÇ÷ îÄãÌÅòÈä áÌÅéðåÉðÄéú îÀòÇè ìÀöÇã æÆä àåÉ ìÀöÇã æÆä, ðÄ÷ÀøÈà çÈñÄéã. 9 Toda persona cuyas cualidades son las medias promedias, es llamado sabio y aquel que es extremadamente riguroso consigo mismo, apartándose de toda cualidad media un poco hacia un lado o hacia el otro, es llamado “hasid”.
é ëÌÅéöÇã: îÄé ùÑÆéÌÄúÀøÇçÇ÷ îÄâÌÉáÇäÌ äÇìÌÅá òÇã äÇ÷ÌÈöÆä äÈàÇçÂøåÉï, åÀéÄäÀéÆä ùÑÀôÇì øåÌçÇ áÌÀéåÉúÅø--ðÄ÷ÀøÈà çÈñÄéã; åÀæåÉ äÄéà îÄãÌÇú çÂñÄéãåÌú. åÀàÄí ðÄúÀøÇçÇ÷ òÇã äÈàÆîÀöÈò áÌÄìÀáÈã, åÀéÄäÀéÆä òÈðÈå--ðÄ÷ÀøÈà çÈëÈí; åÀæåÉ äÄéà îÄãÌÇú çÈëÀîÈä. åÀòÇì ãÌÆøÆêÀ æåÉ, ùÑÀàÈø ëÌÈì äÇãÌÅòåÉú. åÇçÂñÄéãÄéí äÈøÄàùÑåÉðÄéí äÈéåÌ îÇèÌÄéï ãÌÅòåÉú ùÑÆìÌÈäÆï îÄãÌÆøÆêÀ äÈàÆîÀöÈòÄéú ëÌÀðÆâÆã ùÑÀúÌÅé äÇ÷ÌÀöÈååÉú: éÅùÑ ãÌÅòÈä ùÑÆîÌÇèÌÄéï àåÉúÈäÌ ëÌÀðÆâÆã äÇ÷ÌÈöÆä äÈàÇçÂøåÉï, åÀéÅùÑ ãÌÅòÈä ùÑÆîÌÇèÌÄéï àåÉúÈäÌ ëÌÀðÆâÆã äÇ÷ÌÈöÆä äÈøÄàùÑåÉï; åÀæÆä äåÌà ìÄôÀðÄéí îÄùÌÑåÌøÇú äÇãÌÄéï. 10 ¿Cómo se entiende eso? quien se aleje de la soberbia al extremo y sea extremadamente sumiso será llamado “jasid” ya que eso caracteriza a la “hasidut”. Si, sin embargo, sólo se aleja medianamente, siendo humilde, será llamado sabio, ya que eso caracteriza a la sabiduría. Y, asimismo, respecto del resto de las cualidades. Los antiguos “hasidim” corregían sus cualidades del medio hacia ambos extremos, en algunos casos hacia el último extremo y en otros hacia el primero; denominándose eso “allende lo exigido”.
éà åÌîÀöËåÌÄéï àÈðåÌ ìÈìÆëÆú áÌÄãÀøÈëÄéí àÅìÌåÌ äÇáÌÅéðåÉðÄéÌÄéí, åÀäÆí äÇãÌÀøÈëÄéí äÇèÌåÉáÄéí åÀäÇéÌÀùÑÈøÄéí, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÀäÈìÇëÀúÌÈ, áÌÄãÀøÈëÈéå" (ãáøéí ëç,è). [å] ëÌÈêÀ ìÄîÌÀãåÌ áÌÀôÅøåÌùÑ îÄöÀåÈä æåÉ: îÇä äåÌà ðÄ÷ÀøÈà çÇðÌåÌï, àÇó àÇúÌÈä äÁéÅä çÇðÌåÌï; îÇä äåÌà ðÄ÷ÀøÈà øÇçåÌí, àÇó àÇúÌÈä äÁéÅä øÇçåÌí; îÇä äåÌà ðÄ÷ÀøÈà ÷ÈãåÉùÑ, àÇó àÇúÌÈä äÁéÅä ÷ÈãåÉùÑ. åÀòÇì ãÌÆøÆêÀ æåÉ ÷ÈøÀàåÌ äÇðÌÀáÄéàÄéí ìÈàÅì áÌÀëÈì àåÉúÈï äÇëÌÄðÌåÌéÄéï, àÆøÆêÀ àÇôÌÇéÄí åÀøÇá çÆñÆã öÇãÌÄé÷ åÀéÈùÑÈø úÌÈîÄéí âÌÄáÌåÉø åÀçÈæÈ÷ åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÈäÆï--ìÀäåÉãÄéòÇ ùÑÆàÅìÌåÌ ãÌÀøÈëÄéí èåÉáÄéí åÄéùÑÈøÄéí äÆí, åÀçÇéÌÈá àÈãÈí ìÀäÇðÀäÄéâ òÇöÀîåÉ áÌÈäÆï åÌìÀäÄãÌÇîÌåÉú ëÌÀôÄé ëÌåÉçåÉ. 11 Se nos ordena comportarnos según tales puntos intermedios ya que esos son los buenos y correctos, como está escrito: "y anduvieres por Sus caminos" (Dt. 28:9). Habiéndonos enseñado la explicación de este Precepto así:“tal como Él es Compasivo, también tú ¡se compasivo!; tal como Él es Misericordioso, también tú ¡se misericordioso!; tal como Él es Santo, también tú ¡se santo!” Por tal motivo le llaman los profetas a Dios utilizando tales motes, “de lenta cólera y gran piedad, justo y recto, íntegro, poderoso y fuerte” y otros por el estilo; para recalcar que esas son cualidades buenas y correctas, debiendo el hombre acostumbrarse a ellas y parecérsele según su capacidad.
éá [æ] åÀëÅéöÇã éÇøÀâÌÄéì àÈãÈí òÇöÀîåÉ áÌÀãÅòåÉú àÅìÌåÌ òÇã ùÑÆéÌÄ÷ÌÈáÀòåÌ áÌåÉ--éÇòÂùÒÆä åÀéÄùÑÀðÆä åÄéùÑÇìÌÇùÑ áÌÇîÌÇòÂùÒÄéí ùÑÆòåÉùÒÆä òÇì ôÌÄé äÇãÌÅòåÉú äÈàÆîÀöÈòÄéÌåÉú, åÀéÇçÀæÉø áÌÈäÆï úÌÈîÄéã, òÇã ùÑÆéÌÄäÀéåÌ îÇòÂùÒÅéäÆï ÷ÇìÌÄéí òÈìÈéå åÀìÉà éÄäÀéÆä áÌÈäÆí èÉøÇç, åÀéÄ÷ÌÈáÀòåÌ äÇãÌÅòåÉú áÌÀðÇôÀùÑåÉ. 12 Y ¿cómo se acostumbrará un hombre a tales cualidades hasta apropriárselas? se comportará una y otra vez, y por tercera vez, según tales cualidades intermedias, y las reiterará continuamente hasta que su práctica le resulta fácil y carente de esfuerzo, fijándosele las mismas en su ser.
éâ åÌìÀôÄé ùÑÆäÇùÌÑÅîåÉú äÈàÅìÌåÌ ùÑÆðÌÄ÷ÀøÈà áÌÈäÆï äÇéÌåÉöÅø, äÆï äÇãÌÆøÆêÀ äÇáÌÅéðåÉðÄéú ùÑÆàÈðåÌ çÇéÌÈáÄéï ìÈìÆëÆú áÌÈäÌ, ðÄ÷ÀøÅàú ãÌÆøÆêÀ æåÉ, ãÌÆøÆêÀ ä'. åÀäÄéà ùÑÆìÌÄîÌÀãÈäÌ àÇáÀøÈäÈí àÈáÄéðåÌ ìÀáÈðÈéå, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ëÌÄé éÀãÇòÀúÌÄéå, ìÀîÇòÇï àÂùÑÆø éÀöÇåÌÆä àÆú-áÌÈðÈéå åÀàÆú-áÌÅéúåÉ àÇçÂøÈéå, åÀùÑÈîÀøåÌ ãÌÆøÆêÀ ä', ìÇòÂùÒåÉú öÀãÈ÷Èä åÌîÄùÑÀôÌÈè" (áøàùéú éç,éè). 13 Y como esos nombres por los que se conoce al Creador representan al camino intermedio por el cual debemos andar, se llama tal camino “El Sendero de ha-Shem”. Siendo tal el que le enseñó Avraham, nuestro padre, a sus hijos, como está escrito: "Ya que le conocí para que le ordene a sus hijos y toda su casa que observen el camino del Señor comportándose recta y justamente" (Gn. 18:19).
éã åÀäÇäåÉìÅêÀ áÌÀãÆøÆêÀ æåÉ, îÅáÄéà èåÉáÈä åÌáÀøÈëÈä ìÀòÇöÀîåÉ, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ìÀîÇòÇï, äÈáÄéà ä' òÇì-àÇáÀøÈäÈí, àÅú àÂùÑÆø-ãÌÄáÌÆø, òÈìÈéå" (áøàùéú éç,éè). 14 Y quien sigue tal sendero obtiene para sí un bien y una bendición, como está escrito: "para que el Señor le dé a Avraham aquello que mencionó" (Gn. 18:19).


ôÌÅøÆ÷ á Capítulo Dos

à çåÉìÅé äÇâÌåÌó, èåÉòÂîÄéí äÇîÌÇø îÈúåÉ÷ åÀäÇîÌÈúåÉ÷ îÇø. åÀéÅùÑ îÄï äÇçåÉìÄéí îÄé ùÑÆîÌÄúÀàÇåÌÆä åÀúÈàÅá ìÀîÇàÂëÈìåÉú ùÑÀàÅéðÈï øÀàåÌéÄéï ìÇàÂëÄéìÈä, ëÌÀâåÉï äÆòÈôÈø åÀäÇôÌÆçÈí, åÀùÒåÉðÅà äÇîÌÇàÂëÈìåÉú äÇèÌåÉáÄéí, ëÌÀâåÉï äÇôÌÇú åÀäÇáÌÈùÒÈø--äÇëÌÉì ìÀôÄé øÉá äÇçÉìÄé. ëÌÈêÀ áÌÀðÅé àÈãÈí ùÑÆðÌÇôÀùÑåÉúÅéäÆí çåÉìåÉú, îÄúÀàÇåÌÄéí åÀàåÉäÂáÄéí äÇãÌÅòåÉú äÈøÈòåÉú; åÀùÒåÉðÀàÄéí äÇãÌÆøÆêÀ äÇèÌåÉáÈä, åÌîÄúÀòÇöÌÀìÄéí ìÈìÆëÆú áÌÈäÌ, åÀäÄéà ëÌÀáÅãÈä òÂìÅéäÆï ìÄîÀàåÉã, ìÀôÄé çÈìÀéÈí. åÀëÅï éÀùÑÇòÀéÈäåÌ àåÉîÅø áÌÈàÂðÈùÑÄéí äÇìÌÈìåÌ, "äåÉé äÈàÉîÀøÄéí ìÈøÈò èåÉá, åÀìÇèÌåÉá øÈò: ùÒÈîÄéí çÉùÑÆêÀ ìÀàåÉø åÀàåÉø ìÀçÉùÑÆêÀ, ùÒÈîÄéí îÇø ìÀîÈúÉ÷ åÌîÈúÉ÷ ìÀîÈø" (éùòéäå ä,ë). åÇòÂìÅéäÆí ðÆàÁîÈø "äÇòÉæÀáÄéí, àÈøÀçåÉú éÉùÑÆø--ìÈìÆëÆú, áÌÀãÇøÀëÅé-çÉùÑÆêÀ" (îùìé á,éâ). 1 Para aquellos cuyo cuerpo está enfermo lo amargo sabe a dulce y lo dulce a amargo. Y hay entre ellos quien ansía y apetece los alimentos inapropiados para el consumo como el polvo y el carbón, y odia los buenos como el pan y la carne, todo depende de cuán enfermo esté. Asimismo aquellos humanos cuyas mentes están enfermas ansían y aman las cualidades malignas, y odian el buen sendero, teniendo pereza de seguirle ya que les resulta muy duro debido a su enfermedad. Y así lo dice Iesh`aiahu acerca de esa gente: "¡Ay de quienes consideran a lo malo bueno y a lo bueno malo; hacen de la luz tiniebla y de la tiniebla luz, hacen lo dulce amargo y lo amargo dulce!" (Is. 5:20). Y acerca de ellos está escrito: "Quienes abandonan las buenas sendas para andar por las oscuras" (Pr. 2:13).
á åÌîÇä äÄéà úÌÇ÷ÌÈðÇú çåÉìÅé ðÀôÈùÑåÉú--éÅìÀëåÌ àÅöÆì äÇçÂëÈîÄéí, ùÑÀäÆí øåÉôÀàÅé äÇðÌÀôÈùÑåÉú, åÄéøÇôÌÀàåÌ çÈìÀéÈí áÌÀãÅòåÉú, ùÑÆîÌÀìÇîÌÀãÄéï àåÉúÈí òÇã ùÑÆéÌÇçÀæÄéøåÌí ìÇãÌÆøÆêÀ äÇèÌåÉáÈä. åÀäÇîÌÇëÌÄéøÄéí áÌÇãÌÅòåÉú äÈøÈòåÉú ùÑÆìÌÈäÆí, åÀàÅéðÈí äåÉìÀëÄéí àÅöÆì äÇçÂëÈîÄéí ìÀøÇôÌÅà àåÉúÈí--òÂìÅéäÆí àÈîÇø ùÑÀìÉîÉä, "åÌîåÌñÈø, àÁåÄéìÄéí áÌÈæåÌ" (îùìé à,æ). 2 Y ¿cúal es la panacea para los enfermos mentales? acudirán a los Sabios que tratan tales males, ellos les curarán de su dolencia enseñándoles cualidades que les devolverán al buen sendero. Y, acerca de aquellos conscientes de sus cualidades perniciosas que no acuden a los Sabios para curárselas, dijo Shelomó: "...y la moralidad las desprecian los tontos" (Pr. 1:7).
â [á] åÀëÅéöÇã äÄéà øÀôåÌàÈúÈí: îÄé ùÑÀäåÌà áÌÇòÇì çÅîÈä--àåÉîÀøÄéí ìåÉ ìÀäÇðÀäÄéâ òÇöÀîåÉ ùÑÀàÄí äËëÌÈä åÀ÷ËìÌÇì, ìÉà éÇøÀâÌÄéùÑ ëÌÀìÈì, åÀéÅìÅêÀ áÌÀãÆøÆêÀ æåÉ æÀîÈï îÀøËáÌÆä, òÇã ùÑÆúÌÅòÈ÷Åø äÇçÅîÈä îÄìÌÄáÌåÉ. åÀàÄí äÈéÈä âÌÀáÇäÌ ìÅá--éÇðÀäÄéâ òÇöÀîåÉ áÌÀáÄæÌÈéåÉï äÇøÀáÌÅä, åÀéÅùÑÅá ìÀîÇèÌÈä îÄï äÇëÌÉì, åÀéÄìÀáÌÉùÑ áÌÀìåÉéÅé ñÀçÈáåÉú äÇîÌÀáÇæÌÄéï àÆú ìåÉáÀùÑÅéäÆï, åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÄãÀáÈøÄéí àÅìÌåÌ: òÇã ùÑÆéÌÅòÈ÷Åø âÌÉáÇäÌ äÇìÌÅá îÄîÌÆðÌåÌ, åÀéÇçÀæÉø ìÇãÌÆøÆêÀ äÈàÆîÀöÈòÄéú, ùÑÀäÄéà ãÌÆøÆêÀ äÇèÌåÉáÈä; åÀìÄëÀùÑÆéÌÇçÀæÉø ìÇãÌÆøÆêÀ äÈàÆîÀöÈòÄéú, éÅìÅêÀ áÌÈäÌ ëÌÈì éÈîÈéå. 3 Y ¿cúal es su cura? al irascible le indican que se acostumbre a que si es golpeado o insultado no sienta nada, y así se comportará mucho tiempo, hasta que desarraigue la ira de su corazón. Y si se trata de un orgulloso se impondrá un gran oprobio, sentándose en lugares irrelevantes y vistiendo harapos gastados que oprobian a quienes los llevan, y cosas por el estilo; hasta que se desarraigue el orgullo de su corazón y vuelva al sendero intermedio, que es el buen camino, y cuando lo haga perdurará en él todos sus días.
ã åÀòÇì ÷Çå æÆä éÇòÂùÒÆä áÌÄùÑÀàÈø ëÌÈì äÇãÌÅòåÉú: àÄí äÈéÈä øÈçåÉ÷ ìÇ÷ÌÈöÆä äÈàÆçÈã, éÇøÀçÄé÷ òÇöÀîåÉ ìÇ÷ÌÈöÆä äÇùÌÑÅðÄé, åÀéÄðÀäÉâ áÌåÉ æÀîÈï îÀøËáÌÆä òÇã ùÑÆéÌÇçÀæÉø ìÇãÌÆøÆêÀ äÇèÌåÉáÈä, åÀäÄéà îÄãÌÈä áÌÅéðåÉðÄéú ùÑÆáÌÀëÈì ãÌÅòÈä åÀãÅòÈä 4 Según esa línea de conducta actuará respecto del resto de las cualidades, si se hallaba en un extremo, se alejará del mismo hasta el extremo contrario, comportándose así por mucho tiempo hasta que regrese al buen camino que es la actitud intermedia de cada cualidad.
ä [â] åÀéÅùÑ ãÌÅòåÉú ùÑÆàÈñåÌø ìåÉ ìÈàÈãÈí ìÄðÀäÉâ áÌÈäÆï áÌÀáÅéðåÉðÄéú, àÅìÈà éÄúÀøÇçÇ÷ òÇã äÇ÷ÌÈöÆä äÈàÇçÅø--åÀäåÌà âÌÉáÇäÌ äÇìÌÅá, ùÑÀàÅéï äÇãÌÆøÆêÀ äÇèÌåÉáÈä ùÑÆéÌÄäÀéÆä äÈàÈãÈí òÈðÈå áÌÄìÀáÈã, àÅìÈà ùÑÆéÌÄäÀéÆä ùÑÀôÇì øåÌçÇ, åÀúÄäÀéÆä øåÌçåÉ ðÀîåÌëÈä ìÄîÀàåÉã. åÌìÀôÄéëÌÈêÀ ðÆàÁîÈø áÌÀîÉùÑÆä øÇáÌÅðåÌ "òÈðÈå îÀàÉã" (áîãáø éá,â), åÀìÉà ðÆàÁîÈø òÈðÈå áÌÄìÀáÈã. åÌìÀôÄéëÌÈêÀ öÄåÌåÌ çÂëÈîÄéí, îÀàåÉã îÀàåÉã äÁåÄé ùÑÀôÇì øåÌçÇ. åÀòåÉã àÈîÀøåÌ ùÑÆëÌÈì äÇîÌÇâÀáÌÄéäÌÇ ìÄáÌåÉ--ëÌÈôÇø áÌÈòÄé÷Èø, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÀøÈí, ìÀáÈáÆêÈ; åÀùÑÈëÇçÀúÌÈ àÆú-ä' àÁìÉäÆéêÈ" (ãáøéí ç,éã). åÀòåÉã àÈîÀøåÌ áÌÀùÑÇîÀúÌÈà ãÌÀàÄéú áÌÅéäÌ âÌÇñÌåÌú äÈøåÌçÇ, åÀàÇôÄìÌåÌ îÄ÷ÀöÈúÈäÌ. 5 Pero hay cualidades respecto de las cuales le es prohibido al hombre seguir las intermedias sino se les alejará hasta el lado opuesto. Una es el orgullo, ya que no es bueno que sea simplemente humilde, sino que sea sumiso, extremadamente sumiso. Por eso está escrito acerca de Moshé, nuestro Maestro "muy humilde" (Nm. 12:3), no tan solo “humilde”. Por eso ordenaron los Sabios “¡se muy, pero muy sumiso!” Y además dijeron que todo orgulloso apostató del principio, como está escrito: "Y soberbiarás, y olvidarás al Señor, tu Dios" (Dt. 8:14). Y además dijeron “¡herem al orgulloso!”, e incluso si lo es tan solo un poco.
å åÀëÅï äÇëÌÇòÇñ, ãÌÅòÈä øÈòÈä äÄéà òÇã ìÄîÀàåÉã; åÀøÈàåÌé ìÈàÈãÈí ùÑÆéÌÄúÀøÇçÇ÷ îÄîÌÆðÌÈä òÇã äÇ÷ÌÈöÆä äÈàÇçÅø, åÄéìÇîÌÇã òÇöÀîåÉ ùÑÆìÌÉà éÄëÀòÉñ, åÀàÇôÄìÌåÌ òÇì ãÌÈáÈø ùÑÆøÈàåÌé ìÄëÀòÉñ òÈìÈéå. åÀàÄí øÈöÈä ìÀäÇèÌÄéì àÅéîÈä òÇì áÌÈðÈéå åÌáÀðÅé áÌÅéúåÉ, àåÉ òÇì äÇöÌÄáÌåÌø àÄí äÈéÈä ôÌÇøÀðÈñ, åÀøÈöÈä ìÄëÀòÉñ òÂìÅéäÆí, ëÌÀãÅé ùÑÆéÌÇçÀæÀøåÌ ìÇîÌåÌèÈá--éÇøÀàÆä òÇöÀîåÉ áÌÄôÀðÅéäÆí ùÑÀäåÌà ëÌåÉòÅñ ëÌÀãÅé ìÀéÇñÌÀøÈí, åÀúÄäÀéÆä ãÌÇòÀúÌåÉ îÀéËùÌÑÆáÆú áÌÅéðåÉ ìÀáÅéï òÇöÀîåÉ, ëÌÀàÈãÈí ùÑÀäåÌà îÄãÌÇîÌÆä àÄéùÑ áÌÀùÑÈòÇú ëÌÇòÀñåÉ, åÀäåÌà àÅéðåÌ ëÌåÉòÅñ. 6 Asimismo la ira es una cualidad extremadamente mala, siendo imprescindible que la persona se le aleje hasta el extremo opuesto enseñándose a no enojarse incluso debido a un cosa que lo justificara. Y si quisiese inculcarles temor a sus hijos y los miembros de su familia o al pueblo, si fuera un dirigente comunitario, y quisiera enfadarse con ellos para que retornasen al bien, se les presentará aparentando enojo para amonestarles mientras se mantiene a sí mismo calmo, como un hombre que aparenta enfado aunque no lo está.
æ àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí äÈøÄàùÑåÉðÄéí, ëÌÈì äÇëÌåÉòÅñ, ëÌÀàÄìÌåÌ òåÉáÅã òÂáåÉãÈä æÈøÈä. åÀàÈîÀøåÌ ùÑÆëÌÈì äÇëÌåÉòÅñ--àÄí çÈëÈí äåÌà, çÈëÀîÈúåÉ îÄñÀúÌÇìÌÆ÷Æú îÄîÌÆðÌåÌ, åÀàÄí ðÈáÄéà äåÌà, ðÀáåÌàÈúåÉ îÄñÀúÌÇìÌÆ÷Æú îÄîÌÆðÌåÌ. áÌÇòÂìÅé ëÌÇòÇñ, àÅéï çÇéÌÅéäÆí çÇéÌÄéí; ìÀôÄéëÌÈêÀ öÄåÌåÌ ìÀäÄúÀøÇçÇ÷ îÄï äÇëÌÇòÇñ, òÇã ùÑÆéÌÇðÀäÄéâ òÇöÀîåÉ ùÑÆìÌÉà éÇøÀâÌÄéùÑ àÇôÄìÌåÌ ìÄãÀáÈøÄéí äÇîÌÇëÀòÄéñÄéí. åÀæåÉ äÄéà äÇãÌÆøÆêÀ äÇèÌåÉáÈä, åÀãÆøÆêÀ äÇöÌÇãÌÄé÷Äéí: äÆï òÂìåÌáÄéï, åÀàÅéðÈï òåÉìÀáÄéï; ùÑåÉîÀòÄéï çÆøÀôÌÈúÈí, åÀàÅéðÈï îÀùÑÄéáÄéï; òåÉùÒÄéï îÅàÇäÂáÈä, åÌùÒÀîÅçÄéï áÌÇéÌÄñÌåÌøÄéí. òÂìÅéäÆí äÇëÌÈúåÌá àåÉîÅø, "åÀàÉäÂáÈéå, ëÌÀöÅàú äÇùÌÑÆîÆùÑ áÌÄâÀáËøÈúåÉ" (ùåôèéí ä,ìà). 7 Dijero los antiguos Sabios: “quien se enfada es como si idolatrara” Además dijeron que: “si aquel que se enfada fuera un Sabio, su sabiduría le abandona y si fuera un profeta, su profecía le abandona” La vida de los iracundos no es vida, por eso nos ordenaron alejarnos del enojo hasta que nos comportemos de modo tal que ni siquiera nos afecten las cosas que enfadan. Siendo tal la buena senda, la de los justos: “son ofendidos, pero no ofenden, escuchan como son deshonrados sin responder” lo hacen todo por amor y felizmente soportan su sufrimiento. A su respecto dice la Escritura: "y los que le aman son como el sol en su esplendor" (Jc. 5:31).
ç [ã] ìÀòåÉìÈí éÇøÀáÌÆä àÈãÈí áÌÄùÑÀúÄé÷Èä, åÀìÉà éÀãÇáÌÇø àÅìÈà áÌÄãÀáÇø çÈëÀîÈä àåÉ áÌÄãÀáÈøÄéí ùÑÀäåÌà öÈøÄéêÀ ìÈäÆï ìÀçÇéÌÅé âÌåÌôåÉ. àÈîÀøåÌ òÇì øÈá úÌÇìÀîÄéã øÇáÌÅðåÌ äÇ÷ÌÈãåÉùÑ, ùÑÆìÌÉà ùÒÈç ùÒÄéçÈä áÌÀèÅìÈä ëÌÈì éÈîÈéå--åÀæåÉ äÄéà ùÒÄéçÇú øÉá ëÌÈì àÈãÈí. åÀàÇôÄìÌåÌ áÌÀöÈøÀëÌÅé äÇâÌåÌó, ìÉà éÇøÀáÌÆä àÈãÈí ãÌÀáÈøÄéí. åÀòÇì æÆä öÄåÌåÌ çÂëÈîÄéí åÀàÈîÀøåÌ, ëÌÈì äÇîÌÇøÀáÌÆä ãÌÀáÈøÄéí, îÅáÄéà çÅèÀà; åÀàÈîÀøåÌ ìÉà îÈöÈàúÄé ìÇâÌåÌó èåÉá, àÅìÈà ùÑÀúÄé÷Èä. 8 Siempre ha de procurarse estar en silencio, no mencionando sino cosas sabias o necesarias para la vida corporal. Dijeron acerca de Rav, un alumno de Rabenu ha-Qadosh, que en toda su vida no mencionó nada vano, siendo ésa la charla corriente de la mayoría de los hombres. E incluso respecto de las necesidades corporales no ha de hablarse demasiado. Al respecto nos ordenaron los Sabios diciendo: “el hablar en demasía acarrea transgresiones”, y dijeron: “no hallé para el cuerpo nada mejor que el silencio”.
è åÀëÅï áÌÀãÄáÀøÅé úÌåÉøÈä åÌáÀãÄáÀøÅé çÈëÀîÈä--éÄäÀéåÌ ãÌÄáÀøÅé äÆçÈëÈí îåÌòÈèÄéí, åÀòÄðÀéÀðÅéäÆí îÀøËáÌÄéí. åÀäåÌà ùÑÆöÌÄåÌåÌ çÂëÈîÄéí åÀàÈîÀøåÌ, ìÀòåÉìÈí éÄùÑÀðÆä àÈãÈí ìÀúÇìÀîÄéãåÉ ãÌÆøÆêÀ ÷ÀöÈøÈä. àÂáÈì àÄí äÈéåÌ äÇãÌÀáÈøÄéí îÀøËáÌÄéí åÀäÈòÄðÀéÈï îåÌòÈè, äÂøÅé æåÉ ñÄëÀìåÌú; åÀòÇì æÆä ðÆàÁîÈø "ëÌÄé áÌÈà äÇçÂìåÉí, áÌÀøÉá òÄðÀéÈï; åÀ÷åÉì ëÌÀñÄéì, áÌÀøÉá ãÌÀáÈøÄéí" (÷åäìú ä,á). 9 Asimismo, respecto del estudio de la Torá las palabras del Sabio serán breves, pero su contenido abundante. Eso fue lo que ordenaron los Sabios al decir: “siempre le enseñará uno a su alumno abreviando”. Ya que si se explaya exageradamente acerca de cosas de escaso contenido, eso es una estupidez, y al respecto está escrito: "Pues viene el sueño con demasiado contenido, y la voz del estupido con demasiadas palabras" (Qo. 5:2).
é [ä] ñÀéÈâ ìÇçÈëÀîÈä, ùÑÀúÄé÷Èä. ìÀôÄéëÌÈêÀ ìÉà éÀîÇäÇø ìÀäÈùÑÄéá, åÀìÉà éÇøÀáÌÆä ìÀãÇáÌÇø; åÄéìÇîÌÇã ìÇúÌÇìÀîÄéãÄéí áÌÀùÑåÌáÈä åÈðÇçÇú, áÌÀìÉà öÀòÈ÷Èä, áÌÀìÉà àÂøÄéëåÌú ìÈùÑåÉï. äåÌà ùÑÆùÌÑÀìÉîÉä àåÉîÅø, "ãÌÄáÀøÅé çÂëÈîÄéí, áÌÀðÇçÇú ðÄùÑÀîÈòÄéí" (÷åäìú è,éæ). 10 A la sabiduría la resguarda el silencio. Por lo tanto no responderá a prisa, ni hablará en demasía y le enseñará a sus alumnos con calma y amabilidad, sin gritar ni explayarse extensamente. Al respecto dice Shelomó: "Las palabras del Sabio son oídas por su afabilidad" (Qo. 9:17).
éà [å] àÈñåÌø ìÈàÈãÈí ìÀäÇðÀäÄéâ òÇöÀîåÉ áÌÀãÄáÀøÅé çÂìÈ÷åÉú åÌôÄúÌåÌé. åÀìÉà úÄäÀéÆä àÇçÇú áÌÇôÌÆä åÀàÇçÇú áÌÇìÌÅá, àÅìÈà úÌåÉëåÉ ëÌÀáÈøåÉ; åÀäÈòÄðÀéÈï ùÑÆáÌÇìÌÅá, äåÌà äÇãÌÈáÈø ùÑÆáÌÇôÌÆä. åÀàÈñåÌø ìÄâÀðÉá ãÌÇòÇú äÇáÌÀøÄéÌåÉú, åÀàÇôÄìÌåÌ ãÌÇòÇú äÇâÌåÉé. 11 Está prohibido comportarse hipócrita y lisonjeramente, expresando su boca una cosa mientras su corazón siente otra, sino será íntegro, siendo aquello que tiene en su corazón lo que expresa su boca. Y está prohibido engañar a otros, e incluso a un gentil.
éá ëÌÅéöÇã--ìÉà éÄîÀëÌÉø ìÇâÌåÉé áÌÀùÒÇø ðÀáÅìÈä áÌÄëÀìÇì ùÑÀçåÌèÈä, åÀìÉà îÇðÀòÈì ùÑÆìÌÀîÅúÈä áÌÄîÀ÷åÉí îÇðÀòÈì ùÑÆìÌÄùÑÀçåÌèÈä. åÀìÉà éÀñÈøÇá áÌÇçÂáÅøåÉ ùÑÆéÌÉàëÇì àÆöÀìåÉ, åÀäåÌà éåÉãÅòÇ ùÑÀàÅéðåÌ àåÉëÅì, åÀéÇøÀáÌÆä ìåÉ áÌÀúÄ÷ÀøÉáÆú, åÀäåÌà éåÉãÅòÇ ùÑÀàÅéðåÌ îÀ÷ÇáÌÅì; åÀéÄôÀúÌÇç ìåÉ çÈáÄéÌåÉú ùÑÀäåÌà öÈøÄéêÀ ìÄôÀúÌÉçÇ àåÉúÈï ìÀîÈëÀøÈï, ëÌÀãÅé ìÀôÇúÌåÉúåÉ ùÑÆáÌÄùÑÀáÄéì ëÌÀáåÉãåÉ ôÌÈúÇç. åÀëÅï ëÌÈì ëÌÇéÌåÉöÆà áÌÀæÆä. àÇôÄìÌåÌ îÄìÌÈä àÇçÇú ùÑÆìÌÀôÄúÌåÌé åÀùÑÆìÌÄâÀðÅáÇú äÇãÌÇòÇú, àÂñåÌøÈä; àÅìÈà ùÒÀôÇú àÁîÆú åÀøåÌçÇ ðÈëåÉï, åÀìÅá èÈäåÉø îÄëÌÈì òÈîÈì åÀäÇåÌåÉú. 12 ¿A qué se refiere? a que no le venderá a un gentil carne de “nevelá” como si fuera de “shejutá” ni un calzado de muerta como si fuera uno de “shejutá”. Tampoco le rogará a su amigo que coma consigo sabiendo que no lo haría, ni le ofrecerá abundantes aperitivos sabiendo que no los aceptará, ni le abrirá toneles que necesita vender para hacerle creer que los ha abierto en su honor, ni hará nada por el estilo. Está prohibida cualquier expresión lisonjera o engañosa; sino ha de ser veraz la expresión, correcto el espíritu y el corazón puro, carente de toda maldad y engaño.
éâ [æ] ìÉà éÄäÀéÆä àÈãÈí áÌÇòÇì ùÒÀçåÉ÷ åÀäÆúÆì, åÀìÉà òÈöÅá åÀàåÉðÅï--àÅìÈà ùÒÈîÅçÇ. ëÌÈêÀ àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí, ùÒÀçåÉ÷ åÀ÷ÇìÌåÌú øÉàùÑ îÇøÀâÌÄéìÄéï ìÀòÆøÀåÈä. åÀöÄåÌåÌ ùÑÆìÌÉà éÀäÆà àÈãÈí ôÌÈøåÌõ áÌÄùÒÀçåÉ÷, åÀìÉà òÈöÅá åÌîÄúÀàÇáÌÅì; àÅìÈà îÇ÷ÀáÌÄéì àÆú ëÌÈì äÈàÈãÈí áÌÀñÅáÆø ôÌÈðÄéí éÈôåÉú. 13 No será uno ni guasón ni burlón, ni melancólico ni triste, sino feliz. Dijeron los Sabios: “la burla y la frivolidad conducen a las relaciones sexuales ilícitas”. Y ordenaron que no sea uno ni de caracter burlesco ni melancólico y doliente; sino que se dirija a toda persona con buen semblante.
éã åÀëÅï ìÉà éÄäÀéÆä áÌÇòÇì ðÆôÆùÑ øÀçÈáÈä, ðÄáÀäÈì ìÇäåÉï, åÀìÉà òÈöÅì åÌáÈèÅì îÄîÌÀìÈàëÈä, àÅìÈà áÌÇòÇì òÇéÄï èåÉáÈä: îÀòÇè òÂñÈ÷, åÀòåÉñÅ÷ áÌÇúÌåÉøÈä; åÀàåÉúåÉ äÇîÌÀòÇè ùÑÀäåÌà çÆìÀ÷åÉ, éÄùÒÀîÇç áÌåÉ. åÀìÉà éÄäÀéÆä ìÉà áÌÇòÇì ÷ÀèÈèÈä åÀìÉà áÌÇòÇì ÷ÄðÀàÈä, åÀìÉà áÌÇòÇì úÌÇàÂåÈä åÀìÉà øåÉãÅó àÇçÇø äÇëÌÈáåÉã. ëÌÈêÀ àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí, äÇ÷ÌÄðÀàÈä åÀäÇúÌÇàÂåÈä åÀäÇëÌÈáåÉã, îåÉöÄéàÄéï àÆú äÈàÈãÈí îÄï äÈòåÉìÈí. ëÌÀìÈìåÉ ùÑÆìÌÇãÌÈáÈø--éÅìÅêÀ áÌÇîÌÄãÌÈä äÇáÌÅéðåÉðÄéú ùÑÆáÌÀëÈì ãÌÅòÈä åÀãÅòÈä, òÇã ùÑÆéÌÄäÀéåÌ ëÌÈì ãÌÅòåÉúÈéå îÀëËåÌÈðåÉú áÌÈàÆîÀöÈòÄéú; åÀäåÌà ùÑÆùÌÑÀìÉîÉä àåÉîÅø, "åÀëÈì-ãÌÀøÈëÆéêÈ éÄëÌÉðåÌ" (îùìé ã,ëå). 14 Asimismo, no será uno ni ambicioso, sediento de riquezas, ni holgazán y ajeno a toda tarea, sino mesurado: un poco de trabajo y estudio de Torá, siendo feliz con lo poco que le toque. No será ni reñidor ni envidioso, ni vicioso ni anhelará la celebridad. Así lo dijeron los Sabios: “la envidia, el vicio y la celebridad le ocasionan al hombre la pérdida del mundo”. La regla a seguir es: “seguirá la actitud intermedia de cada cualidad de modo tal que todas le sean regidas por la media” tal como lo dice Shelomó: "y todos tus caminos serán ratificados" (Pr. 4:26).


ôÌÅøÆ÷ â Capítulo Tres

à ùÑÆîÌÆà éÉàîÇø àÈãÈí, äåÉàÄéì åÀäÇúÌÇàÂåÈä åÀäÇëÌÈáåÉã åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÈäÆï ãÌÆøÆêÀ øÈòÈä äÆï åÌîåÉöÄéàÄéï àÆú äÈàÈãÈí îÄï äÈòåÉìÈí, àÆôÀøÉùÑ îÅäÆï áÌÀéåÉúÅø åÀàÆúÀøÇçÇ÷ ìÇöÌÇã äÈàÇçÂøåÉï, òÇã ùÑÆìÌÉà éÉàëÇì áÌÈùÒÈø åÀìÉà éÄùÑÀúÌÆä éÇéÄï åÀìÉà éÄùÌÒÈà àÄùÌÑÈä åÀìÉà éÅùÑÅá áÌÀãÄéøÈä ðÈàÈä åÀìÉà éÄìÀáÌÉùÑ îÇìÀáÌåÌùÑ ðÈàÆä àÅìÈà äÇùÌÒÈ÷ åÀäÇöÌÆîÆø äÇ÷ÌÈùÑÆä åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÈäÆï, ëÌÀâåÉï ëÌåÌîÈøÅé àÁãåÉí--âÌÇí æåÉ ãÌÆøÆêÀ øÈòÈä äÄéà, åÀàÈñåÌø ìÅéìÅêÀ áÌÈäÌ. 1 No sea cosa que alguien llegue a la conclusión: “ya que el vicio y la celebridad y cosas por el estilo se consideran un mal camino que le ocasiona al hombre la pérdida del mundo, he de alejarme de ellos extremadamente” al punto de que no coma carne, ni beba vino, ni despose a una mujer, ni ocupe una vivienda agradable, ni vista prendas agradables sino el saco y el algodón rústico y cosas por el estilo, como los sacerdotes de Edom; éste también es un mal camino que está prohibido seguir.
á äÇîÌÀäÇìÌÅêÀ áÌÀãÆøÆêÀ æåÉ, ðÄ÷ÀøÈà çåÉèÆà: äÂøÅé äåÌà àåÉîÅø áÌÇðÌÈæÄéø, "åÀëÄôÌÆø òÈìÈéå, îÅàÂùÑÆø çÈèÈà òÇì-äÇðÌÈôÆùÑ" (áîãáø å,éà); àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí, åÌîÇä àÄí ðÈæÄéø ùÑÆìÌÉà ôÅøÇùÑ àÅìÈà îÄï äÇéÌÇéÄï, öÈøÄéêÀ ëÌÇôÌÈøÈä--äÇîÌåÉðÅòÇ òÇöÀîåÉ îÄëÌÈì ãÌÈáÈø, òÇì àÇçÇú ëÌÇîÌÈä åÀëÇîÌÈä. 2 A quien siga tal camino se le considera un pecador, ya que Él dice respecto del nazir: "y le expiará por haber pecado respecto del alma" (Nm. 6:11); dijeron los Sabios: “si el nazir que no se abstuvo sino del vino necesita expiación ¿no la necesitará quien se abstenga de todo?”.
â ìÀôÄéëÌÈêÀ öÄåÌåÌ çÂëÈîÄéí ùÑÆìÌÉà éÄîÀðÇò àÈãÈí òÇöÀîåÉ àÅìÈà îÄãÌÀáÈøÄéí ùÑÆîÌÈðÀòÈä äÇúÌåÉøÈä áÌÄìÀáÈã, åÀìÉà éÄäÀéÆä àåÉñÅø òÇöÀîåÉ áÌÄðÀãÈøÄéí åÌáÄùÑÀáåÌòåÉú òÇì ãÌÀáÈøÄéí äÇîÌËúÌÈøÄéí. ëÌÈêÀ àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí, ìÉà ãÌÇéÌÆéêÈ îÇä ùÑÆàÈñÀøÈä úÌåÉøÈä, àÅìÈà ùÑÆàÇúÌÈä àåÉñÅø òÈìÆéêÈ ãÌÀáÈøÄéí àÂçÅøÄéí. 3 Por lo tanto ordenaron los Sabios que uno no se abstenga sino de aquello que la Torá nos veda y no se prohiba a sí mismo, por votos y juramentos, cosas permitidas. Así dijeron los Sabios: “¿no te es suficiente lo que te prohibió la Torá que te prohibes aún más cosas?”.
ã åÌáÇëÌÀìÈì äÇæÌÆä, àÅìÌåÌ ùÑÆîÌÄúÀòÇðÌÄéï úÌÈîÄéã--àÅéðÈï áÌÀãÆøÆêÀ èåÉáÈä, åÀàÈñÀøåÌ çÂëÈîÄéí ùÑÆéÌÀäÆà àÈãÈí îÀñÇâÌÅó òÇöÀîåÉ áÌÀúÇòÀðÄéú. åÀòÇì ëÌÈì äÇãÌÀáÈøÄéí äÈàÅìÌåÌ åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÈäÆï, öÄåÌÈä ùÑÀìÉîÉä åÀàÈîÇø, "àÇì-úÌÀäÄé öÇãÌÄé÷ äÇøÀáÌÅä, åÀàÇì-úÌÄúÀçÇëÌÇí éåÉúÅø: ìÈîÌÈä, úÌÄùÌÑåÉîÅí" (÷åäìú æ,èæ). 4 Dicha pauta incluye a quienes acostumbran a ayunar ya que no están en el buen camino, habiendo prohibido los Sabios que uno se atormente ayunando. Y respecto de tales cosas, y otras por el estilo, ordenó Shelomó: "¡No seas demasiado justo ni sabio en exceso!¿por qué te destruirás?" (Qo. 7:16).
ä [á] öÈøÄéêÀ äÈàÈãÈí ùÑÆéÌÀëÇåÌÇï ëÌÈì îÇòÂùÒÈéå, ëÌËìÌÈí, ëÌÀãÅé ìÅéãÇò àÆú äÇùÌÑÅí áÌÈøåÌêÀ äåÌà, áÌÄìÀáÈã; åÀéÄäÀéÆä ùÑÄáÀúÌåÉ åÀ÷åÌîåÉ åÀãÄáÌåÌøåÉ, äÇëÌÉì ìÀòËîÌÇú æÆä äÇãÌÈáÈø. ëÌÅéöÇã--ëÌÀùÑÆéÌÄùÌÒÈà åÀéÄúÌÅï àåÉ éÇòÂùÒÆä îÀìÈàëÈä ìÄèÌÉì ùÒÈëÈø, ìÉà éÄäÀéÆä áÌÀìÄáÌåÉ ÷ÄáÌåÌõ îÈîåÉï áÌÄìÀáÈã, àÅìÈà éÇòÂùÒÆä ãÌÀáÈøÄéí äÇìÌÈìåÌ ëÌÀãÅé ùÑÆéÌÄîÀöÈà ãÌÀáÈøÄéí ùÑÆäÇâÌåÌó öÈøÄéêÀ ìÈäÆï, îÅàÂëÄéìÈä åÌùÑÀúÄéÌÈä åÄéùÑÄéáÇú áÌÇéÄú åÌðÀùÒÄéàÇú àÄùÌÑÈä. 5 El hombre debe realizar todas sus acciones solo con la meta de la comprensión de ha-Shem, bendito Sea; teniéndola presente tanto al sentarse como al levantarse y al hablar. ¿Cómo ha de hacerse tal cosa? cuando negocie o realice una tarea por un sueldo no será su intención tan solo acumular dinero sino hará tales cosas para obtener sus necesidades corporales como la comida, la bebida, una vivienda y el desposar a una mujer.
å åÀëÅï ëÌÀùÑÆéÌÉàëÇì åÀéÄùÑÀúÌÆä åÀéÄáÀòÉì, ìÉà éÈùÒÄéí òÇì ìÄáÌåÉ ìÇòÂùÒåÉú ãÌÀáÈøÄéí äÇìÌÈìåÌ, ëÌÀãÅé ìÅäÈðåÉú áÌÄìÀáÈã, òÇã ùÑÆðÌÄîÀöÈà ùÑÀàÅéðåÌ àåÉëÅì åÀùÑåÉúÆä àÅìÈà äÇîÌÈúåÉ÷ ìÇçÅêÀ åÀéÄáÀòÉì ëÌÀãÅé ìÅäÈðåÉú; àÅìÈà éÈùÒÄéí òÇì ìÄáÌåÉ ùÑÆéÌÉàëÇì åÀéÄùÑÀúÌÆä, ëÌÀãÅé ìÀäÇáÀøåÉú âÌåÌôåÉ åÀàÅáÈøÈéå áÌÄìÀáÈã. ìÀôÄéëÌÈêÀ ìÉà éÉàëÇì ëÌÈì ùÑÆäÇçÅêÀ îÄúÀàÇåÌÆä, ëÌÀîåÉ äÇëÌÆìÆá åÀäÇçÂîåÉø, àÅìÈà éÉàëÇì ãÌÀáÈøÄéí äÇîÌåÉòÄéìÄéí ìåÉ, àÄí îÈøÄéí àÄí îÀúåÌ÷Äéí. åÀìÉà éÉàëÇì ãÌÀáÈøÄéí äÈøÈòÄéí ìÇâÌåÌó, àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÀäÆï îÀúåÌ÷Äéí ìÇçÅêÀ. 6 Asimismo, cuando coma, beba o cohabite, no será su fin hacer tales cosas sólo por mero placer, a tal punto que no coma ni beba sino lo dulce al paladar y cohabite por placer; sino será su finalidad que coma y beba sólo por la salubridad de su cuerpo y sus miembros. Por lo tanto no comerá todo aquello que desee el paladar, cual un perro y un burro, sino comerá cosas beneficiosas tanto amargas como dulces. Y no comerá cosas malas para el cuerpo aunque sean dulces al paladar.
æ ëÌÅéöÇã: îÄé ùÑÆäÈéÈä áÌÀùÒÈøåÉ çÇí--ìÉà éÉàëÇì áÌÈùÒÈø åÀìÉà ãÌÀáÇùÑ åÀìÉà éÄùÑÀúÌÆä éÇéÄï, ëÌÀòÄðÀéÇï ùÑÆàÈîÇø ùÑÀìÉîÉä ãÌÆøÆêÀ îÈùÑÈì "àÈëÉì ãÌÀáÇùÑ äÇøÀáÌåÉú ìÉà-èåÉá" (îùìé ëä,ëæ), åÀùÑåÉúÆä îÅé äÈòËìÀùÑÄéï, àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÀäåÌà îÇø: ùÑÆðÌÄîÀöÈà ùÑÀäåÌà àåÉëÅì åÀùÑåÉúÆä ãÌÆøÆêÀ øÀôåÌàÈä áÌÄìÀáÈã ëÌÀãÅé ùÑÆéÌÇáÀøÄéà åÀéÇòÂîÉã ùÑÈìÅí, äåÉàÄéì åÀàÅé àÄôÀùÑÈø ìÈàÈãÈí ìÄçÀéåÉú àÅìÈà áÌÇàÂëÄéìÈä åÌùÑÀúÄéÌÈä. 7 ¿A qué se refiere? aquel de gran calor corporal no comerá ni carne ni miel, ni beberá vino, cual lo dijera ejemplificatoriamente Shelomó: "El comer miel aumenta lo no bueno" (Pr. 25:27), y toma jugo de ajenjo, a pesar de que es amargo. De modo tal que come y bebe tan solo saludablemente para curarse y permanecer sano ya que es imposible para el hombre vivir sino comiendo y bebiendo.
ç åÀëÅï ëÌÀùÑÆéÌÄáÀòÉì, ìÉà éÄáÀòÉì àÅìÈà ëÌÀãÅé ìÀäÇáÀøåÉú âÌåÌôåÉ åÌëÀãÅé ìÀ÷ÇéÌÇí àÆú äÇæÌÆøÇò; ìÀôÄéëÌÈêÀ àÅéðåÌ áÌåÉòÅì ëÌÈì æÀîÈï ùÑÆéÌÄúÀàÇåÌÆä, àÅìÈà áÌÀëÈì òÅú ùÑÆéÌÅãÇò ùÑÀäåÌà öÈøÄéêÀ ìÀäåÉöÄéà ùÑÄëÀáÇú æÆøÇò ëÌÀîåÉ ãÌÆøÆêÀ äÈøÄôÀàåÌú, àåÉ ìÀ÷ÇéÌÇí àÆú äÇæÌÆøÇò. 8 Asimismo, cuando cohabite no lo hará sino por la salud de su cuerpo y para procrear; de modo tal que no cohabite cada vez que lo desea sino cuando sepa que le es saludable eyacular o para procrear.
è [â] äÇîÌÇðÀäÄéâ òÇöÀîåÉ òÇì ôÌÄé äÈøÀôåÌàÈä--àÄí ùÒÈí òÇì ìÄáÌåÉ ùÑÆéÌÄäÀéÆä ëÌÈì âÌåÌôåÉ åÀàÅáÈøÈéå ùÑÀìÅîÄéí çÂæÈ÷Äéí áÌÄìÀáÈã, åÀùÑÆéÌÄäÀéåÌ ìåÉ áÌÈðÄéí òåÉùÒÄéï îÀìÇàëÀúÌåÉ åÇòÂîÅìÄéï ìÀöÈøÀëÌåÉ--àÅéï æåÉ ãÌÆøÆêÀ èåÉáÈä. àÅìÈà éÈùÒÄéí òÇì ìÄáÌåÉ ùÑÆéÌÀäÆà âÌåÌôåÉ ùÑÈìÅí çÈæÈ÷, ëÌÀãÅé ùÑÆúÌÄäÀéÆä ðÇôÀùÑåÉ éÀùÑÈøÈä ìÈãÇòÇú àÆú ä', ùÑÀàÅé àÄôÀùÑÈø ùÑÆéÌÈáÄéï åÀéÄùÒÀúÌÇëÌÇì áÌÇçÈëÀîåÉú, åÀäåÌà çåÉìÆä àåÉ àÆçÈã îÅàÅáÈøÈéå ëÌåÉàÅá; åÀéÈùÒÄéí òÇì ìÄáÌåÉ ùÑÆéÌÄäÀéÆä ìåÉ áÌÅï, àåÌìÇé éÄäÀéÆä çÈëÈí åÀâÈãåÉì áÌÀéÄùÒÀøÈàÅì. 9 No es bueno que el cometido de aquel que se rige por la salubridad sea tan solo poseer un cuerpo y miembros íntegros y fuertes y tener hijos que trabajen para él y le sirvan, sino su meta será lograr integridad y fortaleza físicas para que su alma sea recta y conocedora de Dios ya que es imposible que sea un entendedor de las ciencias estando enfermo y padeciendo de doloridos miembros; y procurará tener un hijo, quizás sea un gran sabio de Israel.
é ðÄîÀöÈà äÇîÌÀäÇìÌÅêÀ áÌÀãÆøÆêÀ æåÉ ëÌÈì éÈîÈéå ëÌËìÌÈï, òåÉáÅã àÆú ä' úÌÈîÄéã, àÇôÄìÌåÌ áÌÀùÑÈòÈä ùÑÆðÌåÉùÒÅà åÀðåÉúÅï, åÀàÇôÄìÌåÌ áÌÀùÑÈòÈä ùÑÆáÌåÉòÅì--îÄôÌÀðÅé ùÑÆîÌÇçÀùÑÇáÀúÌåÉ áÌÇëÌÉì, ëÌÀãÅé ùÑÆéÌÄîÀöÈà öÀøÈëÈéå òÇã ùÑÆéÌÄäÀéÆä âÌåÌôåÉ ùÑÈìÅí ìÇòÂáÉã àÆú ä'. 10 De hecho quien se comporte así todos sus días siempre sirve a Dios, incluso cuando negocia y cohabita, ya que al hacer cualquier cosa su mente está concentrada en el hallazgo de lo que le sea necesario para obtener la integridad corporal necesaria para servir a Dios.
éà åÀàÇôÄìÌåÌ áÌÀùÑÈòÈä ùÑÀäåÌà éÈùÑÅï, àÄí éÈùÑÅï ìÇãÌÇòÇú ëÌÀãÅé ùÑÆúÌÈðåÌçÇ ãÌÇòÀúÌåÉ òÈìÈéå, åÀéÈðåÌçÇ âÌåÌôåÉ ëÌÀãÅé ùÑÆìÌÉà éÆçÁìÆä, åÀìÉà éåÌëÇì ìÇòÂáÉã àÆú ä' åÀäåÌà çåÉìÆä--ðÄîÀöÅàú ùÑÄéðÈä ùÑÆìÌåÉ, òÂáåÉãÈä ìÇîÌÈ÷åÉí áÌÈøåÌêÀ äåÌà. åÀòÇì òÄðÀéÈï æÆä öÄåÌåÌ çÂëÈîÄéí åÀàÈîÀøåÌ, åÀëÈì îÇòÂùÒÆéêÈ, éÄäÀéåÌ ìÀùÑÅí ùÑÈîÇéÄí; åÀäåÌà ùÑÆàÈîÇø ùÑÀìÉîÉä áÌÀçÈëÀîÈúåÉ, "áÌÀëÈì-ãÌÀøÈëÆéêÈ ãÈòÅäåÌ" (îùìé â,å). 11 E incluso al dormir, si lo hace concentrándose en que su mente repose y también lo haga su cuerpo para que no enferme, ya que no podrá servir a Dios estando enfermo, su sueño será un servicio a Dios, bendito Sea. Y al referirse a ésto ordenaron los Sabios diciendo: “y que todas tus acciones sean por servir al Cielo”; siendo éso lo que dijo Shelomó, en su sabiduría: "Reconócele en todos tus caminos" (Pr. 3:6).


ôÌÅøÆ÷ ã Capítulo Cuatro

à äåÉàÄéì åÇäÂåÈéÇú äÇâÌåÌó áÌÈøÄéà åÀùÑÈìÅí, îÄãÌÇøÀëÅé ä' äåÌà, ùÑÆäÂøÅé àÅé àÄôÀùÑÈø ùÑÆéÌÈáÄéï àåÉ éÅãÇò, åÀäåÌà çåÉìÆä--öÈøÄéêÀ àÈãÈí ìÀäÇøÀçÄé÷ òÇöÀîåÉ îÄãÌÀáÈøÄéí äÇîÌÀàÇáÌÀãÄéï àÆú äÇâÌåÌó, åÌìÀäÇðÀäÄéâ òÇöÀîåÉ áÌÄãÀáÈøÄéí äÇîÌÇáÀøÄéí äÇîÌÇçÂìÄéîÄéí; åÀàÅìÌåÌ äÆï: 1 Como la salud e integridad del cuerpo son parte integral del “Sendero de ha-Shem” ya que es imposible que uno entienda o comprenda estando enfermo. Entonces debe el hombre alejarse de toda cosa que perjudique al cuerpo y acostumbrarse a aquello que le es saludable y revitalizador, tratándose de:
á ìÀòåÉìÈí ìÉà éÉàëÇì àÈãÈí, àÅìÈà ëÌÄùÑÀäåÌà øÈòÅá; åÀìÉà éÄùÑÀúÌÆä, àÅìÈà ëÌÄùÑÀäåÌà öÈîÅà. åÀàÇì éÇùÑÀäÆä ðÀ÷ÈáÈéå, åÀàÇôÄìÌåÌ øÆâÇò àÆçÈã, àÅìÈà ëÌÈì æÀîÈï ùÑÆöÌÈøÄéêÀ ìÀäÇùÑÀúÌÄéï àåÉ ìÀäÈñÅêÀ àÆú øÇâÀìÈéå, éÇòÂîÉã îÄéÌÈã. 2 que nunca coma uno sino al tener hambre, ni tampoco beberá sino al tener sed. Tampoco demorará uno en ir de cuerpo, ni siquiera un instante, sino en cuanto deba orinar o defecar lo hará.
â [á] ìÉà éÉàëÇì àÈãÈí òÇã ùÑÆúÌÄúÀîÇìÌÅà ëÌÀøÅñåÉ, àÅìÈà éÄôÀçÉú ëÌÀîåÉ øÀáÄéòÇ îÄùÌÒÈáÀòÈúåÉ. åÀìÉà éÄùÑÀúÌÆä îÇéÄí áÌÀúåÉêÀ äÇîÌÈæåÉï, àÅìÈà îÀòÇè åÌîÈæåÌâ áÌÀéÇéÄï; åÌëÀùÑÆéÌÇúÀçÄéì äÇîÌÈæåÉï ìÀäÄúÀàÇëÌÇì áÌÀîÅòÈéå, ùÑåÉúÆä îÇä ùÑÀäåÌà öÈøÄéêÀ ìÄùÑÀúÌåÉú. åÀìÉà éÇøÀáÌÆä ìÄùÑÀúÌåÉú îÇéÄí, àÇôÄìÌåÌ ëÌÀùÑÆéÌÄúÀàÇëÌÇì äÇîÌÈæåÉï. åÀìÉà éÉàëÇì òÇã ùÑÆéÌÄáÀãÌÉ÷ òÇöÀîåÉ éÈôÆä éÈôÆä, ùÑÆîÌÆà éÄäÀéÆä öÈøÄéêÀ ìÄðÀ÷ÈáÈéå. 3 que no coma uno hasta llenar la barriga sino dejará de hacerlo al faltarle un cuarto de su satisfacción. Tampoco tomará agua al comer sino un poco y con vino; y al comenzar la comida a digerirse en su vientre beberá lo que le haga falta. Pero no tomará agua en abundancia incluso cuando digiera la comida. Tampoco comerá hasta que se examine ya que quizás necesite ir de cuerpo.
ã ìÉà éÉàëÇì àÈãÈí, òÇã ùÑÆéÌÀäÇìÌÇêÀ ÷ÉãÆí àÂëÄéìÈä òÇã ùÑÆéÌÇúÀçÄéì âÌåÌôåÉ ìÈçÉí, àåÉ éÇòÂùÒÆä îÀìÈàëÈä, àåÉ éÄúÀéÇâÌÇò áÌÀéÆâÇò àÇçÅø. ëÌÀìÈìåÉ ùÑÆìÌÇãÌÈáÈø--éÀòÇðÌÆä âÌåÌôåÉ åÀéÄéâÇò áÌÀëÈì éåÉí áÌÇáÌÉ÷Æø òÇã ùÑÆéÌÇúÀçÄéì âÌåÌôåÉ ìÈçÉí, åÀéÄùÑÀ÷Éè îÀòÇè òÇã ùÑÆúÌÄúÀéÇùÌÑÇá ðÇôÀùÑåÉ, åÀàåÉëÅì. åÀàÄí øÈçÇõ áÌÀçÇîÌÄéï àÇçÇø ùÑÆéÌÈâÇò, äÂøÅé æÆä èåÉá; åÀàÇçÇø ëÌÈêÀ ùÑåÉäÆä îÀòÇè, åÀàåÉëÅì. 4 que uno no coma hasta que no ande y comience a templarse su cuerpo o realice alguna obra o se fatigue realizando algún otro esfuerzo. La regla a seguir es: “fatigará su cuerpo esforzándose cada mañana hasta que él comience a templarse, entonces se relajará un poco hasta tranquilizarse y comerá”. Y si se toma un baño caliente después de fatigarse, eso es bueno; luego hará una pausa y comerá.
ä [â] ìÀòåÉìÈí ëÌÀùÑÆéÌÉàëÇì àÈãÈí, éÅùÑÅá áÌÄîÀ÷åÉîåÉ àåÉ éÇèÌÆä òÇì ùÒÀîÉàì. åÀìÉà éÀäÇìÌÇêÀ åÀìÉà éÄøÀëÌÉá åÀìÉà éÄéâÇò åÀìÉà éÀæÇòÀæÇò âÌåÌôåÉ åÀìÉà éÄèÌÇéÌÇì, òÇã ùÑÆéÌÄúÀàÇëÌÇì äÇîÌÈæåÉï ùÑÆáÌÀîÅòÈéå; åÀëÈì äÇîÌÄèÌÇéÌÅì àÇçÇø àÂëÄéìÈúåÉ àåÉ ùÑÆéÌÈâÇò, äÂøÅé æÆä îÅáÄéà òÇì òÇöÀîåÉ çÃìÈàÄéí øÈòÄéí åÀ÷ÈùÑÄéí. 5 que, cuando uno coma, se siente en su lugar o se eche a la izquierda. Y que uno no ande ni monte ni se fatigue ni estremezca su cuerpo ni pasee hasta que se digiera la comida en su vientre; y todo aquel que pasee o se fatigue después de comer se causa a sí mismo malas y duras enfermedades.
å [ã] äÇéÌåÉí åÀäÇìÌÇéÀìÈä, àÇøÀáÌÇò åÀòÆùÒÀøÄéí ùÑÈòåÉú. ãÌÇé ìåÉ ìÈàÈãÈí ìÄéùÑÇï ùÑÀìÄéùÑÈï, ùÑÀäåÌà ùÑÀîåÉðÆä ùÑÈòåÉú; åÀéÄäÀéåÌ áÌÀñåÉó äÇìÌÇéÀìÈä, ëÌÀãÅé ùÑÆéÌÀäÆà îÄúÌÀçÄìÌÇú ùÑÄéðÈúåÉ òÇã ùÑÆúÌÇòÂìÆä äÇùÌÑÆîÆùÑ ùÑÀîåÉðÆä ùÑÈòåÉú, åÀðÄîÀöÈà òåÉîÅã îÄîÌÄèÌÈúåÉ, ÷ÉãÆí ùÑÆúÌÇòÂìÆä äÇùÌÑÆîÆùÑ. 6 El día y la noche suman veinticuatro horas. Bastándole a uno dormir un tercio de ellas, o sea ocho horas; conveniéndole hacerlo al final de la noche para que desde el principio de su sueño hasta que salga el sol hayan ocho horas, levantándose así de su cama antes de que salga el sol.
æ [ä] ìÉà éÄéùÑÇï àÈãÈí ìÉà òÇì ôÌÈðÈéå, åÀìÉà òÇì òÈøÀôÌåÉ, àÅìÈà òÇì öÄãÌåÉ--áÌÄúÀçÄìÌÇú äÇìÌÇéÀìÈä òÇì öÇã ùÒÀîÉàì, åÌáÀñåÉó äÇìÌÇéÀìÈä òÇì öÇã éÈîÄéï. åÀìÉà éÄéùÑÇï ñÈîåÌêÀ ìÇàÂëÄéìÈä, àÅìÈà éÇîÀúÌÄéï àÇçÇø àÂëÄéìÈä ëÌÀîåÉ ùÑÈìåÉùÑ àåÉ àÇøÀáÌÇò ùÑÈòåÉú. åÀìÉà éÄéùÑÇï áÌÇéÌåÉí. 7 Uno no dormirá ni boca abajo ni boca arriba sino de costado. Al comienzo de la noche a su izquierda y al final a su derecha. Tampoco dormirá poco después de haber comido sino esperará, después de comer, unas tres o cuatro horas. Y no dormirá de día.
ç [å] ãÌÀáÈøÄéí äÇîÌÀùÑÇìÀùÑÀìÄéï àÆú áÌÀðÅé îÅòÇéÄí, ëÌÀâåÉï òÂðÈáÄéí åÌúÀàÅðÄéí åÀúËúÌÄéí åÇàÂâÇñÌÄéí åÇàÂáÇèÌÄéçÄéí åÌîÅòÅé äÇ÷ÌÄùÌÑåÌàÄéí åÌîÅòÅé äÇîÌÀìÈôÀôåÉðåÉú--àåÉëÅì àÈãÈí àåÉúÈí áÌÇúÌÀçÄìÌÈä, ÷ÉãÆí àÂëÄéìÈä. åÀìÉà éÀòÈøÀáÅí òÄí äÇîÌÈæåÉï, àÅìÈà ùÑåÉäÆä îÀòÇè òÇã ùÑÆéÌÅöÀàåÌ îÄáÌÆèÆï äÈòÆìÀéåÉï; åÀàåÉëÅì îÀæåÉðåÉ. åÌãÀáÈøÄéí ùÑÀäÆï îÀàÇîÌÀöÄéï àÆú áÌÀðÅé îÅòÇéÄí, ëÌÀâåÉï øÄîÌåÉðÄéí åÌôÈøÄéùÑÄéï åÀúÇôÌåÌçÄéí åÌ÷ÀøËñÀèÀîÅìÄéï--àåÉëÅì àåÉúÈí úÌÅëÆó ìÄîÀæåÉðåÉ, åÀìÉà éÇøÀáÌÆä îÅäÆï. 8 Todas las cosas que ablandan el vientre, como las uvas, los higos, las frutillas, las peras, las sandías, los zapallitos y los pepinos, las comerá uno, al principio, antes de comenzar su comida. No mezclándolas con la comida sino aguardará un momento hasta que abandonen el estómago superior y entonces consumirá su comida. Y las cosas que esfuerzan al vientre, como las granadas, los membrillos, las manzanas y las peras crustumenias, las comerá inmediatamente después de su comida, pero no en abundancia.
è [æ] ëÌÀùÑÆéÌÄøÀöÆä àÈãÈí ìÆàÁëÉì áÌÀùÒÇø òåÉó åÌáÀùÒÇø áÌÀäÅîÈä ëÌÀàÆçÈã, àåÉëÅì áÌÇúÌÀçÄìÌÈä áÌÀùÒÇø äÈòåÉó; åÀëÅï áÌÅéöÄéí åÌáÀùÒÇø òåÉó, àåÉëÅì áÌÇúÌÀçÄìÌÈä áÌÅéöÄéí; áÌÀùÒÇø áÌÀäÅîÈä ãÌÇ÷ÌÈä åÌáÀùÒÇø áÌÀäÅîÈä âÌÇñÌÈä, àåÉëÅì áÌÇúÌÀçÄìÌÈä áÌÀùÒÇø äÇãÌÇ÷ÌÈä: ìÀòåÉìÈí éÇ÷ÀãÌÄéí àÈãÈí ãÌÈáÈø äÇ÷ÌÇì, åÌîÀàÇçÅø äÇëÌÈáÅã. 9 Cuando uno quiera comer tanto carne de ave como de animal, comerá antes la de ave; asimismo hará respecto de los huevos y la carne de ave, comerá antes los huevos; cuando se trate de carne de ganado menor y mayor, comerá antes la de ganado menor. Siempre consumirá primero lo liviano para el estómago y luego lo pesado para él.
é [ç] áÌÄéîåÉú äÇçÇîÌÈä--àåÉëÅì îÇàÂëÈìÄéí äÇ÷ÌÈøÄéí, åÀìÉà éÇøÀáÌÆä áÌÄúÀáÈìÄéï, åÀàåÉëÅì àÆú äÇçÉîÆõ; åÌáÄéîåÉú äÇâÌÀùÑÈîÄéí--àåÉëÅì àÉëÈìÄéï äÇçÇîÌÄéï, åÌîÇøÀáÌÆä áÌÄúÀáÈìÄéï, åÀàåÉëÅì îÀòÇè îÄï äÇçÇøÀãÌÈì åÌîÄï äÇçÄìÀúÌÄéú. åÀòÇì ãÌÆøÆêÀ æåÉ, äåÉìÅêÀ åÀòåÉùÒÆä áÌÇîÌÀ÷åÉîåÉú äÇ÷ÌÈøÄéí åÌáÇîÌÀ÷åÉîåÉú äÇçÇîÌÄéí--áÌÀëÈì îÈ÷åÉí åÌîÈ÷åÉí, ëÌÈøÈàåÌé ìåÉ. 10 En la temporada estival comerá alimentos frios poco condimentados, y consumirá vinagre; mientras que en la temporada invernal comerá alimentos calientes muy condimentados y consumirá poca mostaza y asafétida. A tal usanza se comportará en los lugares frios y calientes, en cada lugar según su clima.
éà [è] éÅùÑ îÇàÂëÈìåÉú ùÑÀäÆï øÈòÄéí áÌÀéåÉúÅø òÇã îÀàåÉã, åÀøÈàåÌé ìÈàÈãÈí ùÑÆìÌÉà ìÀàÈëÀìÈï ìÀòåÉìÈí--ëÌÀâåÉï äÇãÌÈâÄéí äÇâÌÀãåÉìÄéí äÇîÌÀìåÌçÄéí äÇéÌÀùÑÈðÄéí, åÀäÇâÌÀáÄéðÈä äÇîÌÀìåÌçÈä äÇéÌÀùÑÈðÈä, åÀäÇëÌÀîÅäÄéï åÀäÇôÌÇèÀøÈéåÉú, åÀäÇáÌÈùÒÈø äÇîÌÈìÄéçÇ äÇéÌÈùÑÈï, åÀéÇéÄï îÄâÌÄúÌåÉ, åÀúÇáÀùÑÄéì ùÑÆùÌÑÈäÈä òÇã ùÑÆðÌÈãÇó øÅéçåÉ, åÀëÈì îÇàÂëÈì ùÑÆøÅéçåÉ øÈò àåÉ îÇø áÌÀéåÉúÅø: äÂøÅé àÅìÌåÌ ìÇâÌåÌó, ëÌÀîåÉ ñÇí äÇîÌÈåÆú. 11 Y hay alimentos que son muy malos, siéndole a uno aconsejable no consumirlos nunca, como los grandes peces viejos salados, y el queso viejo salado, y las setas y hongos, y la carne vieja salada, y el vino de lagar, y un alimento que hiede por haberle pasado el tiempo, y todo alimento que hiede o que es muy amargo. Todos ellos son para el cuerpo como una droga mortal.
éá åÀéÅùÑ îÇàÂëÈìåÉú ùÑÀäÆï øÈòÄéí, àÂáÈì àÅéðÈí ëÌÀîåÉ äÈøÄàùÑåÉðåÉú ìÈøÉòÇ; ìÀôÄéëÌÈêÀ øÈàåÌé ìÈàÈãÈí ùÑÆìÌÉà ìÆàÁëÉì îÅäÆï àÅìÈà îÀòÇè åÀàÇçÇø éÈîÄéí äÇøÀáÌÅä, åÀìÉà éÇøÀâÌÄéì òÇöÀîåÉ ìÄäÀéåÉú îÀæåÉðåÉ îÅäÆí àåÉ ìÀàÈëÀìÈí òÄí îÀæåÉðåÉ úÌÈîÄéã--ëÌÀâåÉï ãÌÈâÄéí âÌÀãåÉìÄéí, åÌâÀáÄéðÈä åÀçÈìÈá ùÑÆùÌÑÈäÈä àÇçÇø ùÑÆðÌÆçÁìÇá àÇøÀáÌÇò åÀòÆùÒÀøÄéí ùÑÈòåÉú, åÌáÀùÒÇø ùÑÀåÈøÄéí âÌÀãåÉìÄéí åÌúÀéÈùÑÄéí âÌÀãåÉìÄéí, åÀäÇôÌåÉì, åÀäÈòÂãÈùÑÄéí, åÀäÇñÌÈôÄéø, åÀìÆçÆí ùÒÀòåÉøÄéí, åÀìÆçÆí îÇöÌåÉú, åÀäÇëÌÇøÌåÌá, åÀäÆçÈöÄéø, åÀäÇáÌÀöÈìÄéí, åÀäÇùÌÑåÌîÄéí, åÀäÇçÇøÀãÌÈì, åÀäÇöÌÀðåÉï: ëÌÈì àÅìÌåÌ îÇàÂëÈìåÉú øÈòÄéí äÆï. 12 Y hay alimentos que son malos, pero no tanto como los mencionados; por lo tanto le es a uno recomendable no consumirlos sino un poco cada muchos días, no acostumbrándose a ellos como alimento ni a comerlos como parte del mismo siempre. Se trata de los grandes peces, y el queso, y la leche que reposó veinticuatro horas después de ser ordeñada, y la carne de los grandes toros y cabras, y la haba, y el fréjol, y las lentejas, y el “sapir”, y el pan de cevada, y el pan ácimo, y el repollo, y el cilantro, y las cebollas, y los ajos, y la mostaza, y el rabanito. Todos estos son alimentos malos.
éâ àÅéï øÈàåÌé ìÈàÈãÈí ìÆàÁëÉì îÅàÅìÌåÌ àÅìÈà îÀòÇè òÇã îÀàåÉã, åÌáÄéîåÉú äÇâÌÀùÑÈîÄéí; àÂáÈì ùÑÆìÌÉà áÌÄéîåÉú äÇâÌÀùÑÈîÄéí, ìÉà éÉàëÇì îÅäÆï ëÌÀìÈì. åÀäÇôÌåÉì åÀäÈòÂãÈùÑÄéí áÌÄìÀáÈã--àÅéï øÈàåÌé ìÀàÈëÀìÈï, ìÉà áÌÄéîåÉú äÇçÇîÌÈä åÀìÉà áÌÄéîåÉú äÇâÌÀùÑÈîÄéí. åÀäÇãÌÇìÌåÌòÄéï, àåÉëÀìÄéï îÅäÆï îÀòÇè áÌÄéîåÉú äÇçÇîÌÈä. 13 No es conveniente para uno comer de ellos sino muy poco en la temporada invernal, pero no siendo en ella no los consumirá para nada. Pero al haba y el fréjol no conviene comerlos ni en la temporada estival ni en la invernal. En cuanto a los zapallos, se les puede comsumir un poco en la temporada estival.
éã [é] åÀéÅùÑ îÇàÂëÈìåÉú ùÑÀäÆï øÈòÄéí, åÀàÅéðÈï ëÌÀîåÉ àÅìÌåÌ; åÀäÆí òåÉó äÇîÌÇéÄí, åÌáÀðÅé éåÉðÈä äÇ÷ÌÀèÇðÌÄéí, åÀäÇúÌÀîÈøÄéí, åÀìÆçÆí ÷ÈìåÌé áÌÀùÑÆîÆï àåÉ ìÆçÆí ùÑÆðÌÄìÌåÉùÑ áÌÀùÑÆîÆï, åÀäÇñÌÉìÆú ùÑÆðÌÄôÌåÌ àåÉúÈäÌ ëÌÈì öÈøÀëÌÈäÌ òÇã ùÑÆìÌÉà ðÄùÑÀàÈø áÌÈäÌ øÅéçÇ îËøÀñÈï, åÀäÇöÌÄéø åÀäÇîÌËøÀéÈñ. àÅéï øÈàåÌé ìÀäÇøÀáÌåÉú îÅàÂëÄéìÇú àÅìÌåÌ; åÀàÈãÈí ùÑÀäåÌà çÈëÈí åÀëåÉáÅùÑ àÆú éÄöÀøåÉ, åÀìÉà éÄîÌÈùÑÅêÀ àÇçÇø úÌÇàÂåÈúåÉ åÀìÉà éÉàëÇì îÄëÌÈì äÇðÌÄæÀëÌÈøÄéí ëÌÀìåÌí, àÅìÈà àÄí ðÄöÀøÈêÀ ìÈäÆí ìÄøÀôåÌàÈä--äÂøÅé æÆä âÌÄáÌåÉø. 14 Y hay alimentos que son malos, pero no como esos; tratándose de las aves acuáticas, y los pichones, y los dátiles, y el pan cocinado en aceite o el amasado en él, y la harina tamizada al punto de no quedarle olor a gluma, y la salsa de carne y verduras, y el escabeche. No le es conveniente a uno consumirlos en abundancia; y aquel que sea sabio y venza a su instinto, no dejándose llevar por sus deseos comiendo los antes mencionado a menos que le sean medicinalmente necesarios, es considerado un fuerte.
èå [éà] ìÀòåÉìÈí éÄîÀðÇò àÈãÈí òÇöÀîåÉ îÄôÌÅøåÉú äÈàÄéìÈðåÉú, åÀìÉà éÇøÀáÌÆä îÅäÆï àÇôÄìÌåÌ éÀáÅùÑÄéí, åÀàÅéï öÈøÄéêÀ ìåÉîÇø øÀèËáÌÄéí; àÂáÈì ÷ÉãÆí ùÑÆéÌÄúÀáÌÇùÌÑÀìåÌ ëÌÈì öÈøÀëÌÈï, äÂøÅé äÆï ìÇâÌåÌó ëÌÇçÂøÈáåÉú. åÀëÅï äÇçÇøÌåÌáÄéí, øÈòÄéí ìÀòåÉìÈí. åÀëÅï äÇôÌÅøåÉú äÇçÂîåÌöÄéï øÈòÄéí, åÀàÅéï àåÉëÀìÄéï îÅäÆï àÅìÈà îÀòÇè áÌÄéîåÉú äÇçÇîÌÈä åÌáÇîÌÀ÷åÉîåÉú äÇçÇîÌÄéï. åÀäÇúÌÀàÅðÄéí åÀäÈòÂðÈáÄéí åÀäÇùÌÑÀ÷ÅãÄéí èåÉáÄéí ìÀòåÉìÈí, áÌÅéï øÀèËáÌÄéí áÌÅéï éÀáÅùÑÄéí, åÀàåÉëÅì àÈãÈí îÅäÆï ëÌÈì öÈøÀëÌåÉ; àÂáÈì ìÉà éÇúÀîÄéã àÂëÄéìÈúÈï, àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÀäÆï èåÉáÄéí îÄëÌÈì ôÌÀøÄé äÈàÄéìÈðåÉú. 15 El hombre evitará siempre los frutos de los árboles, no consumiéndolos en demasía ni siquiera al estar secos, no siendo necesario mencionar los frescos; siendo ellos, antes de madurar completamente, como espadas para el cuerpo. Asimismo las algarrobas son siempre malas. Así como también son malos los frutos ágrios, no consumiéndoselos sino pocos en la temporada estival y en lugares cálidos. Sin embargo los higos, las uvas y las almendras siempre son buenos, tanto los frescos como los secos, comiéndoseles según a uno le sea necesario, pero incluso a los buenos frutos de árboles no los consumirá regularmente.
èæ [éá] äÇãÌÀáÇùÑ åÀäÇéÌÇéÄï, øÈò ìÇ÷ÌÀèÇðÌÄéí åÀéÈôÆä ìÇæÌÀ÷ÅðÄéí, åÀëÈì ùÑÆëÌÅï áÌÄéîåÉú äÇâÌÀùÑÈîÄéí. åÀöÈøÄéêÀ àÈãÈí ìÆàÁëÉì áÌÄéîåÉú äÇçÇîÌÈä, ùÑÀðÅé ùÑÀìÄéùÑÅé îÇä ùÑÀäåÌà àåÉëÅì áÌÄéîåÉú äÇâÌÀùÑÈîÄéí. 16 La miel y el vino son malos para los infantes, pero buenos para los ancianos, especialmente en la temporada invernal. Debiendo una persona consumir en la temporada estival dos tercios de lo que consume en la invernal.
éæ [éâ] ìÀòåÉìÈí éÄùÑÀúÌÇãÌÇì àÈãÈí ùÑÆéÌÄäÀéåÌ îÅòÈéå øÈôÄéï ëÌÈì éÈîÈéå, åÀéÄäÀéÆä ÷ÈøåÉá ìÀùÑÄìÀùÑåÌì îÀòÇè. åÀæÆä ëÌÀìÈì âÌÈãåÉì áÌÈøÀôåÌàÈä--ùÑÆëÌÈì æÀîÈï ùÑÆäÈøÀàÄé ðÄîÀðÇò àåÉ éÅöÅà áÌÀ÷ÉùÑÄé, çÃìÈàÄéí øÇáÌÄéí áÌÈàÄéí. 17 Siempre procurará uno que su vientre esté flojo, casi al punto de la diarrea. Siendo ésta una regla importante de la medicina ya que el evitar la evacuación o el evacuar dificultosamente provoca muchas enfermedades.
éç åÌáÇîÌÆä éÀøÇôÌÆä àÈãÈí îÅòÈéå, àÄí ðÄúÀàÇîÌÀöåÌ îÀòÇè--àÄí äÈéÈä áÌÈçåÌø--éÉàëÇì áÌÇáÌÉ÷Æø áÌÇáÌÉ÷Æø îÇìÌåÌçÄéí ùÑÀìåÌ÷Äéí îÀúËáÌÈìÄéí áÌÀùÑÆîÆï åÌáÀîËøÀéÈñ åÌáÀîÆìÇç, áÌÀìÉà ôÌÇú; àåÉ éÄùÑÀúÌÆä îÅé ùÑÀìÈ÷ ùÑÆìÌÄúÀøÈãÄéï àåÉ ëÌÇøÌåÌá áÌÀùÑÆîÆï åÌîÆìÇç åÌîËøÀéÈñ. åÀàÄí äÈéÈä æÈ÷Åï--éÄùÑÀúÌÆä ãÌÀáÇùÑ îÈæåÌâ áÌÀîÇéÄí çÇîÌÄéï áÌÇáÌÉ÷Æø, åÀéÄùÑÀäÆä ëÌÀîåÉ àÇøÀáÌÇò ùÑÈòåÉú, åÀàÇçÇø ëÌÈêÀ éÉàëÇì ñÀòåÉãÈúåÉ. éÇòÂùÒÆä ëÌÅï éåÉí àÇçÇø éåÉí, ùÑÀìåÉùÑÈä àåÉ àÇøÀáÌÈòÈä éÈîÄéí àÄí öÈøÇêÀ ìÀëÌÈêÀ, òÇã ùÑÆéÌÄøÀôÌåÌ îÅòÈéå. 18 ¿Cómo ha de aflojar su vientre si se le ha endurecido? si fuera un joven comerá por la mañana “malujim” cocidos condimentados con aceite y escabeche y sal, sin pan; o beberá jugo de espinacas o repollo en aceite y sal y escabeche. Y si se tratara de un anciano, beberá miel con agua caliente por la mañana, esperando unas cuatro horas al cabo de las cuales comerá su comida. Ha de hacerse lo indicado día tras día durante tres o cuatro días, si es necesario, hasta que se afloje su vientre.
éè [éã] åÀòåÉã ëÌÀìÈì àÇçÅø àÈîÀøåÌ áÌÄáÀøÄéàÇú äÇâÌåÌó: ëÌÈì æÀîÈï ùÑÆàÈãÈí îÄúÀòÇîÌÅì åÀéÈâÅòÇ äÇøÀáÌÅä åÀàÅéðåÌ ùÒÈáÅòÇ, åÌîÅòÈéå øÈôÄéí--àÅéï çÉìÄé áÌÈà òÈìÈéå åÀëåÉçåÉ îÄúÀçÇæÌÅ÷, åÀàÇôÄìÌåÌ àÈëÇì îÇàÂëÈìåÉú äÈøÈòÄéí; [èå] åÀëÈì îÄé ùÑÀäåÌà éåÉùÑÅá ìÈáÆèÇç åÀàÅéðåÌ îÄúÀòÇîÌÅì, àåÉ îÄé ùÑÆîÌÇùÑÀäÆä ðÀ÷ÈáÈéå àåÉ îÄé ùÑÆîÌÅòÈéå ÷ÈùÑÄéí--àÇôÄìÌåÌ àÈëÇì îÇàÂëÈìåÉú èåÉáÄéí åÀùÑÈîÇø òÇöÀîåÉ òÇì ôÌÄé äÈøÀôåÌàÈä, ëÌÈì éÈîÈéå éÄäÀéåÌ îÇëÀàåÉáÄéí åÀëåÉçåÉ úÌÈùÑÅùÑ. åÇàÂëÄéìÈä âÌÇñÌÈä ìÀâåÌó ëÌÈì àÈãÈí ëÌÀîåÉ ñÇí äÇîÌÈåÆú, åÀäÄéà òÄé÷Èø ìÀëÈì çÃìÈàÄéí. 19 Y nos enseñaron otra regla respecto de la salud física: “mientras uno se ejercite y agote mucho, manteniéndose insatisfecho y flojo su vientre; no enfermará y su fuerza crecerá, incluso si consumiese alimentos malos. Pero todo aquel que se siente tranquilamente, no ejercitándose o que no evacue a tiempo o que tenga el vientre duro, incluso si comiere alimentos buenos y se cuidase según la medicina, sufrira de dolores todos sus días y su fuerza se debilitará”. Y la comida pesada es para el cuerpo de toda persona como un veneno mortífero, siendo la principal causa de toda enfermedad.
ë øÉá äÆçÃìÈàÄéí äÇáÌÈàÄéí òÇì äÈàÈãÈí, àÅéðÈï àÅìÈà îÄôÌÀðÅé îÇàÂëÈìÄéí øÈòÄéí, àåÉ îÄôÌÀðÅé ùÑÀäåÌà îÀîÇìÌÅà áÌÄèÀðåÉ åÀàåÉëÅì àÂëÄéìÈä âÌÇñÌÈä, àÇôÄìÌåÌ îÄîÌÇàÂëÈìÄéí èåÉáÄéí. äåÌà ùÑÆùÌÑÀìÉîÉä àåÉîÅø áÌÀçÈëÀîÈúåÉ, "ùÑÉîÅø ôÌÄéå, åÌìÀùÑåÉðåÉ--ùÑÉîÅø îÄöÌÈøåÉú, ðÇôÀùÑåÉ" (îùìé ëà,ëâ)--ëÌÀìåÉîÇø ùÑåÉîÅø ôÌÄéå îÄìÌÆàÁëÉì îÇàÂëÈì øÈò àåÉ îÄìÌÄùÒÀáÌÉòÇ, åÌìÀùÑåÉðåÉ îÄìÌÀãÇáÌÇø àÅìÈà áÌÄöÀøÈëÈéå. 20 La mayoría de las enfermedades humanas son producidas por malos alimentos o por llenar el vientre exageradamente, incluso tratándose de alimentos buenos. Habiéndose referido a éso, en su sabiduría, Shelomó: "Aquel que cuide su boca y su lengua, salva a su alma de calamidades" (Pr. 21:23). Es decir “que uno cuide su boca de comer malos alimentos o de satisfacerse a la vez que cuida su lengua de no hablar sino acerca de sus necesidades”.
ëà [èæ] ãÌÆøÆêÀ äÈøÀçÄéöÈä--ùÑÆéÌÄëÌÈðÅñ àÈãÈí ìÇîÌÇøÀçÅõ îÄùÌÑÄáÀòÈä éÈîÄéí ìÀùÑÄáÀòÈä éÈîÄéí; åÀìÉà éÄëÌÈðÅñ ñÈîåÌêÀ ìÇàÂëÄéìÈä åÀìÉà ëÌÄùÑÀäåÌà øÈòÅá, àÅìÈà ëÌÀùÑÆéÌÇúÀçÄéì äÇîÌÈæåÉï ìÀäÄúÀòÇëÌÇì. åÀøåÉçÅõ ëÌÈì âÌåÌôåÉ áÌÀçÇîÌÄéï ùÑÀàÅéï äÇâÌåÌó ðÄëÀåÆä áÌÈäÆï, åÀøÉàùÑåÉ áÌÄìÀáÈã áÌÀçÇîÌÄéï ùÑÆäÇâÌåÌó ðÄëÀåÆä áÌÈäÆï. åÀàÇçÇø ëÌÈêÀ éÄøÀçÉõ âÌåÌôåÉ áÌÀôåÉùÑÀøÄéï, åÀàÇçÇø ëÌÈêÀ áÌÀôåÉùÑÀøÄéï îÄï äÇôÌåÉùÑÀøÄéï, òÇã ùÑÆéÌÄøÀçÉõ áÌÀöåÉðÅï; åÀìÉà éÇòÀáÌÄéø òÇì øÉàùÑåÉ ëÌÀìÈì, ìÉà ôÌåÉùÑÀøÄéï åÀìÉà öåÉðÅï. åÀìÉà éÄøÀçÉõ áÌÀöåÉðÅï, áÌÄéîåÉú äÇâÌÀùÑÈîÄéí. åÀìÉà éÄøÀçÉõ òÇã ùÑÆéÌÈæÄéòÇ åÀéÄôÌÈøÅêÀ ëÌÈì âÌåÌôåÉ, åÀìÉà éÇàÂøÄéêÀ áÌÇîÌÇøÀçÅõ; àÅìÈà ëÌÀùÑÆéÌÈæÄéòÇ åÀéÄôÌÈøÅêÀ âÌåÌôåÉ, éÄùÑÀúÌÇèÌÇó åÀéÅöÅà. 21 Es recomendable que uno se bañe una vez cada siete días, no haciéndolo ni poco antes de comer ni estando hambriento sino cuando la comida comience a digerirse. Lavará todo su cuerpo con agua caliente que no quema el cuerpo, tan solo a su cabeza la lavará con agua caliente que quema el cuerpo. Luego lavará su cuerpo con agua tibia y después con agua aún más tibia hasta que se bañe con agua fria. Y no se bañará con agua fria en invierno. Y no se bañará hasta que sude y frote todo su cuerpo, no demorándose en el baño sino, en cuanto haya sudado y se haya frotado su cuerpo, se enjuagará y saldrá.
ëá åÌáåÉãÅ÷ òÇöÀîåÉ ÷ÉãÆí ùÑÆéÌÄëÌÈðÅñ ìÇîÌÇøÀçÅõ, åÀàÇçÇø ùÑÆéÌÅöÅà, ùÑÆîÌÆà éÀäÆà öÈøÄéêÀ ìÄðÀ÷ÈáÈéå. åÀëÅï áÌåÉãÅ÷ àÈãÈí òÇöÀîåÉ úÌÈîÄéã--÷ÉãÆí àÂëÄéìÈä åÀàÇçÇø àÂëÄéìÈä, åÀ÷ÉãÆí áÌÀòÄéìÈä åÀàÇçÇø áÌÀòÄéìÈä, åÀ÷ÉãÆí ùÑÆéÌÄéâÇò åÀéÄúÀòÇîÌÇì åÀàÇçÇø ùÑÆéÌÄéâÇò åÀéÄúÀòÇîÌÇì, åÀ÷ÉãÆí ùÑÆéÌÄéùÑÇï åÌëÀùÑÆéÌÅòåÉø: äÇëÌÉì òÂùÒÈøÈä. 22 Uno verificará si debe evacuar su vientre antes de entrar a bañarse y al salir no sea que le haga falta. Asimismo lo verificará siempre antes de comer y después de hacerlo, y tanto antes como después de cohabitar, y tanto antes como después de fatigarse y ejercitarse, y antes de dormir y al despertarse; un total de diez ocaciones.
ëâ [éæ] ëÌÀùÑÆéÌÅöÅà àÈãÈí îÄï äÇîÌÇøÀçÅõ, éÄìÀáÌÉùÑ áÌÀâÈãÈéå åÄéëÇñÌÆä øÉàùÑåÉ áÌÇáÌÇéÄú äÇçÄéöåÉï, ëÌÀãÅé ùÑÆìÌÉà úÄùÑÀìÉè áÌåÉ øåÌçÇ ÷ÈøÈä; åÀàÇôÄìÌåÌ áÌÄéîåÉú äÇçÇîÌÈä, öÈøÄéêÀ ìÀäÄæÌÈäÅø. åÀéÄùÑÀäÆä àÇçÇø ùÑÆéÌÅöÅà òÇã ùÑÆúÌÄúÀéÇùÌÑÇá ðÇôÀùÑåÉ åÀéÈðåÌçÇ âÌåÌôåÉ åÀúÈñåÌø äÇçÇîÄéîåÌú, åÀàÇçÇø ëÌÈêÀ éÉàëÇì. åÀàÄí éÈùÑÅï îÀòÇè ëÌÀùÑÆéÌÈöÈà îÄï äÇîÌÇøÀçÅõ, ÷ÉãÆí àÂëÄéìÈä--äÂøÅé æÆä éÈôÆä òÇã îÀàåÉã. 23 Cuando uno salga del baño se vestirá y cubrirá su cabeza en la sala de entrada para que no le afecte el viento frio, incluso en la temporada estival debe cuidarse de eso. Al salir hará una pausa para tranquilizarse y reposar y que se le enfrie el cuerpo, y luego comerá. Sin embargo, si duerme un poco al salir del baño, antes de comer, eso es óptimo.
ëã ìÉà éÄùÑÀúÌÆä àÈãÈí îÇéÄí ÷ÈøÄéí ëÌÀùÑÆéÌÅöÅà îÄï äÇîÌÇøÀçÅõ, åÀàÅéï öÈøÄéêÀ ìåÉîÇø ùÑÆìÌÉà éÄùÑÀúÌÆä áÌÇîÌÇøÀçÅõ. åÀàÄí öÈîÅà ëÌÀùÑÆéÌÈöÈà åÀàÅéðåÌ éÈëåÉì ìÄîÀðÉòÇ òÇöÀîåÉ, éÀòÈøÇá äÇîÌÇéÄí áÌÀéÇéÄï àåÉ áÌÄãÀáÇùÑ åÀéÄùÑÀúÌÆä. åÀàÄí ñÈêÀ áÌÀùÑÆîÆï áÌÇîÌÇøÀçÅõ áÌÄéîåÉú äÇâÌÀùÑÈîÄéí àÇçÇø ùÑÆéÌÄùÑÀúÌÇèÌÇó, äÂøÅé æÆä èåÉá. 24 No tomará uno agua fria al salir del baño, y no es necesario mencionar que no lo hará durante el mismo. Y si está sediento al salir y no logra abstenerse de hacerlo, mezclará el agua con vino o con miel y la beberá. Y si se unta aceite en el baño en el invierno, eso es bueno.
ëä [éç] ìÉà éÇøÀâÌÄéì àÈãÈí òÇöÀîåÉ ìÀäÇ÷ÌÄéæ ãÌÈí úÌÈîÄéã, åÀìÉà éÇ÷ÌÄéæ ãÌÈí àÅìÈà àÄí äÈéÈä öÈøÄéêÀ ìåÉ áÌÀéåÉúÅø; åÀìÉà éÇ÷ÌÄéæ ìÉà áÌÄéîåÉú äÇçÇîÌÈä åÀìÉà áÌÄéîåÉú äÇâÌÀùÑÈîÄéí, àÅìÈà áÌÀéåÉîÅé ðÄéñÈï åÌîÀòÇè áÌÀéåÉîÅé úÌÄùÑÀøÄé. åÌîÅàÇçÇø çÂîÄùÌÑÄéí ùÑÈðÈä, ìÉà éÇ÷ÌÄéæ ëÌÀìÈì. åÀìÉà éÇ÷ÌÄéæ àÈãÈí ãÌÈí åÀéÄëÌÈðÅñ ìÇîÌÇøÀçÅõ, áÌÀéåÉí àÆçÈã; åÀìÉà éÇ÷ÌÄéæ åÀéÅöÅà ìÇãÌÆøÆêÀ, åÀìÉà áÌÀéåÉí ùÑÆéÌÈáåÉà îÄï äÇãÌÆøÆêÀ. åÀéÉàëÇì åÀéÄùÑÀúÌÆä áÌÀéåÉí äÇäÇ÷ÌÈæÈä, ôÌÈçåÌú îÄîÌÇä ùÑÀäåÌà øÈâÄéì; åÀéÈðåÌçÇ áÌÀéåÉí äÇäÇ÷ÌÈæÈä, åÀìÉà éÄúÀòÇîÌÇì åÀìÉà éÄèÌÇéÌÇì. 25 Uno no se acostumbrará a efectuarse flebotomías, no haciéndolo sino en casos de extrema necesidad; tampoco lo hará ni en la temporada estival ni en la invernal sino durante los días de Nisán y, un poco, durante los de Tishré. Y, una vez pasados los cincuenta años de edad, no se las efectuará en absoluto. Tampoco se efectuará uno una y entrará a un baño el mismo día; ni se la efectuará y saldrá de viaje, ni lo hará al regresar de uno. El día de la flebotomía comerá y beberá menos de lo que acostumbre; y descansará ese día, no ejercitándose ni paseando.
ëå [éè] ùÑÄëÀáÇú æÆøÇò, äÄéà ëÌåÉçÇ äÇâÌåÌó åÀçÇéÌÈéå åÌîÀàåÉø äÈòÅéðÇéÄí; åÀëÈì æÀîÈï ùÑÆúÌÅöÅà áÌÀéåÉúÅø, äÇâÌåÌó áÌåÉìÆä åÀëåÉçåÉ ëÌåÉìÆä åÀçÇéÌÈéå àåÉáÀãÄéí. äåÌà ùÑÆàÈîÇø ùÑÀìÉîÉä áÌÀçÈëÀîÈúåÉ, "àÇì-úÌÄúÌÅï ìÇðÌÈùÑÄéí çÅéìÆêÈ; åÌãÀøÈëÆéêÈ, ìÇîÀçåÉú îÀìÈëÄéï" (îùìé ìà,â). 26 El semen es la fuerza corporal y su vida y la luz de los ojos; y cuanto más salga el cuerpo se desgasta más y su fuerza se acaba y su vida se pierde. A ésto se refirió Shelomó, en su sabiduría, al decir: "No des tu vigor a las mujeres ni tu destino a aquello que pierde a los reyes" (Pr. 31:3).
ëæ ëÌÈì äÇùÌÑÈèåÌó áÌÄáÀòÄéìÈä--æÄ÷ÀðÈä ÷åÉôÆöÆú òÈìÈéå, åÀëåÉçåÉ úÌÈùÑÅùÑ åÀòÅéðÈéå ëÌÅäåÉú åÀøÅéçÇ øÈò ðåÉãÅó îÄôÌÄéå åÌîÄùÌÑÀçÈéÈéå; åÌùÒÀòÇø øÉàùÑåÉ åÀâÇáÌåÉú òÅéðÈéå åÀøÄéñÅé òÅéðÈéå ðåÉùÑÅø, åÌùÒÀòÇø æÀ÷ÈðåÉ åÌùÑÀçÈéÈéå åÌùÒÀòÇø øÇâÀìÈéå øåÉáÆä; åÀùÑÄðÌÈéå ðåÉôÀìåÉú. åÀäÇøÀáÌÅä ëÌÀàÅáÄéí çåÌõ îÅàÅìÌåÌ áÌÈàÄéï òÈìÈéå. 27 A todo aquel que cohabita exageradamente se le viene encima la vejez y su fuerza física se le agota y sus ojos se le nublan y su boca y axilas expelen un mal olor; y tanto el pelo de su cabeza como el de sus cejas y el de sus pestañas se le cae, y el pelo de su barba y el de sus axilas y el de sus piernas aumenta; y sus dientes se le caen. Y muchas penurias, además de éstas, le sobrevienen.
ëç àÈîÀøåÌ çÇëÀîÅé äÈøåÉôÀàÄéí, àÆçÈã îÅàÆìÆó îÅú áÌÄùÑÀàÈø çÃìÈàÄéí; åÀäÈàÆìÆó, îÅøÉá äÇúÌÇùÑÀîÄéùÑ. ìÀôÄéëÌÈêÀ öÈøÄéêÀ àÈãÈí ìÀäÄæÌÈäÅø áÌÀãÈáÈø æÆä, àÄí øÈöÈä ìÄäÀéåÉú áÌÀèåÉáÈä. åÀìÉà éÄáÀòÉì àÅìÈà ëÌÀùÑÆéÌÄîÀöÈà âÌåÌôåÉ áÌÈøÄéà åÀçÈæÈ÷ áÌÀéåÉúÅø, åÀäåÌà îÄúÀ÷ÇùÌÑÆä äÇøÀáÌÅä ùÑÆìÌÉà ìÀãÇòÀúÌåÉ, åÌîÇñÌÄéçÇ òÇöÀîåÉ ìÀãÈáÈø àÇçÅø, åÀäÇ÷ÌÄùÌÑåÌé ëÌÀùÑÆäÈéÈä; åÀéÄîÀöÈà ëÌÉáÆã îÄîÌÈúÀðÈéå åÌìÀîÇèÌÈä åÌëÀàÄìÌåÌ çåÌèÅé äÇáÌÅéöÄéí ðÄîÀùÑÈëÄéí, åÌáÀùÒÈøåÉ çÇí. æÆä öÈøÄéêÀ ìÄáÀòÉì, åÌøÀôåÌàÈä ìåÉ ùÑÆéÌÄáÀòÉì. 28 Dijeron los sabios médicos “uno de cada mil muere por otras enfermedades y mil mueren por cohabitar en demasía”. Por lo tanto debe uno tener cuidado al respecto si desea sentirse bien. No cohabitando sino cuando su cuerpo se encuentre saludable y extremadamente fuerte, y tenga muchas erecciones impremeditadas, y aunque se distrae la erección le continua, y siente un peso, de su cintura para abajo, como si los tendones de los testículos se estiraran, y su carne caliente. Tal individuo debe cohabitar, siendo su remedio la cohabitación.
ëè ìÉà éÄáÀòÉì àÈãÈí åÀäåÌà ùÒÈáÅòÇ, åÀìÉà øÈòÅá--àÅìÈà àÇçÇø ùÑÆéÌÄúÀàÇëÌÇì äÇîÌÈæåÉï áÌÀîÅòÈéå. åÀéÄáÀãÉ÷ ðÀ÷ÈáÈéå ÷ÉãÆí áÌÀòÄéìÈä, åÀàÇçÇø áÌÀòÄéìÈä. åÀìÉà éÄáÀòÉì îÅòåÉîÅã åÀìÉà îÄéÌåÉùÑÅá, åÀìÉà áÌÀáÅéú äÇîÌÇøÀçÅõ åÀìÉà áÌÀéåÉí ùÑÆéÌÄëÌÈðÅñ ìÇîÌÇøÀçÅõ, åÀìÉà áÌÀéåÉí äÇ÷ÌÈæÈä, åÀìÉà áÌÀéåÉí éÀöÄéàÈä ìÇãÌÆøÆêÀ àåÉ áÌÄéàÈä îÄï äÇãÌÆøÆêÀ; ìÉà ìÄôÀðÅéäÆí, åÀìÉà ìÀàÇçÂøÅéäÆí. 29 No ha de cohabitarse estando satisfecho ni hambriento sino una vez digerida la comida. Tanto antes como después de hacerlo ha de asegurarse de no necesitar evacuar el vientre. No ha de cohabitarse ni de pie ni sentado, ni en el baño ni el día en que entrará al baño, ni el día de la flebotomía, ni al salir de viaje ni al regresar de uno. Ni antes ni después.
ì [ë] ëÌÈì äÇîÌÇðÀäÄéâ òÇöÀîåÉ áÌÄãÀøÈëÄéí àÅìÌåÌ ùÑÆäåÉøÄéðåÌ, àÂðÄé òÇøÌÈá ìåÉ ùÑÀàÅéðåÌ áÌÈà ìÄéãÅé çÉìÄé ëÌÈì éÈîÈéå, òÇã ùÑÆéÌÇæÀ÷Äéï äÇøÀáÌÅä åÀéÈîåÌú, åÀàÅéðåÌ öÈøÄéêÀ ìÀøåÉôÅà; åÀùÑÆéÌÄäÀéÆä âÌåÌôåÉ ùÑÈìÅí åÀòåÉîÅã òÇì áÌÈøÀéåÉ, ëÌÈì éÈîÈéå--àÅìÈà àÄí ëÌÅï äÈéÈä âÌåÌôåÉ øÈò îÄúÌÀçÄìÌÇú áÌÀøÄéÌÈúåÉ, àåÉ àÄí äÈéÈä øÈâÄéì áÌÀîÄðÀäÈâ îÄï äÇîÌÄðÀäÈâåÉú äÈøÈòÄéí îÄúÌÀçÄìÌÇú îåÉìÇãÀúÌåÉ, àåÉ àÄí úÌÈáåÉà îÇëÌÇú ãÌÆáÆø àåÉ îÇëÌÇú áÌÇöÌÉøÆú ìÈòåÉìÈí. 30 A todo aquel que se rija según las normas que hemos dictado le garantizo que no enfermará toda su vida, envejeciendo mucho y muriendo entonces, no necesitando de ningún médico; y que su cuerpo permanecerá firme e íntegro toda su vida. A menos que su cuerpo haya sido innatamente enfermizo, o que él se hubiese regido según las malas costumbres desde siempre, o que acontezca una plaga o una sequía en el mundo.
ìà [ëà] åÀëÈì äÇîÌÄðÀäÈâåÉú äÇèÌåÉáÄéí äÈàÅìÌåÌ ùÑÆàÈîÇøÀðåÌ, àÅéï øÈàåÌé ìÄðÀäÉâ áÌÈäÆï àÅìÈà äÇáÌÈøÄéà. àÂáÈì äÇçåÉìÆä, àåÉ îÄé ùÑÆàÆçÈã îÅàÅáÈøÈéå çåÉìÆä, àåÉ îÄé ùÑÆðÌÈäÇâ îÄðÀäÈâ øÈò ùÑÈðÄéí øÇáÌåÉú--éÅùÑ ìÀëÈì àÆçÈã åÀàÆçÈã îÅäÆï ãÌÀøÈëÄéí àÂçÅøÄéí åÌîÄðÀäÈâåÉú ëÌÀôÄé çÈìÀéåÉ, ëÌÀîåÉ ùÑÆéÌÄúÀáÌÈàÅø áÌÀñÄôÀøÅé äÈøÀôåÌàåÉú; åÀùÑÄðÌåÌé åÆñÆú, úÌÀçÄìÌÇú ëÌÈì çÉìÄé. 31 No es conveniente que se rija según las buenas costumbres mencionadas sino alguien sano. Mientras que, un enfermo o quien padezca de un miembro enfermo o quien se haya regido por malos hábitos por muchos años, existen para cada uno otras normas y costumbres a seguir según su enfermedad, tal como lo aclaran los libros de medicina; y considérasele al cambio de menstruación el origen de toda enfermedad.
ëá [ëá] ëÌÈì îÈ÷åÉí ùÑÀàÅéï áÌåÉ øåÉôÅà--àÆçÈã äÇáÌÈøÄéà åÀàÆçÈã äÇçåÉìÆä, àÅéï øÈàåÌé ìåÉ ìÈæåÌæ îÄëÌÈì äÇãÌÀáÈøÄéí ùÑÆàÈîÇøÀðåÌ áÌÀôÅøÆ÷ æÆä: ùÑÆëÌÈì àÆçÈã îÅäÆï, ìÀàÇçÂøÄéú èåÉáÈä äåÌà îÅáÄéà. 32 En todo lugar donde no haya un médico no es conveniente que ni el sano ni el enfermo dejen de lado las cosas mencionadas en este capítulo ya que cada una de ellas lleva a un buen fin.
ìâ [ëâ] ëÌÈì òÄéø ùÑÀàÅéï áÌÈäÌ òÂùÒÈøÈä ãÌÀáÈøÄéí äÈàÅìÌåÌ, àÅéï úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí øÇùÌÑÈàé ìÈãåÌø áÌÀúåÉëÈäÌ; åÀàÅìÌåÌ äÆï--øåÉôÅà, åÀàËîÌÈï, åÌáÅéú äÇîÌÇøÀçÅõ, åÌáÅéú äÇëÌÄñÌÅà, åÌîÇéÄí îÀöåÌéÄéï ëÌÀâåÉï ðÈäÈø àåÉ îÇòÀéÈï, åÌáÅéú äÇëÌÀðÆñÆú, åÌîÀìÇîÌÅã úÌÄéðåÉ÷åÉú, åÀìÇáÀìÈø, åÀâÇáÌÈàÅé öÀãÈ÷Èä, åÌáÅéú ãÌÄéï îÇëÌÄéï åÀçåÉáÀùÑÄéï. 33 Un “Talmid Jakhamim” no ha de vivir en una ciudad que no cuente con lo siguiente: “1) un médico; 2) un artesano; 3) un baño; 4) una letrina; 5) agua disponible, como la de un río o un manantial; 6) una sinagoga; 7) un instructor de niños; 8) un copiador; 9) recaudadores de limosna; 10) un Bet Dín que castigue y auxilie”.


ôÌÅøÆ÷ ä Capítulo Cinco

à ëÌÀùÑÅí ùÑÆäÆçÈëÈí ðÄëÌÈø áÌÀçÈëÀîÈúåÉ åÌáÀãÅòåÉúÈéå, åÀäåÌà îËáÀãÌÈì áÌÈäÆï îÄùÌÑÀàÈø äÈòÈí--ëÌÈêÀ öÈøÄéêÀ ùÑÆéÌÄäÀéÆä ðÄëÌÈø áÌÀîÇòÂùÒÈéå, áÌÀîÇàÂëÈìåÉ åÌáÀîÇùÑÀ÷ÅäåÌ åÌáÄáÀòÄéìÈúåÉ åÌáÇòÂùÒÄéÌÇú öÀøÈëÈéå åÌáÀãÄáÌåÌøåÉ åÌáÀäÄìÌåÌëåÉ åÌáÀîÇìÀáÌåÌùÑåÉ åÌáÀëÄìÀëÌåÌì ãÌÀáÈøÈéå åÌáÀîÇùÌÒÈàåÉ åÌáÀîÇúÌÈðåÉ: åÀéÄäÀéåÌ ëÌÈì äÇîÌÇòÂùÒÄéí äÈàÅìÌåÌ, ðÈàÄéí åÌîÀúË÷ÌÈðÄéí áÌÀéåÉúÅø. 1 Así como se le distingue al “Jakham” por su sabiduría y por sus cualidades ya que le diferencian del resto del pueblo; debe asimismo distinguírsele por sus acciones, su comer y beber, su modo de cohabitar y de hacer sus necesidades, su modo de hablar y andar, su vestimenta y su administración financiera, y su modo de negociar. Siendo todas esas acciones agradables y extremadamente correctas.
á ëÌÅéöÇã--úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí ìÉà éÄäÀéÆä âÌÇøÀâÌÀøÈï, àÅìÈà àåÉëÅì îÇàÂëÈì äÈøÈàåÌé ìÀäÇáÀøåÉú âÌåÌôåÉ, åÀìÉà éÉàëÇì îÄîÌÆðÌåÌ àÂëÄéìÈä âÌÇñÌÈä. åÀìÉà éÀäÆà øåÉãÅó ìÀîÇìÌÉàú áÌÄèÀðåÉ, ëÌÀàÅìÌåÌ ùÑÆîÌÄúÀîÇìÌÀàÄéï îÄîÌÇàÂëÈì åÌîÇùÑÀ÷Æä òÇã ùÑÆúÌÈôåÌçÇ ëÌÀøÅñÈï; åÇòÂìÅéäÆí îÀôÉøÈùÑ áÌÇ÷ÌÇáÌÈìÈä, "åÀæÅøÄéúÄé ôÆøÆùÑ òÇì-ôÌÀðÅéëÆí, ôÌÆøÆùÑ çÇâÌÅéëÆí" (îìàëé á,â)--àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí, àÅìÌåÌ áÌÀðÅé àÈãÈí ùÑÆàåÉëÀìÄéï åÀùÑåÉúÄéï åÀòåÉùÒÄéï ëÌÈì éÀîÅéäÆí ëÌÀçÇâÌÄéí. 2 ¿A qué se refiere? un Sabio no será glotón sino come aquello que es bueno para su cuerpo, no comiéndolo exageradamente. No buscará llenar su panza como aquellos que se llenan de alimentos y bebidas hasta que se les hincha la barriga; habiéndo dicho a su respecto la Qabalá: "y esparciré estiercol sobre vuestros rostros, el estiercol de vuestras fiestas" (Ml. 2:3). Dijeron los Sabios: “se trata de las personas que comen y beben convirtiendo sus días en fiestas”.
â åÀäÆí äÈàåÉîÀøÄéí "àÈëåÉì åÀùÑÈúåÉ, ëÌÄé îÈçÈø ðÈîåÌú" (éùòéäå ëá,éâ). åÀæÆä äåÌà îÇàÂëÇì äÈøÀùÑÈòÄéí; åÀùÑËìÀçÈðåÉú àÅìÌåÌ, äÆí ùÑÆâÌÄðÌÈä äÇëÌÈúåÌá åÀàÈîÇø "ëÌÄé ëÌÈì-ùÑËìÀçÈðåÉú, îÈìÀàåÌ ÷Äéà öÉàÈä, áÌÀìÄé, îÈ÷åÉí" (éùòéäå ëç,ç). àÂáÈì äÆçÈëÈí àÅéðåÌ àåÉëÅì àÅìÈà úÌÇáÀùÑÄéì àÆçÈã àåÉ ùÑÀðÇéÄí, åÀàåÉëÅì îÄîÌÆðÌåÌ ëÌÀãÅé çÇéÌÈéå åÀãÇéÌåÉ; äåÌà ùÑÆàÈîÇø ùÑÀìÉîÉä, "öÇãÌÄé÷--àÉëÅì, ìÀùÒÉáÇò ðÇôÀùÑåÉ" (îùìé éâ,ëä). 3 Diciendo ellos: "¡come y bebe que mañana moriremos!" (Is. 22:13). Siendo tal el alimento de los malvados, y tales son las mesas que repudió la Escritura diciendo: "Estando todas las mesas llenas de vomito, estiercol, sin lugar" (Is. 28:8). Sin embargo el Sabio no come sino uno o dos caldos, bastándole comer de él para su subsistencia, habiéndose referido a esto Shelomó al decir: "El justo come para satisfacer su alma" (Pr. 13:25).
ã [á] ëÌÀùÑÆäÆçÈëÈí àåÉëÅì îÀòÇè æÆä äÈøÈàåÌé ìåÉ, ìÉà éÉàëÀìÆðÌåÌ àÅìÈà áÌÀáÅéúåÉ òÇì ùÑËìÀçÈðåÉ. ìÉà éÉàëÇì áÌÇçÂðåÌú åÀìÉà áÌÇùÌÑåÌ÷ àÅìÈà ìÀôÄé öÉøÆêÀ âÌÈãåÉì, ëÌÀãÅé ùÑÆìÌÉà éÄúÀâÌÇðÌÆä áÌÄôÀðÅé äÇáÌÀøÄéÌåÉú; åÀìÉà éÉàëÇì àÅöÆì òÇîÌÅé äÈàÈøÆõ, åÀìÉà òÇì àåÉúÈï äÇùÌÑËìÀçÈðåÉú äÇîÌÀìÅàÄéí ÷Äéà öåÉàÈä. åÀìÉà éÇøÀáÌÆä ñÀòåÉãåÉúÈéå áÌÀëÈì îÈ÷åÉí, åÀàÇôÄìÌåÌ òÄí äÇçÂëÈîÄéí. åÀìÉà éÉàëÇì áÌÄñÀòåÉãåÉú ùÑÆéÌÅùÑ áÌÈäÆï ÷ÄáÌåÌõ äÇøÀáÌÅä; åÀàÅéï øÈàåÌé ìåÉ ìÆàÁëÉì àÅìÈà áÌÄñÀòåÉãÈä ùÑÆìÌÀîÄöÀåÈä áÌÄìÀáÈã, ëÌÀâåÉï ñÀòåÉãÇú àÅøåÌñÄéï åÀðÄùÌÒåÌàÄéï--åÀäåÌà ùÑÆéÌÄäÀéÆä úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí, ùÑÆðÌÈùÒÈà áÌÇú úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí. åÀäÇöÌÇãÌÄé÷Äéí äÇçÂñÄéãÄéí äÈøÄàùÑåÉðÄéí ìÉà àÈëÀìåÌ îÅòåÉìÈí, îÄñÌÀòåÉãÈä ùÑÀàÅéðÈäÌ ùÑÆìÌÈäÆí. 4 Cuando un Sabio coma esta pequeñez que le es apropiada, no lo hará sino en su casa a su mesa. No comerá ni en un restaurante ni en un mercado, a menos que sea ello imprescindible, para no deshonrarse ante la gente; tampoco comerá en lo de los ignorantes ni tampoco a esas mesas llenas de “vomito, estiercol”. Ni ha de consumir muchas comidas, ni siquiera con los Sabios. Ni ha de participar de comidas multitudinarias, no siéndole apropiado sino participar de comidas de índole espiritual como un banquete de compromiso y boda, al tratarse de un “talmid hakhamim” que desposa a la hija de un semejante. Los antiguos justos y piadosos no comían nunca de una comida que no fuera la suya.
ä [â] ëÌÀùÑÆäÆçÈëÈí ùÑåÉúÆä éÇéÄï, àÅéðåÌ ùÑåÉúÆä àÅìÈà ëÌÀãÅé ìÄùÑÀøåÉú àÂëÄéìÈä ùÑÆáÌÀîÅòÈéå. åÀëÈì äÇîÌÄùÑÀúÌÇëÌÅø, äÂøÅé æÆä çåÉèÆà åÌîÀâËðÌÆä åÌîÇôÀñÄéã çÈëÀîÈúåÉ; åÀàÄí îÄùÑÀúÌÇëÌÅø áÌÄôÀðÅé òÇîÌÅé äÈàÈøÆõ, äÂøÅé æÆä çÄìÌÇì àÆú äÇùÌÑÅí. åÀàÈñåÌø ìÄùÑÀúÌåÉú áÌÇöÌÈäÃøÇéÄí åÀàÇôÄìÌåÌ îÀòÇè, àÅìÈà àÄí äÈéÈä áÌÄëÀìÇì äÈàÂëÄéìÈä, ùÑÆäÇùÌÑÀúÄéÌÈä ùÑÆáÌÄëÀìÇì äÈàÂëÄéìÈä àÅéðÈäÌ îÀùÑÇëÌÆøÆú, åÀàÅéï ðÄæÀäÈøÄéï àÅìÈà îÄéÌÇéÄï ùÑÆìÌÀàÇçÇø äÇîÌÈæåÉï. 5 Cuando el Sabio bebe vino no lo hace sino para mojar la comida que está en su vientre. Y considérase a todo el que se embriague un transgresor y un repudiable, perdiendo su sabiduría; y si lo hace ante ignorantes, profana el Nombre. Está prohibido beber a mediodía, incluso un poco, a menos que sea parte de la comida ya que tal bebida no embriaga, no hemos de cuidarnos sino del vino posterior a la comida.
å [ã] àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÆàÄùÑÀúÌåÉ ùÑÆìÌÈàÈãÈí îËúÌÆøÆú ìåÉ úÌÈîÄéã, øÈàåÌé ìåÉ ìÀúÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí ùÑÆéÌÇðÀäÄéâ òÇöÀîåÉ áÌÄ÷ÀãËùÌÑÈä: åÀìÉà éÀäÆà îÈöåÌé àÅöÆì àÄùÑÀúÌåÉ ëÌÇúÌËøÀðÀâåÉì, àÅìÈà îÄìÌÅéìÅé ùÑÇáÌÈú ìÀìÅéìÅé ùÑÇáÌÈú, àÄí éÅùÑ áÌåÉ ëÌåÉçÇ. åÀëÄùÑÀäåÌà îÀñÇôÌÅø òÄîÌÈäÌ, ìÉà éÀñÇôÌÇø ìÉà áÌÄúÀçÄìÌÇú äÇìÌÇéÀìÈä ëÌÄùÑÀäåÌà ùÒÈáÅòÇ åÌáÄèÀðåÉ îÀìÅàÈä, åÀìÉà áÌÀñåÉó äÇìÌÇéÀìÈä ëÌÄùÑÀäåÌà øÈòÅá--àÅìÈà áÌÀàÆîÀöÇò äÇìÌÇéÀìÈä, ëÌÀùÑÆéÌÄúÀàÇëÌÇì äÇîÌÈæåÉï ùÑÆáÌÀîÅòÈéå. 6 A pesar de que su esposa le está siempre permitida a un hombre, es propio de un “talmid jakhamim” que se comporte con santidad, no hallándose con su mujer como un gallo sino de noche de Shabat a noche de Shabat, de serle físicamente posible. Y cuando “converse” con ella, no lo hará ni al princio de la noche, cuando esté satisfecho y su barriga esté llena, ni a su final, cuando esté hambriento, sino a mitad de la noche, cuando digiera la comida que hay en sus entrañas.
æ åÀìÉà éÅ÷Çì øÉàùÑåÉ áÌÀéåÉúÅø, åÀìÉà éÀðÇáÌÇì àÆú ôÌÄéå áÌÀãÄáÀøÅé äÂáÈàé, åÀàÇôÄìÌåÌ áÌÅéðåÉ ìÀáÅéðÈäÌ; äÂøÅé äåÌà àåÉîÅø áÌÇ÷ÌÇáÌÈìÈä, "îÇâÌÄéã ìÀàÈãÈí îÇä-ùÌÒÅçåÉ" (òîåñ ã,éâ)--àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí, àÇôÄìÌåÌ ùÒÄéçÈä ÷ÇìÌÈä ùÑÆáÌÅéï àÄéùÑ ìÀàÄùÑÀúÌåÉ, òÂúÄéã ìÄúÌÅï òÈìÆéäÈ àÆú äÇãÌÄéï. 7 Y no ha de ser extremadamente irrespetuoso ni ensuciará su boca con banalidades, ni siquiera entre él y ella, como lo dice Él en la Qabalá: "y le declara al hombre su conversación" (Am. 4:13). Dijeron los Sabios: “en el futuro ha de darse cuenta incluso acerca de una simple charla entre un varón y su esposa”.
ç åÀìÉà éÄäÀéåÌ ùÑÀðÅéäÆí ìÉà ùÑÄëÌåÉøÄéí, åÀìÉà òÇöÀìÈðÄéï, åÀìÉà òÇöÀáÌÈðÄéï; åÀìÉà àÆçÈã îÅäÆï. åÀìÉà úÄäÀéÆä éÀùÑÅðÈä; åÀìÉà éÆàÁðÉñ àåÉúÈäÌ, åÀäÄéà àÅéðÈäÌ øåÉöÈä--àÅìÈà áÌÄøÀöåÉï ùÑÀðÅéäÆí, åÌáÀùÒÄîÀçÈúÈï. éÀñÇôÌÇø îÀòÇè åÄéùÒÇçÇ÷ òÄîÌÈäÌ îÀòÇè, ëÌÀãÅé ùÑÆúÌÄúÀéÇùÌÑÇá ðÇôÀùÑåÉ; åÀéÄáÀòÉì áÌÀáåÌùÑÈä åÀìÉà áÌÀòÇæÌåÌú, åÀéÄôÀøÉùÑ îÄéÌÈã. 8 No estarán ambos ni bebidos ni ociosos ni nerviosos, ni siquiera uno de ellos. Y ella no estará dormida; y, si ella no quiere, no la forzará. Sino por voluntad y felicidad mutuas. Hablará un poco y jugará con ella un poco para relajarse, y penetrará con pudor, no con osadía, y se apartará inmediatamente.
è [ä] ëÌÈì äÇðÌåÉäÅâ îÄðÀäÈâ æÆä--ìÉà ãÌÇé ìåÉ ùÑÆ÷ÌÄãÌÇùÑ ðÇôÀùÑåÉ, åÀèÄäÇø òÇöÀîåÉ, åÀúÄ÷ÌÇï ãÌÅòåÉúÈéå; àÅìÈà ùÑÀàÄí äÈéåÌ ìåÉ áÌÈðÄéí--äåÉåÄéï áÌÈðÄéí ðÈàÄéí åÌáÇéÀùÑÈðÄéí, øÀàåÌéÄéï ìÀçÈëÀîÈä åÀìÇçÂñÄéãåÌú. åÀëÈì äÇðÌåÉäÅâ áÌÀîÄðÀäÂâåÉú ùÑÀàÈø äÈòÈí, äÇäåÉìÀëÄéí áÌÇçÉùÑÆêÀ--äåÉåÄéï ìåÉ áÌÈðÄéí ëÌÀîåÉ àåÉúÈï äÈòÈí. 9 Quien acostumbre a comportarse así no solo ha santificado su alma y se ha purificado y corregido sus cualidades sino que los niños que le nazcan serán agradables y vergonzosos, adecuados para la sabiduría y para la jasidut. Y a quien acostumbre a comportarse como el resto del pueblo, que anda en la oscuridad, le nacerán niños como tal.
é [å] öÀðÄéòåÌú âÌÀãåÉìÈä ðåÉäÂâÄéí úÌÇìÀîÄéãÅé çÂëÈîÄéí áÌÀòÇöÀîÈï: ìÉà éÄúÀáÌÇæÌåÌ, åÀìÉà éÀâÇìÌåÌ øÉàùÑÈï åÀìÉà âÌåÌôÈï. åÀàÇôÄìÌåÌ áÌÀùÑÈòÈä ùÑÆéÌÄëÌÈðÀñåÌ ìÀáÅéú äÇëÌÄñÌÅà, éÀäÆà öÈðåÌòÇ, åÀìÉà éÀâÇìÌÆä áÌÀâÈãÈéå òÇã ùÑÆéÌÅùÑÅá, åÀìÉà éÀ÷ÇðÌÇç áÌÀéÈîÄéï. åÀéÄúÀøÇçÇ÷ îÄëÌÈì àÈãÈí åÀéÄëÌÈðÅñ çÆãÆø áÌÀçÆãÆø ìÄôÀðÄéí îÄï äÇîÌÀòÈøÈä, åÀðÄôÀðÈä ùÑÈí; åÀàÄí ðÄôÀðÈä àÂçåÉøÅé âÌÈãÅø, éÇøÀçÄé÷ ëÌÀãÅé ùÑÆìÌÉà éÄùÑÀîÇò çÂáÅøåÉ ÷åÉìåÉ àÄí ðÄúÀòÇèÌÇùÑ, åÀàÄí ðÄôÀðÈä áÌÀáÄ÷ÀòÈä, éÇøÀçÄé÷ ëÌÀãÅé ùÑÆìÌÉà éÄøÀàÆä çÂáÅøåÉ ôÌÅøåÌòåÉ. åÀìÉà éÀãÇáÌÇø ëÌÄùÑÀäåÌà ðÄôÀðÆä, àÇôÄìÌåÌ ìÀöÉøÆêÀ âÌÈãåÉì. åÌëÀãÆøÆêÀ ùÑÆðÌåÉäÅâ öÀðÄéòåÌú áÌÀáÅéú äÇëÌÄñÌÅà áÌÇéÌåÉí, ëÌÈêÀ ðåÉäÅâ áÌÇìÌÇéÀìÈä. åÌìÀòåÉìÈí éÀìÇîÌÇã àÈãÈí òÇöÀîåÉ ìÀäÄôÌÈðåÉú ùÑÇçÀøÄéú åÀòÇøÀáÌÄéú áÌÄìÀáÈã, ëÌÀãÅé ùÑÆìÌÉà éÄúÀøÇçÇ÷. 10 Grande es la decencia propia de los Sabios, no se denigrarán, ni descubrirán ni su cabeza ni su cuerpo. Incluso cuando entre al baño será pudoroso no descubriéndose hasta sentarse ni se limpiará con la mano derecha. Se alejará hasta el recinto más interno de una cueva y allí hará sus necesidades; y si lo hiciera detras de un cerco, se alejará para que otros no oigan si estornuda. Y si lo hiciera en un valle, se alejará de modo tal que nadie le vea descubrirse. No hablará al evacuar, ni siquiera por gran necesidad. Tal como es cauto en el baño por la noche lo será durante el día. Uno siempre acostumbrará a evacuar por la mañana y por la noche para que no se aleje.
éà [æ] úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí--ìÉà éÀäÆà öåÉòÅ÷ åÀöåÉåÅçÇ áÌÀùÑÈòÇú ãÌÄáÌåÌøåÉ, ëÌÇáÌÀäÅîåÉú åÀëÇçÇéÌåÉú; åÀìÉà éÇâÀáÌÄéäÌÇ ÷åÉìåÉ áÌÀéåÉúÅø, àÅìÈà ãÌÄáÌåÌøåÉ áÌÀðÇçÇú òÄí ëÌÈì äÇáÌÀøÄéÌåÉú. åÌëÀùÑÆéÌÀãÇáÌÇø áÌÀðÇçÇú, éÄæÌÈäÅø ùÑÆìÌÉà éÄúÀøÇçÇ÷ òÇã ùÑÆéÌÅøÈàÆä ëÌÀãÄáÀøÅé âÌÇñÌÅé äÈøåÌçÇ. åÌîÇ÷ÀãÌÄéí ìÄùÑÀìåÉí ëÌÈì àÈãÈí, ëÌÀãÅé ùÑÆúÌÀäÆà øåÌçÈï ðåÉçÈä äÄîÌÆðÌåÌ. åÀãÈï àÆú ëÌÈì äÈàÈãÈí ìÀëÇó æÀëåÌú--îÀñÇôÌÅø áÌÄùÑÀáÈç çÂáÅøåÉ, åÀàÅéðåÌ îÀñÇôÌÅø áÌÄâÀðåÌúåÉ ëÌÀìÈì. àåÉäÅá ùÑÈìåÉí, åÀøåÉãÅó ùÑÈìåÉí. 11 Un “talmid jakhamim” no gritará ni chillará al hablar como lo hacen los animales y las bestias; ni elevará excesivamente su voz sino hablará suavemente con todos. Y al hablar suavemente cuidará de no parecer altanero. Se interesará por el bienestar de todos para que todos le aprecien. Juzgará a todos positivamente. Mencionará las virtudes de su prójimo, evitando mencionar lo que le denigra en absoluto. Ama la paz y la procura.
éá àÄí øÈàÈä îÀ÷åÉí ùÑÆãÌÀáÈøÈéå îåÉòÄéìÄéï åÀðÄùÑÀîÈòÄéï, àåÉîÅø; åÀàÄí ìÈàå, ùÑåÉúÅ÷. ëÌÅéöÇã: ìÉà éÀøÇöÌÆä çÂáÅøåÉ áÌÀùÑÈòÇú ëÌÇòÀñåÉ, åÀìÉà éÄùÑÀàÇì ìåÉ òÇì ðÄãÀøåÉ áÌÀùÑÈòÈä ùÑÆðÌÈãÇø òÇã ùÑÆúÌÄúÀ÷ÈøÇø ãÌÇòÀúÌåÉ åÀéÈðåÌçÇ; åÀìÉà éÀðÇçÂîÆðÌåÌ áÌÀùÑÈòÈä ùÑÆîÌÅúåÉ îËèÌÈì ìÀôÈðÈéå, îÄôÌÀðÅé ùÑÀäåÌà áÌÈäåÌì òÇã ùÑÆéÌÄ÷ÌÈáÅø. åÀëÅï ëÌÈì ëÌÇéÌåÉöÆà áÌÀàÅìÌåÌ. åÀìÉà éÅøÈàÆä ìÇçÂáÅøåÉ áÌÀùÑÈòÇú ÷ÇìÀ÷ÈìÈúåÉ, àÅìÈà éÇòÀìÄéí òÅéðÈéå îÄîÌÆðÌåÌ. 12 Si, dada la situación, sus palabras serían de provecho, las dice, de lo contrario calla. ¿por ejemplo? no apaciguará a su prójimo mientras esté enfadado ni le indagará acerca de su promesa cuando la esté formulando sino aguardará a que se sosiegue y descanse; tampoco le reconfortará mientras su muerto esté ante él ya que permanece abrumado hasta el entierro. Y asimismo respecto de cosas por el estilo. Tampoco ha de aparecérsele a su prójimo cuando esté errando sino hará como si no le viera.
éâ åÀìÉà éÀùÑÇðÌÆä áÌÀãÄáÌåÌøåÉ, åÀìÉà éåÉñÄéó åÀìÉà éÄâÀøÇò àÅìÈà áÌÀãÄáÀøÅé ùÑÈìåÉí åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÈäÆï. ëÌÀìÈìåÉ ùÑÆìÌÇãÌÈáÈø--àÅéðåÌ îÀãÇáÌÅø àÅìÈà àåÉ áÌÄâÀîÄéìåÌú çÂñÈãÄéí, àåÉ áÌÀãÄáÀøÅé çÈëÀîÈä, åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÈäÆï. åÀìÉà éÀñÇôÌÇø òÄí àÄùÌÑÈä áÌÇùÌÑåÌ÷, àÇôÄìÌåÌ äÄéà àÄùÑÀúÌåÉ àåÉ àÂçåÉúåÉ àåÉ áÌÄúÌåÉ. 13 No alterará sus palabras ni añadiéndoles ni menguándoles sino debido a la paz o algo por el estilo. La regla general es: “que no hable sino acerca de propiciar el bien o de sabiduría y cosas por el estilo”. Y no ha de dialogar con un mujer en público incluso si se tratará de su esposa, su hermana o su hija.
éã [ç] ìÉà éÀäÇìÌÇêÀ úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí áÌÀ÷åÉîÈä æÀ÷åÌôÈä åÀâÈøåÉï ðÈèåÌé, ëÌÀòÄðÀéÇï ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÇúÌÅìÇëÀðÈä ðÀèåÌéåÉú âÌÈøåÉï, åÌîÀùÒÇ÷ÌÀøåÉú òÅéðÈéÄí" (éùòéäå â,èæ); åÀìÉà éÀäÇìÌÇêÀ òÈ÷Åá áÌÀöÇã âÌËãÌÈì áÌÀðÇçÇú ëÌÀîåÉ äÇðÌÈùÑÄéí åÀâÇñÌÅé äÈøåÌçÇ, ëÌÀòÄðÀéÇï ùÑÆðÌÆàÁîÈø "äÈìåÉêÀ åÀèÈôÉó úÌÅìÇëÀðÈä, åÌáÀøÇâÀìÅéäÆí úÌÀòÇëÌÇñÀðÈä" (ùí). 14 Un “talmid jakhamim” no andará erguido y cuellierguido, tal cual está escrito: "andando cuellierguidas y mirando atrevidamente" (Is. 3:16). Ni andará a pasos cortos como las mujeres y los altaneros, tal cual está escrito: "andando ritmicamente y haciendo sonar los adornos de sus pies." (Ibídem).
èå åÀìÉà éÈøåÌõ áÌÄøÀùÑåÌú äÈøÇáÌÄéí, åÀéÄðÀäÉâ áÌÀùÑÄâÌÈòåÉï. åÀìÉà éÄëÀôÌÉó ÷åÉîÈúåÉ ëÌÀáÇòÂìÅé çÂèÉøÆú; àÅìÈà îÄñÀúÌÇëÌÅì ìÀîÇèÌÈä ëÌÀîåÉ ùÑÀäåÌà òåÉîÅã áÌÇúÌÀôÄìÌÈä, åÌîÀäÇìÌÅêÀ áÌÀùÑåÉåÆä ëÌÀàÈãÈí ùÑÀäåÌà èÈøåÌã áÌÇòÂñÈ÷Èéå. 15 Ni correrá en lugares públicos, comportándose alocadamente. Tampoco se encorvará como los jorobados sino mirará hacia abajo como lo hace al orar, caminando normalmente como un hombre preocupado por sus asuntos.
èæ âÌÇí áÌÀîÇäÀìÈëåÉ ùÑÆìÌÈàÈãÈí, ðÄëÌÈø àÄí çÈëÈí áÌÇòÇì ãÌÅòÈä äåÌà, àåÉ ùÑåÉèÆä åÀñÈëÈì; åÀëÅï àÈîÇø ùÑÀìÉîÉä áÌÀçÈëÀîÈúåÉ, "åÀâÇí-áÌÇãÌÆøÆêÀ ëÌÀùÑÆñÌÈëÈì äÉìÅêÀ, ìÄáÌåÉ çÈñÅø; åÀàÈîÇø ìÇëÌÉì, ñÈëÈì äåÌà" (÷åäìú é,â)--îåÉãÄéòÇ ìÇëÌÉì òÇì òÇöÀîåÉ ùÑÀäåÌà ñÈëÈì. 16 Incluso el andar de un hombre indica si se trata de un sabio juicioso o de un necio e ignorante, así lo dijo Shelomó en su sabiduría “Y aún al emprender su camino el necio, falto de corazón, les dice a todos que es un necio. (Qo. 10:3). Les anuncia a todos, acerca de sí mismo, que es un necio.
éæ [è] îÇìÀáÌåÌùÑ úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí, îÇìÀáÌåÌùÑ ðÈàÆä ðÈ÷Äé; åÀàÈñåÌø ìåÉ ùÑÆéÌÄîÌÈöÅà áÌÀáÄâÀãåÉ ëÌÆúÆí àåÉ ùÑÇîÀðåÌðÄéú åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÈäÌ. åÀìÉà éÄìÀáÌÉùÑ ìÉà îÇìÀáÌåÌùÑ îÀìÈëÄéí, ëÌÀâåÉï áÌÄâÀãÅé æÈäÈá åÀàÇøÀâÌÈîÈï ùÑÆäÇëÌÉì îÄñÀúÌÇëÌÀìÄéï áÌÈäÆï, åÀìÉà îÇìÀáÌåÌùÑ òÂðÄéÌÄéí, ùÑÀäåÌà îÀáÇæÌÆä àÆú ìåÉáÀùÑÈéå--àÅìÈà áÌÀâÈãÄéí áÌÅéðåÉðÄéÌÄéí ðÈàÄéí. 17 La ropa de un “talmid jakhamim” es agradable y limpia; prohibiéndosele que se halle en ella una mancha o un pringón o algo por el estilo. Tampoco ha de vestir ropa regia como la de oro y púrpura que atrae las miradas ni ropa de indigentes que oprobia a quien la lleva sino prendas regulares agradables.
éç åÀìÉà éÀäÆà áÌÀùÒÈøåÉ ðÄøÀàÆä îÄúÌÇçÇú îÇãÌÈéå, ëÌÀîåÉ áÌÄâÀãÅé äÇôÌÄùÑÀúÌÈï äÇ÷ÌÇìÌÄéí áÌÀéåÉúÅø ùÑÆòåÉùÒÄéï áÌÀîÄöÀøÇéÄí. åÀìÉà éÄäÀéåÌ áÌÀâÈãÈéå ñÀçåÌáÄéí òÇì äÈàÈøÆõ, ëÌÀîåÉ áÌÄâÀãÅé âÌÇñÌÅé äÈøåÌçÇ, àÅìÈà òÇã òÂ÷ÅáåÉ; åÌáÅéú éÈã ùÑÆìÌåÉ, òÇã øÈàùÑÅé àÆöÀáÌÀòåÉúÈéå. åÀìÉà éÀùÑÇìÀùÑÇì èÇìÌÄéúåÉ, îÄôÌÀðÅé ùÑÆðÌÄøÀàÆä ëÌÀâÇñÌÅé äÈøåÌçÇ, àÅìÈà áÌÇùÌÑÇáÌÈú áÌÄìÀáÈã, àÄí àÅéï ìåÉ ìÀäÇçÀìÄéó. åÀìÉà éÄìÀáÌÉùÑ îÇðÀòÈìÄéí îÀèËìÌÈàÄéí ëÌÀáÆâÆã èÀìÈàé òÇì âÌÇáÌÅé èÀìÈàé, áÌÄéîåÉú äÇçÇîÌÈä; àÂáÈì áÌÄéîåÉú äÇâÌÀùÑÈîÄéí, îËúÌÈø àÄí äÈéÈä òÈðÄé. 18 No se le verá la carne por debajo de sus prendas como sucede con las prendas de lino muy livianas que hacen en Egipto. Tampoco han de estar sus prendas arrastrándose por el suelo como las de los orgullosos sino hasta su talón; y su manga hasta las puntas de los dedos. Tampoco ha de bajarse la ropa superior, ya que parecería un orgulloso, sino solo en Shabat, de no tener que ponerse. Tampoco ha de calzar calzados remendados como una prenda con remiendo sobre remiendo, en verano; pero en invierno le está permitido, de ser pobre.
éè ìÉà éÅöÅà îÀáËùÌÒÈí ìÇùÌÑåÌ÷, åÀìÉà áÌÄáÀâÈãÄéí îÀáËùÌÒÈîÄéí; åÀìÉà éÈùÒÄéí áÌÉùÒÆí áÌÄùÒÀòÈøåÉ. àÂáÈì àÄí îÈùÑÇç áÌÀùÒÈøåÉ áÌÀáÉùÒÆí ëÌÀãÅé ìÀäÇòÀáÌÄéø àÆú äÇæÌËäÀîÈä, îËúÌÈø. åÀëÅï ìÉà éÅöÅà éÀçÄéãÄé áÌÇìÌÇéÀìÈä, àÅìÈà àÄí äÈéÈä ìåÉ æÀîÈï ÷ÈáåÌòÇ ìÈöÅàú áÌåÉ ìÀúÇìÀîåÌãåÉ. ëÌÈì àÅìÌåÌ, îÄôÌÀðÅé äÇçÂùÑÈã. 19 No saldrá perfumado al mercado ni con ropa perfumada ni se perfumará el cabello, pero si se perfumó para quitarse hedor le está permitido. Tampoco saldrá solo por la noche a menos que tenga un horario fijo para su estudio. Todo esto debido a la sospecha.
ë [é] úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí, îÀëÇìÀëÌÅì ãÌÀáÈøÈéå áÌÀîÄùÑÀôÌÈè, àåÉëÅì åÀùÑåÉúÆä åÀæÈï àÆú àÇðÀùÑÅé áÌÅéúåÉ ëÌÀôÄé îÈîåÉðåÉ åÀäÇöÀìÈçÈúåÉ, åÀìÉà éÇèÀøÄéçÇ òÇì òÇöÀîåÉ éåÉúÅø îÄãÌÇé. 20 Un “talmid jakhamim” administra sus bienes juiciosamente, come, bebe y alimenta a su familia según sus bienes y su éxito, no exigiéndose exageradamente.
ëà öÄåÌåÌ çÂëÈîÄéí áÌÀãÇøÀëÅé àÆøÆõ, ùÑÆìÌÉà éÉàëÇì àÈãÈí áÌÈùÒÈø àÅìÈà ìÀúÅàÈáåÉï, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ëÌÄé-úÀàÇåÌÆä ðÇôÀùÑÀêÈ ìÆàÁëÉì áÌÈùÒÈø" (ãáøéí éá,ë). ãÌÇé ìÇáÌÈøÄéà ìÀàÈëÀìåÉ îÅòÆøÆá ùÑÇáÌÈú ìÀòÆøÆá ùÑÇáÌÈú; åÀàÄí äÈéÈä òÈùÑÄéø ëÌÀãÅé ìÆàÁëÉì áÌÈùÒÈø áÌÀëÈì éåÉí, àåÉëÅì. 21 Los Sabios ordenaron, como buen proceder, que no comiese uno carne sino por atetito, como está escrito: "ya que desea tu alma comer carne" (Dt. 12:20). Le es suficiente al sano comerla cada víspera de Shabat; y de ser rico como para comerla cada día, lo hará.
ëá öÄåÌåÌ çÂëÈîÄéí åÀàÈîÀøåÌ, ìÀòåÉìÈí éÉàëÇì àÈãÈí ôÌÈçåÌú îÄï äÈøÈàåÌé ìåÉ ìÀôÄé îÈîåÉðåÉ, åÀéÄìÀáÌÉùÑ ëÌÈøÈàåÌé ìåÉ; åÄéëÇáÌÇã àÄùÑÀúÌåÉ åÌáÈðÈéå, éÈúÅø îÄï äÈøÈàåÌé ìåÉ. 22 Ordenaron los Sabios diciendo “siempre comerá uno menos de lo que le corresponda según sus bienes y se vestirá según le corresponda y honrará a su esposa e hijos allende sus posibilidades ”.
ëâ [éà] ãÌÆøÆêÀ áÌÇòÂìÅé ãÌÅòÈä, ùÑÆéÌÄ÷ÀáÌÇò ìåÉ àÈãÈí îÀìÈàëÈä äÇîÌÀôÇøÀðÆñÆú àåÉúåÉ úÌÀçÄìÌÈä, åÀàÇçÇø ëÌÈêÀ éÄ÷ÀðÆä áÌÅéú ãÌÄéøÈä, åÀàÇçÇø ëÌÈêÀ éÄùÌÒÈà àÄùÌÑÈä--ùÑÆðÌÆàÁîÈø "îÄé-äÈàÄéùÑ àÂùÑÆø-ðÈèÇò ëÌÆøÆí, åÀìÉà çÄìÌÀìåÉ . . . àÂùÑÆø áÌÈðÈä áÇéÄú-çÈãÈùÑ . . . àÂùÑÆø-àÅøÇùÒ àÄùÌÑÈä" (øàä ãáøéí ë,ä-æ). 23 Los hombre sensatos primero adquieren una tarea que les sustente, luego se compran una vivienda y luego desposan a una mujer; como está escrito: "¿quién es el varón que ha plantado una viña y no la ha disfrutado...que ha construido una casa nueva...que se ha comprometido con una mujer?". (Vea Dt. 20:5-7).
ëã àÂáÈì äÇèÌÄôÌÀùÑÄéí, îÇúÀçÄéìÄéï ìÄùÌÒÈà àÄùÌÑÈä, åÀàÇçÇø ëÌÈêÀ àÄí úÌÄîÀöÈà éÈãåÉ éÄ÷ÀðÆä áÌÇéÄú, åÀàÇçÇø ëÌÈêÀ áÌÀñåÉó éÈîÈéå éÇçÀæÉø ìÀáÇ÷ÌÇùÑ àËîÌÈðåÌú àåÉ éÄúÀôÌÇøÀðÇñ îÄï äÇöÌÀãÈ÷Èä; åÀëÅï äåÌà àåÉîÅø áÌÇ÷ÌÀìÈìåÉú, "àÄùÌÑÈä úÀàÈøÅùÒ . . . áÌÇéÄú úÌÄáÀðÆä . . . ëÌÆøÆí úÌÄèÌÇò" (ãáøéí ëç,ì)--ëÌÀìåÉîÇø éÄäÀéåÌ îÇòÂùÒÆéêÈ äÂôåÌëÄéï, ëÌÀãÅé ùÑÆìÌÉà úÇöÀìÄéçÇ ãÌÀøÈëÆéêÈ. åÌáÇáÌÀøÈëÈä îÇä äåÌà àåÉîÅø, "åÇéÀäÄé ãÈåÄã ìÀëÈì-ãÌÀøÈëÈå, îÇùÒÀëÌÄéì; åÇä', òÄîÌåÉ" (ùîåàì à éç,éã). 24 Empero, los necios desposan a una mujer y luego, si lo lográn, compran una casa y luego, al final de sus días, procurán una labor o se sustentan de la limosna; habiéndolo dicho Él en las maldiciones: "Te comprometerás con una mujer...construirás una casa...plantarás una viña" (Dt. 28:30). Es decir “¡qué tus acciones sean contrarias!” para que tu camino sea un fracaso. Mas al bendecir Él dice: "David alcanzaba todas sus metas ya que el Señor estaba con él" (1 S. 18:14).
ëä [éá] åÀàÈñåÌø ìÈàÈãÈí ìÀäÇôÀ÷Äéø àåÉ ìÀäÇ÷ÀãÌÄéùÑ ëÌÈì ðÀëÈñÈéå, åÀéÇèÀøÄéçÇ òÇì äÇáÌÀøÄéÌåÉú. åÀìÉà éÄîÀëÌÉø ùÒÈãÆä, åÀéÄ÷ÀðÆä áÌÇéÄú; åÀìÉà áÌÇéÄú, åÀéÄ÷ÀðÆä îÄèÌÇìÀèÀìÄéï àåÉ éÇòÂùÒÆä ñÀçåÉøÈä áÌÄãÀîÅé áÌÅéúåÉ; àÂáÈì îåÉëÅø äåÌà îÄèÌÇìÀèÀìÄéï, åÀ÷åÉðÆä ùÒÈãÆä. ëÌÀìÈìåÉ ùÑÆìÌÇãÌÈáÈø: éÈùÒÄéí îÀâÇîÌÈúåÉ ìÀäÇöÀìÄéçÇ ðÀëÈñÈéå--ìÉà ìÀäÄúÀðÈàåÉú îÀòÇè ìÀôÄé ùÑÈòÈä àåÉ ìÅäÈðåÉú îÀòÇè, åÀéÇôÀñÄéã äÇøÀáÌÅä. 25 Le está prohibido a uno desapropiarse de todas sus posesiones o consagrarlas convirtiéndose así en una carga para los demás. No venderá un campo y comprará una casa; ni una casa y comprará bienes muebles o comerciará con las ganancias por su casa; pero puede vender bienes muebles y comprar un campo. La regla es que su meta sea el éxito de sus posesiones, no un breve bienestar pasajero o un poco de placer para luego perder mucho.
ëå [éâ] îÇùÌÒÈàÈï åÌîÇúÌÈðÈï ùÑÆìÌÀúÇìÀîÄéãÅé çÂëÈîÄéí, áÌÆàÁîÆú åÌáÆàÁîåÌðÈä: àåÉîÅø òÇì ìÈàå ìÈàå, åÀòÇì äÄéï äÄéï. îÀãÇ÷ÀãÌÅ÷ òÇì òÇöÀîåÉ, áÌÀçÆùÑÀáÌåÉï; åÀðåÉúÅï åÌîÀåÇúÌÅø ìÇàÂçÅøÄéí ëÌÀùÑÆéÌÄ÷ÌÇç îÅäÆï, åÀìÉà éÀãÇ÷ÀãÌÇ÷ òÂìÅéäÆï. åÀðåÉúÅï ãÌÀîÅé äÇìÌÆ÷Çç ìÀàÇìÀúÌÇø. åÀàÅéðåÌ ðÇòÂùÒÆä ìÉà òÇøÌÈá åÀìÉà ÷ÇáÀìÈï, åÀìÉà éÈáåÉà áÌÀäÇøÀùÑÈàÈä. 26 Los “talmidé jakhamim” comercian veraz y fielmente. Niega o reafirma según corresponda. Es escrupuloso consigo mismo respecto de las cuentas a la vez que les da y cede a otros cuando les compra no siendo esctricto con ellos. Paga su compra al instante. No se convierte ni en garante ni en agente ni se inmiscuye en conseciones.
ëæ îÀçÇéÌÅá òÇöÀîåÉ áÌÀãÄáÀøÅé îÇ÷ÌÈç åÌîÄîÀëÌÈø, áÌÄîÀ÷åÉí ùÑÆìÌÉà çÄéÌÀáÈä àåÉúåÉ úÌåÉøÈä, ëÌÀãÅé ùÑÆéÌÇòÂîÉã áÌÀãÄáÌåÌøåÉ, åÀìÉà éÀùÑÇðÌÅäåÌ. åÀàÄí ðÄúÀçÇéÌÀáåÌ ìåÉ àÂçÅøÄéí áÌÇãÌÄéï, îÇàÂøÄéêÀ ìÈäÆï åÌîåÉçÅì ìÈäÆï; åÌîÇìÀåÆä, åÀçåÉðÅï. åÀìÉà éÅøÅã ìÀúåÉêÀ àËîÌÈðåÌú çÂáÅøåÉ, åÀìÉà éÅöÇø ìÀàÈãÈí áÌÈòåÉìÈí áÌÀçÇéÌÈéå. 27 Se obliga a sí mismo al negociar, aunque la Torá le exima, para que cumpla con su palabra, no alterándola. Y si otros le han resultado culpables en un juicio, les será paciente y les perdonará; y presta y es piadoso. No le rivalizará a otro en su oficio ni apenará a nadie en el mundo.
ëç ëÌÀìÈìåÉ ùÑÆìÌÇãÌÈáÈø--éÄäÀéÆä îÄï äÇðÌÄøÀãÌÈôÄéï, åÀìÉà îÄï äÈøåÉãÀôÄéï; îÄï äÇðÌÆòÀìÈáÄéï, åÀìÉà îÄï äÈòåÉìÀáÄéï. åÀàÈãÈí ùÑÀäåÌà òåÉùÒÆä ëÌÈì äÇîÌÇòÂùÒÄéí äÈàÅìÌåÌ åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÈäÆï, òÈìÈéå äÇëÌÈúåÌá àåÉîÅø "åÇéÌÉàîÆø ìÄé, òÇáÀãÌÄé-àÈúÌÈä--éÄùÒÀøÈàÅì, àÂùÑÆø-áÌÀêÈ àÆúÀôÌÈàÈø" (éùòéäå îè,â). 28 La regla es que sea de los perseguidos y no de los perseguidores; de los ofendidos y no de los ofensores. Y acerca de una persona que se comporta según lo descripto, y acciones semejantes, dice la Escritura: "Tú eres mi siervo Israel, en tí me glorificaré" (Is. 49:3).


ôÌÅøÆ÷ å Capítulo Seis

à ãÌÆøÆêÀ áÌÀøÄéÌÈúåÉ ùÑÆìÌÈàÈãÈí--ìÄäÀéåÉú ðÄîÀùÑÈêÀ áÌÀãÅòåÉúÈéå åÌáÀîÇòÂùÒÈéå àÇçÇø øÅòÈéå åÇçÂáÅøÈéå, åÀðåÉäÅâ áÌÀîÄðÀäÇâ àÇðÀùÑÅé îÀãÄéðÈúåÉ. ìÀôÄéëÌÈêÀ öÈøÄéêÀ àÈãÈí ìÀäÄúÀçÇáÌÇø ìÇöÌÇãÌÄé÷Äéí åÀìÅéùÑÅá àÅöÆì äÇçÂëÈîÄéí úÌÈîÄéã, ëÌÀãÅé ùÑÆéÌÄìÀîÉã îÄîÌÇòÂùÒÅéäÆí; åÀéÄúÀøÇçÇ÷ îÄï äÈøÀùÑÈòÄéí äÇäåÉìÀëÄéí áÌÇçÉùÑÆêÀ, ëÌÀãÅé ùÑÆìÌÉà éÄìÀîÉã îÄîÌÇòÂùÒÅéäÆí. äåÌà ùÑÆùÌÑÀìÉîÉä àåÉîÅø, "äåÉìÅêÀ àÆú-çÂëÈîÄéí, éÆçÀëÌÈí; åÀøÉòÆä ëÀñÄéìÄéí, éÅøåÉòÇ" (îùìé éâ,ë). åÀàåÉîÅø, "àÇùÑÀøÅé äÈàÄéùÑ . . ." (úäéìéí à,à). 1 Es propio de la naturaleza humana el ser influenciado por el comportamiento y las acciones de amigos y prójimos y comportarse según lo acostumbran sus conciudadanos. Por eso siempre debe el hombre unirse a los justos y hallarse en compañía de los Sabios para que aprenda de sus acciones, y se alejará de los malvados que andan en la oscuridad para que no aprenda de sus acciones. A ésto se refiere Shelomó al decir: "Quien ande con los Sabios, sabio será; mas quien apaciente con los necios se perjudicará" (Pr. 13:20). Y dice: "Feliz aquel..." (Sal. 1:1).
á åÀëÅï àÄí äÈéÈä áÌÄîÀãÄéðÈä ùÑÆîÌÄðÀäÂâåÉúÆéäÈ øÈòÄéí, åÀàÅéï àÂðÈùÑÆéäÈ äåÉìÀëÄéí áÌÀãÆøÆêÀ éÀùÑÈøÈä--éÅìÅêÀ ìÄîÀ÷åÉí ùÑÆàÂðÈùÑÈéå öÇãÌÄé÷Äéí, åÀðåÉäÂâÄéí áÌÀãÆøÆêÀ èåÉáÄéí. åÀàÄí äÈéåÌ ëÌÈì äÇîÌÀãÄéðåÉú ùÑÀäåÌà éåÉãÀòÈï åÀùÑåÉîÅòÇ ùÑÀîåÌòÈúÈï ðåÉäÂâÄéí áÌÀãÆøÆêÀ ìÉà èåÉáÈä, ëÌÀîåÉ æÀîÇðÌÅðåÌ æÆä, àåÉ ùÑÀàÅéðåÌ éÈëåÉì ìÅéìÅêÀ ìÄîÀãÄéðÈä ùÑÆîÌÄðÀäÂâåÉúÆéäÈ èåÉáÄéí, îÄôÌÀðÅé äÇâÌÀéÈñåÉú àåÉ îÄôÌÀðÅé äÇçÉìÄé--éÅùÑÅá ìÀáÇãÌåÉ éÀçÄéãÄé, ëÌÀòÄðÀéÈï ùÑÆðÌÆàÁîÈø "éÅùÑÅá áÌÈãÈã åÀéÄãÌÉí" (àéëä â,ëç). åÀàÄí äÈéåÌ øÈòÄéí åÀçÇèÌÈàÄéí, ùÑÀàÅéï îÇðÌÄéçÄéï àåÉúåÉ ìÅéùÑÅá áÌÇîÌÀãÄéðÈä àÅìÈà àÄí ëÌÅï ðÄúÀòÈøÇá òÄîÌÈäÆï åÀðåÉäÅâ áÌÀîÄðÀäÈâÈï äÈøÈò--éÅöÅà ìÇîÌÀòÈøåÉú åÀìÇçÂåÈçÄéí åÌìÇîÌÄãÀáÌÈøåÉú åÀàÇì éÇðÀäÄéâ òÇöÀîåÉ áÌÀãÆøÆêÀ çÇèÌÈàÄéí, ëÌÀòÄðÀéÈï ùÑÆðÌÆàÁîÈø "îÄé-éÄúÌÀðÅðÄé áÇîÌÄãÀáÌÈø . . ." (éøîéäå è,à). 2 Asimismo si se hallara en una ciudad cuyas costumbres son malas, cuyos habitantes no siguiesen el buen camino; se irá a un lugar cuya gente sea justa, que sigan el buen camino. Pero si todas las ciudades que conoce, y de las que haya oído, no fueran buenas, como en nuestros días, o si las huestes o una enfermedad le impidieran ir a una ciudad cuyas costumbres son buenas, vivirá solo, tal como está escrito: "Habitará solo y callará" (Lm. 3:28). Y si fueran tan malvados y pecadores que no le dejasen vivir en tal ciudad a menos que adoptara sus malas costumbres. Entonces irá a las cuevas, los yermos o los desiertos, no ha de seguir el camino de los pecadores, tal como está escrito: "¿Quién me diera en el desierto...?" (Jr. 9:1).
â [á] îÄöÀåÇú òÂùÒÅä ìÀäÄãÌÈáÅ÷ áÌÇçÂëÈîÄéí, ëÌÀãÅé ìÄìÀîÉã îÄîÌÇòÂùÒÅéäÆí: ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÌáåÉ úÄãÀáÌÈ÷" (ãáøéí é,ë), åÀëÄé àÄôÀùÑÈø ìÈàÈãÈí ìÀäÄãÌÈáÅ÷ áÌÇùÌÑÀëÄéðÈä; àÅìÈà ëÌÈêÀ àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí áÌÀôÅøåÌùÑ îÄöÀåÈä æåÉ, äÄãÌÈáÅ÷ áÌÇçÂëÈîÄéí åÀúÇìÀîÄéãÅéäÆí. ìÀôÄéëÌÈêÀ öÈøÄéêÀ àÈãÈí ìÀäÄùÑÀúÌÇãÌÇì ùÑÆéÌÄùÌÒÈà áÌÇú úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí, åÀéÇùÌÒÄéà áÌÄúÌåÉ ìÀúÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí, åÀìÆàÁëÉì åÀìÄùÑÀúÌåÉú òÄí úÌÇìÀîÄéãÅé çÂëÈîÄéí, åÀìÇòÂùÒåÉú ôÌÀøÇ÷ÀîÇèÀéÈä ìÀúÇìÀîÄéãÅé çÂëÈîÄéí, åÌìÀäÄúÀçÇáÌÇø ìÈäÆï áÌÀëÈì îÄéðÅé çÄáÌåÌø--ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÌìÀãÈáÀ÷Èä-áåÉ" (ãáøéí éà,ëá; ãáøéí ì,ë; éäåùåò ëá,ä). åÀëÅï öÄåÌåÌ çÂëÈîÄéí åÀàÈîÀøåÌ, åÄäÀåÄé îÄúÀàÇáÌÅ÷ áÌÇòÂôÇø øÇâÀìÅéäÆí, åÀùÑåÉúÆä áÌÇöÌÈîÈà àÆú ãÌÄáÀøÅéäÆí. 3 Es un Precepto Positivo ligarse a los Sabios para aprender de sus actos, como está escrito: "a Él te ligarás" (Dt. 10:20), ¿es acaso posible ligarse a la Shekhiná? así explicaron los Sabios este Precepto: ¡lígate a los Sabios y sus discípulos!. Por lo tanto debe un hombre procurar desposar a la hija de un “talmid jakhamim” y casar a su hija con un “talmid jakhamim”, comer y beber con “talmidé jakhamim”, hacer negocios con “talmidé jakhamim” y ligárseles de toda manera posible, como está escrito: "y ligársele" (Dt. 11:22, Dt. 30:20, Jos. 22:5). Asimismo, ordenaron los Sabios diciendo: “¡empólvate con el polvo de sus pies y bebe sedientamente sus palabras!”.
ã [â] îÄöÀåÈä òÇì ëÌÈì àÈãÈí ìÆàÁäÉá àÆú ëÌÈì àÆçÈã åÀàÆçÈã îÄéÌÄùÒÀøÈàÅì ëÌÀâåÌôåÉ, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÀàÈäÇáÀúÌÈ ìÀøÅòÂêÈ ëÌÈîåÉêÈ" (åé÷øà éè,éç). ìÀôÄéëÌÈêÀ öÈøÄéêÀ ùÑÆéÌÀñÇôÌÇø áÌÄùÑÀáÈçåÉ åÀìÈçåÌñ òÇì îÈîåÉðåÉ, ëÌÀîåÉ ùÑÀäåÌà çÈñ òÇì îÈîåÉï òÇöÀîåÉ åÀøåÉöÆä áÌÄëÀáåÉã òÇöÀîåÉ; åÀäÇîÌÄúÀëÌÇáÌÅã áÌÄ÷ÀìåÉï çÂáÅøåÉ, àÅéï ìåÉ çÅìÆ÷ ìÈòåÉìÈí äÇáÌÈà. 4 Cada persona debe cumplir con el Precepto de amar a cada israelita como se ama a sí mismo, como está escrito: "amarás a tu prójimo como a tí mismo" (Lev. 19:18). Por lo tanto debe enaltecerle y preocuparse por sus posesiones como lo hace respecto de sus propios bienes y desea que se le elogie; y aquel que disfruta de la vergüenza ajena no tiene parte en el mundo venidero.
ä [ã] àÇäÂáÇú äÇâÌÅø ùÑÆáÌÈà åÀðÄëÀðÇñ úÌÇçÇú ëÌÇðÀôÅé äÇùÌÑÀëÄéðÈä, ùÑÀúÌÅé îÄöÀååÉú òÂùÒÅä: àÇçÇú îÄôÌÀðÅé ùÑÀäåÌà áÌÄëÀìÇì øÅòÄéí, åÀàÇçÇú îÄôÌÀðÅé ùÑÀäåÌà âÌÅø åÀäÇúÌåÉøÈä àÈîÀøÈä "åÇàÂäÇáÀúÌÆí, àÆú-äÇâÌÅø" (ãáøéí é,éè). öÄåÌÈä òÇì àÇäÂáÇú äÇâÌÅø ëÌÀîåÉ ùÑÆöÌÄåÌÈä òÇì àÇäÂáÇú ùÑÀîåÉ, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÀàÈäÇáÀúÌÈ, àÅú ä' àÁìÉäÆéêÈ" (ãáøéí å,ä; ãáøéí éà,à); äÇ÷ÌÈãåÉùÑ áÌÈøåÌêÀ äåÌà òÇöÀîåÉ àåÉäÅá âÌÅøÄéí, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÀàÉäÅá âÌÅø" (ãáøéí é,éç). 5 Al amar a un prosélito, que se ha cobijado bajo las alas de la “Shekhiná”, se cumplen dos Preceptos Positivos, uno porque él forma parte de los “prójimos” y otro porque es un prosélito y la Torá dijo: "Amaréis, pues, al prosélito" (Dt. 10:19). Ordenó respecto del amor al prosélito como lo hizo respecto de su Nombre, como está escrito: "Amarás al Señor, tu Dios" (Dt. 6:5, Dt. 11:1); el mismísimo Santo, Bendito Sea, ama a los prosélitos, como está escrito: "ama al prosélito" (Dt. 10:18).
å [ä] ëÌÈì äÇùÌÒåÉðÅà àÆçÈã îÄéÌÄùÒÀøÈàÅì áÌÀìÄáÌåÉ--òåÉáÅø áÌÀìÉà úÇòÂùÒÆä, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ìÉà-úÄùÒÀðÈà àÆú-àÈçÄéêÈ, áÌÄìÀáÈáÆêÈ" (åé÷øà éè,éæ); åÀàÅéï ìåÉ÷Äéï òÇì ìÈàå æÆä, ìÀôÄé ùÑÀàÅéï áÌåÉ îÇòÂùÒÆä. åÀìÉà äÄæÀäÄéøÈä úÌåÉøÈä, àÅìÈà òÇì ùÒÄðÀàÈä ùÑÆáÌÇìÌÅá; àÂáÈì äÇîÌÇëÌÆä àÆú çÂáÅøåÉ, åÀäÇîÌÀçÈøÅó àÆú çÂáÅøåÉ--àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÀàÅéðåÌ øÇùÌÑÈàé, àÅéðåÌ òåÉáÅø îÄùÌÑåÉí "ìÉà-úÄùÒÀðÈà". 6 Quien odia a un israelita en su corazón transgrede un Precepto Positivo, como está escrito: "No odiarás a tu hermano en tu corazón" (Dt. 19:17), no flagelándosele por ello ya que carece de acción. Y no advirtió la Torá sino respecto del odio de corazón; empero quien golpea a su prójimo o le insulta, a pesar de que le está vedado, no transgrede respecto de “No odiarás”.
æ [å] ëÌÀùÑÆéÌÆçÁèÈà àÄéùÑ ìÀàÄéùÑ--ìÉà éÄùÒÀèÀîÆðÌåÌ åÀéÄùÑÀúÌÉ÷, ëÌÀîåÉ ùÑÆðÌÆàÁîÈø áÌÈøÀùÑÈòÄéí "åÀìÉà-ãÄáÌÆø àÇáÀùÑÈìåÉí òÄí-àÇîÀðåÉï, ìÀîÅøÈò åÀòÇã-èåÉá: ëÌÄé-ùÒÈðÅà àÇáÀùÑÈìåÉí, àÆú-àÇîÀðåÉï" (ùîåàì á éâ,ëá); àÅìÈà îÄöÀåÈä òÈìÈéå ìÀäåÉãÄéòåÉ åÀìåÉîÇø ìåÉ, ìÈîÌÈä òÈùÒÄéúÈ ìÄé ëÌÈêÀ åÀëÌÈêÀ åÀìÈîÌÈä çÈèÈàúÈ ìÄé áÌÀãÈáÈø ôÌÀìåÉðÄé: ùÑÆðÌÆàÁîÈø "äåÉëÅçÇ úÌåÉëÄéçÇ àÆú-òÂîÄéúÆêÈ, åÀìÉà-úÄùÌÒÈà òÈìÈéå çÅèÀà" (åé÷øà éè,éæ). åÀàÄí çÈæÇø åÌáÄ÷ÌÇùÑ îÄîÌÆðÌåÌ ìÄîÀçÉì ìåÉ, öÈøÄéêÀ ùÑÆéÌÄîÀçÉì; åÀìÉà éÀäÆà äÇîÌåÉçÅì àÇëÀæÈøÄé, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÇéÌÄúÀôÌÇìÌÅì àÇáÀøÈäÈí, àÆì-äÈàÁìÉäÄéí" (áøàùéú ë,éæ). 7 Cuando una persona peque contra otra, no le guardará rencor y callará, como está escrito respecto de los malvados: "Y no le hablaba Avshalom a Amnón ni para bien ni para mal ya que odiaba Avshalom a Amnón" (2 S. 13:22), sino es un precepto para él comunicárselo, diciéndole: “¡¿por qué me has hecho tal cosa y por qué has pecado contra mí respecto de tal cosa?!”, como está escrito: "reprenderás a tu prójimo para que no lleves un pecado por su causa" (Lv. 19:17), y si se arrepintiera y le pidiera que le perdonara, debe perdonarle, no siendo quien perdona cruel, como está escrito: "Entonces Avraham oró a Dios" (Gn. 20:17).
ç [æ] äÈøåÉàÆä àÆú çÂáÅøåÉ ùÑÆçÈèÈà, àåÉ ùÑÀäåÌà äåÉìÅêÀ áÌÀãÆøÆêÀ ìÉà èåÉáÈä--îÄöÀåÈä ìÀäÇçÀæÄéøåÉ ìÇîÌåÌèÈá, åÌìÀäåÉãÄéòåÉ ùÑÀäåÌà çåÉèÆà òÇì òÇöÀîåÉ áÌÀîÇòÂùÒÈéå äÈøÈòÄéí: ùÑÆðÌÆàÁîÈø "äåÉëÅçÇ úÌåÉëÄéçÇ àÆú-òÂîÄéúÆêÈ" (åé÷øà éè,éæ). 8 Es un Precepto, para quien viera que su prójimo ha pecado o va por el mal camino, devolverlo al bueno y advertirle que él peca contra sí mismo debido a sus malos actos; como está escrito: "reprenderás a tu prójimo" (Lv. 19:17).
è äÇîÌåÉëÄéçÇ àÆú çÂáÅøåÉ--áÌÅéï áÌÄãÀáÈøÄéí ùÑÆáÌÅéðåÉ ìÀáÅéðåÉ, áÌÅéï áÌÄãÀáÈøÄéí ùÑÆáÌÅéðåÉ ìÀáÅéï äÇîÌÈ÷åÉí--öÈøÄéêÀ ìÀäåÉëÄéçåÉ áÌÅéðåÉ ìÀáÅéï òÇöÀîåÉ, åÄéãÇáÌÇø ìåÉ áÌÀðÇçÇú åÌáÀìÈùÑåÉï øÇëÌÈä, åÀéåÉãÄéòåÉ ùÑÀàÅéðåÌ àåÉîÅø ìåÉ àÅìÈà ìÀèåÉáÈúåÉ, åÀìÇäÂáÄéàåÉ ìÀçÇéÌÅé äÈòåÉìÈí äÇáÌÈà. àÄí ÷ÄáÌÇì îÄîÌÆðÌåÌ, îåÌèÈá; åÀàÄí ìÈàå, éåÉëÄéçÇ ôÌÇòÇí ùÑÀðÄéÌÈä åÌùÑÀìÄéùÑÄéú. åÀëÅï úÌÈîÄéã çÇéÌÈá ìÀäåÉëÄéçÇ, òÇã ùÑÆéÌÇëÌÅäåÌ äÇçåÉèÆà åÀéÉàîÇø ìåÉ àÅéðÄé ùÑåÉîÅòÇ; åÀëÈì ùÑÆàÄôÀùÑÈø áÌÀéÈãåÉ ìÀîÇçåÉú åÀàÅéðåÌ îÀîÇçÆä, äåÌà ðÄúÀôÌÈñ áÌÇòÂååÉï àÅìÌåÌ ëÌËìÌÈí ùÑÆàÄôÀùÑÈø ìåÉ ìÀîÇçåÉú áÌÈäÆï. 9 Quien amoneste a su prójimo, ya sea por cosas que haya entre el uno y el otro o por cosas que haya entre él y Dios, debe amonestarle en privado, hablándole amable y suavemente, advirtiéndole que no lo hace sino por su bien, para llevarle al Mundo Venidero; si aceptara “bien”, de no hacerlo le amonestará por segunda y tercera vez. Así ha de amonestarle siempre, hasta que le golpee el pecador diciéndole: “no haga caso”; y todo aquel que pueda objetar y se abstiene, es presa de la iniquidad de aquellos a los que pudo objetar.
é [ç] äÇîÌåÉëÄéçÇ àÆú çÂáÅøåÉ úÌÀçÄìÌÈä--ìÉà éÀãÇáÌÇø ìåÉ ÷ÈùÑåÉú òÇã ùÑÆéÌÇëÀìÄéîÆðÌåÌ, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÀìÉà-úÄùÌÒÈà òÈìÈéå çÅèÀà" (åé÷øà éè,éæ). ëÌÈêÀ àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí, éÈëåÉì àÇúÌÀ îåÉëÄéçåÉ, åÌôÈðÈéå îÄùÑÀúÌÇðÌåÉú--úÌÄìÀîÉã ìåÉîÇø, "åÀìÉà-úÄùÌÒÈà òÈìÈéå çÅèÀà"; îÄëÌÈàï ùÑÆàÈñåÌø ìÀäÇëÀìÄéí àÆú éÄùÒÀøÈàÅì, åÀëÈì ùÑÆëÌÅï áÌÈøÇáÌÄéí. 10 Quien reprenda a su prójimo no ha de hablarle duro hasta avergonzarle, como está escrito: "no lleves un pecado por su causa" (Lv. 19:17). Así lo expresaron los Sabios: “¿acaso ha de cambiarle el rostro tu reprimenda?”. Aprende a decir: “no lleves un pecado por su causa”; deducimos que se prohibe avergonzar a un israelita, más aún en público.
éà àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÆäÇîÌÇëÀìÄéí àÆú çÂáÅøåÉ àÅéðåÌ ìåÉ÷Æä, òÈååÉï âÌÈãåÉì äåÌà: ëÌÈêÀ àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí, äÇîÌÇìÀáÌÄéï ôÌÀðÅé çÂáÅøåÉ áÌÈøÇáÌÄéí, àÅéï ìåÉ çÅìÆ÷ ìÈòåÉìÈí äÇáÌÈà. ìÀôÄéëÌÈêÀ öÈøÄéêÀ àÈãÈí ìÀäÄæÌÈäÅø áÌÀãÈáÈø æÆä, ùÑÆìÌÉà éÀáÇéÌÇùÑ çÂáÅøåÉ áÌÈøÇáÌÄéí, áÌÅéï ÷ÈèÈï áÌÅéï âÌÈãåÉì; åÀìÉà éÄ÷ÀøÈà ìåÉ áÌÀùÑÅí ùÑÀäåÌà áÌåÉùÑ îÄîÌÆðÌåÌ, åÀìÉà éÀñÇôÌÇø ìÀôÈðÈéå ãÌÈáÈø ùÑÀäåÌà áÌåÉùÑ îÄîÌÆðÌåÌ. 11 A pesar de que quien avergüenza a su prójimo no es flagelado, es ésta una grave falta. Así lo expresaron los Sabios: “quien avergüenza a su prójimo en público no tiene parte en el Mundo Venidero” Por lo tanto debe uno cuidarse de ésto, no sea que avergüence a su prójimo en público, ya sea un niño o un adulto; ni le llamará por un nombre que le avergüence ni relatará ante él algo de lo que se avergüence.
éá áÌÇîÌÆä ãÌÀáÈøÄéí àÂîåÌøÄéí, áÌÄãÀáÈøÄéí ùÑÆáÌÅéï àÈãÈí ìÇçÂáÅøåÉ; àÂáÈì áÌÀãÄáÀøÅé ùÑÈîÇéÄí--àÄí ìÉà çÈæÇø áÌåÉ áÌÇñÌÅúÆø--îÇëÀìÄéîÄéï àåÉúåÉ áÌÈøÇáÌÄéí åÌîÀôÇøÀñÀîÄéï çÆèÀàåÉ åÌîÀçÈøÀôÄéï àåÉúåÉ áÌÀôÈðÈéå åÌîÀáÇæÌÄéï åÌîÀ÷ÇìÌÀìÄéï, òÇã ùÑÆéÌÇçÀæÉø ìÇîÌåÌèÈá: ëÌÀîåÉ ùÑÆòÈùÒåÌ ëÌÈì äÇðÌÀáÄéàÄéí ìÀéÄùÒÀøÈàÅì. 12 ¿De qué casos se trata? de aquellos entre el hombre y su prójimo. En cambio en los concernientes a Dios, de no arrepentirse en privado, ha de avergonzársele en público divulgando su pecado, insultándole, afrentándole y maldiciéndole hasta que retorne al bien; tal como le hicieran todos los profetas a Israel.
éâ [è] îÄé ùÑÆçÈèÈà òÈìÈéå çÂáÅøåÉ åÀìÉà øÈöÈä ìÀäåÉëÄéçåÉ åÀìÉà ìÀãÇáÌÇø ìåÉ ëÌÀìåÌí, îÄôÌÀðÅé ùÑÆäÈéÈä äÇçåÉèÆà äÄãÀéåÉè áÌÀéåÉúÅø àåÉ ùÑÆäÈéÀúÈä ãÌÇòÀúÌåÉ îÀùÑËáÌÆùÑÆú, åÌîÈçÇì ìåÉ áÌÀìÄáÌåÉ, åÀìÉà ùÒÀèÈîåÉ åÀìÉà äåÉëÄéçåÉ--äÂøÅé æåÉ îÄãÌÇú çÂñÄéãåÌú: ìÉà äÄ÷ÀôÌÄéãÈä úÌåÉøÈä, àÅìÈà òÇì äÇîÌÇùÒÀèÅîÈä. 13 La víctima de un pecado de su prójimo que no quiera amonestarle ni mencionarle el asunto para nada, por ser el pecador una persona extremadamente ignorante o mentalmente perturbada, y le haya perdonado en su corazón sin guardarle rencor ni amonestarle demuestra una característica de la “jasidut” ya que la Torá no hizo hincapié sino respecto del rencor.
éã [é] çÇéÌÈá àÈãÈí ìÀäÄæÌÈäÅø áÌÄéúåÉîÄéí åÀàÇìÀîÈðåÉú--îÄôÌÀðÅé ùÑÆðÌÇôÀùÑÈï ùÑÀôÈìÈä ìÄîÀàåÉã åÀøåÌçÈï ðÀîåÌëÈä, àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÀäÆï áÌÇòÂìÅé îÈîåÉï: àÇôÄìÌåÌ àÇìÀîÀðÈúåÉ ùÑÆìÌÀîÆìÆêÀ åÄéúåÉîÈéå ùÑÆìÌÀîÆìÆêÀ--îËæÀäÈøÄéï àÈðåÌ òÂìÅéäÆï, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ëÌÈì-àÇìÀîÈðÈä åÀéÈúåÉí, ìÉà úÀòÇðÌåÌï" (ùîåú ëá,ëà). 14 Debe uno ser cuidadoso respecto de los huérfanos y las viudas ya que son de alma muy decaída y espíritu desanimado, incluso siendo adinerados. Incluso se nos advierte respecto de la viuda de un rey y sus huérfanos, como está escrito: "A ninguna viuda ni huérfano afligiréis" (Ex. 22:21).
èå åÀäÅéàÇêÀ ðåÉäÂâÄéï òÄîÌÈäÆï--ìÉà éÀãÇáÌÇø àÂìÅéäÆí àÅìÈà øÇëÌåÉú, åÀìÉà éÄðÀäÉâ áÌÈäÆï àÅìÈà îÄðÀäÇâ ëÌÈáåÉã; åÀìÉà éÇëÀàÄéá âÌåÌôÈï áÌÇòÂáåÉãÈä åÀìÉà ìÄáÌÈï áÌÄãÀáÈøÄéí, åÀéÈçåÌñ òÇì îÈîåÉðÈí éåÉúÅø îÄîÌÈîåÉï òÇöÀîåÉ. 15 ¿Cómo ha de tratárseles? no les hablará sino suavemente ni les tratará sino honrosamente; no les dañará ni su cuerpo con trabajo ni su corazón de ningún modo, y cuidará de sus bienes más de lo que lo hace con los suyos.
èæ ëÌÈì äÇîÌÇ÷ÀðÄéèÈï, àåÉ äÇîÌÇëÀòÄéñÈï, àåÉ äÄëÀàÄéá ìÄáÌÈï, àåÉ øÈãÈä áÌÈäÆï, àåÉ àÄáÌÇã îÈîåÉðÈí--äÂøÅé æÆä òåÉáÅø áÌÀìÉà úÇòÂùÒÆä; åÀëÈì ùÑÆëÌÅï äÇîÌÇëÌÆä àåÉúÈï, àåÉ äÇîÌÀ÷ÇìÌÀìÈï. åÀìÈàå æÆä, àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÀàÅéï ìåÉ÷Äéï òÈìÈéå, äÂøÅé òÈðÀùÑåÉ îÀôÉøÈùÑ áÌÇúÌåÉøÈä, "åÀçÈøÈä àÇôÌÄé, åÀäÈøÇâÀúÌÄé àÆúÀëÆí áÌÆçÈøÆá" (ùîåú ëá,ëâ). 16 Todo aquel que les exaspere o irrite o hiera su corazón o les subyugue o perjudique sus bienes transgrede un Precepto Negativo; obviamente también quien les pegue o les maldiga. El castigo respecto de este Precepto Negativo, a pesar de que no se azote por su causa, figura explícito en la Torá: "Encenderase mi ira y os mataré por espada" (Ex. 22:23).
éæ áÌÀøÄéú ëÌÈøÇú ìÈäÆï îÄé ùÑÆàÈîÇø åÀäÈéÈä äÈòåÉìÈí, ùÑÆëÌÈì æÀîÈï ùÑÀäÆï öåÉòÂ÷Äéï îÅçÈîÈñ--äÆï ðÇòÂðÄéï, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ëÌÄé àÄí-öÈòÉ÷ éÄöÀòÇ÷ àÅìÇé, ùÑÈîÉòÇ àÆùÑÀîÇò öÇòÂ÷ÈúåÉ" (ùîåú ëá,ëá). 17 Aquel que lo dijera y el mundo se hiciera pactó con ellos que siempre que le clamaran debido a una injusticia se les respondería, como está escrito: "cuando elevare su clamor a mí, escucharé su clamor" (Ex. 22:22).
éç áÌÇîÌÆä ãÌÀáÈøÄéí àÂîåÌøÄéí, áÌÄæÀîÈï ùÑÆòÄðÌÈä àåÉúÈí ìÀöÉøÆêÀ òÇöÀîåÉ; àÂáÈì àÄí òÄðÌÈä àåÉúÈí äÈøÈá ëÌÀãÅé ìÀìÇîÌÀãÈí úÌåÉøÈä àåÉ àËîÌÈðåÌú, àåÉ ìÀäåÉìÄéëÈí áÌÀãÆøÆêÀ éÀùÑÈøÈä--äÂøÅé æÆä îËúÌÈø. åÀàÇó òÇì ôÌÄé ëÅï, ìÉà éÄðÀäÉâ áÌÈäÆí îÄðÀäÇâ ëÌÈì àÈãÈí; àÅìÈà éÇòÂùÒÆä ìÈäÆí äÆôÀøÅùÑ, åÄéðÇäÂìÅí áÌÀðÇçÇú åÌáÀøÇçÂîÄéí âÌÀãåÉìÄéí åÀëÈáåÉã, "ëÌÄé-ä', éÈøÄéá øÄéáÈí" (îùìé ëá,ëâ). àÆçÈã éÈúåÉí îÅàÈá, åÀàÆçÈã éÈúåÉí îÅàÅí; åÀòÇã àÅéîÈúÇé ðÄ÷ÀøÈàÄéí éÀúåÉîÄéí ìÀòÄðÀéÈï æÆä--òÇã ùÑÆìÌÉà éÄäÀéåÌ öÀøÄéëÄéï ìÀàÈãÈí âÌÈãåÉì ìÀäÄñÌÈîÅêÀ ìåÉ ìÀàÈîÀðÈí åÌìÀäÄèÌÇôÌÇì áÌÈäÆï, àÅìÈà éÄäÀéÆä òåÉùÒÆä ëÌÈì öÈøÀëÌÅé òÇöÀîåÉ ìÀòÇöÀîåÉ ëÌÄùÑÀàÈø ëÌÈì äÇâÌÀãåÉìÄéí. 18 ¿A qué casos se hace referencia? a aquellos en que se les ha mortificado por propio beneficio, pero si les ha mortificado el instructor para enseñarles Torá o un oficio o para que siguieran el buen camino, le está permitido. A pesar de ello no ha de tratarles como a cualquier persona sino les diferenciará, conduciéndoles con suavidad y gran clemencia "Ya que el Señor luchará por su causa" (Pr. 22:23). Tanto al huérfano de padre como al de madre, y ¿hasta cúndo se les considera huérfanos al respecto? hasta que no necesite a un mayor como apoyo o para hacerse cargo de él sino se hará cargo de sus necesidades por sí mismo como el resto de los mayores.


ôÌÅøÆ÷ æ Capítulo Siete

à äÇîÌÀøÇâÌÅì áÌÇçÂáÅøåÉ--òåÉáÅø áÌÀìÉà úÇòÂùÒÆä, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ìÉà-úÅìÅêÀ øÈëÄéì áÌÀòÇîÌÆéêÈ" (åé÷øà éè,èæ). åÀàÇó òÇì ôÌÄé ùÑÀàÅéï ìåÉ÷Äéï òÇì ìÈàå æÆä, òÈååÉï âÌÈãåÉì äåÌà åÀâåÉøÅí ìÇäÂøÉâ ðÀôÈùÑåÉú øÇáÌåÉú îÄéÌÄùÒÀøÈàÅì; ìÀëÌÈêÀ ðÄñÀîÇêÀ ìåÉ, "ìÉà úÇòÂîÉã òÇì-ãÌÇí øÅòÆêÈ" (ùí). öÅà åÌìÀîÇã, îÇä àÅøÇò ìÀãåÉàÅâ äÈàÂãåÉîÄé. 1 Quien atisba a su prójimo transgrede un Precepto Negativo, como está escrito: "No andarás chismeando entre tu pueblo" (Lv. 19:16). A pesar de que el transgresor no es azotado, se trata de una grave falta que ocasiona la muerte de muchos israelitas, por lo cual figura a continuación: "ni serás indiferente a la sangre de tu prójimo" (Ibídem). Fijate y aprende de lo ocurrido a Doeg el edomita.
á àÅéæÆä äåÌà øÈëÄéì--æÆä ùÑÀäåÌà èåÉòÅï ãÌÀáÈøÄéí åÀäåÉìÅêÀ îÄæÌÆä ìÀæÆä åÀàåÉîÅø ëÌÈêÀ åÀëÌÈêÀ àÈîÇø ôÌÀìåÉðÄé, ëÌÈêÀ åÀëÌÈêÀ ùÑÈîÇòÀúÌÄé òÇì ôÌÀìåÉðÄé: àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÀäåÌà àåÉîÅø àÁîÆú, äÂøÅé æÆä îÇçÀøÄéá àÆú äÈòåÉìÈí. 2 ¿A quién se le considera un chismoso? a aquel que pretende cosas yendo de uno a otro y diciendo: “tal y cual cosa dijo fulano y tal y cual cosa escuché sobre mengano”. A pesar de que dice la verdad, está destruyendo el mundo.
â éÅùÑ òÈååÉï âÌÈãåÉì îÄæÌÆä òÇã îÀàåÉã åÀäåÌà áÌÄëÀìÇì ìÈàå æÆä, åÀäåÌà ìÈùÑåÉï äÈøÇò; åÀäåÌà äÇîÌÀñÇôÌÅø áÌÄâÀðåÌú çÂáÅøåÉ, àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÆàÈîÇø àÁîÆú. àÂáÈì äÈàåÉîÅø ùÑÆ÷Æø, îåÉöÄéà ùÑÅí øÈò òÇì çÂáÅøåÉ ðÄ÷ÀøÈà. àÂáÈì áÌÇòÇì ìÈùÑåÉï äÈøÇò--æÆä ùÑÆéÌåÉùÑÅá åÀàåÉîÅø ëÌÈêÀ åÀëÌÈêÀ òÈùÒÈä ôÌÀìåÉðÄé, åÀëÌÈêÀ åÀëÌÈêÀ äÈéåÌ àÂáåÉúÈéå, åÀëÌÈêÀ åÀëÌÈêÀ ùÑÈîÇòÀúÌÄé òÈìÈéå, åÀàåÉîÅø ãÌÀáÈøÄéí ùÑÆìÌÄâÀðÈàé: òÇì æÆä äÇëÌÈúåÌá àåÉîÅø, "éÇëÀøÅú ä', ëÌÈì-ùÒÄôÀúÅé çÂìÈ÷åÉú--ìÈùÑåÉï, îÀãÇáÌÆøÆú âÌÀãÉìåÉú" (úäéìéí éá,ã). 3 Existe una falta mucho más grande que esa, que está incluida en ese Precepto Negativo, se trata del “hablar mal”, es decir quien denigra a su prójimo, aunque diga la verdad. Sin embargo aquel que miente es llamado “calumniador de su prójimo”. Con respecto al que “habla mal”, aquel que se sienta y dice: “tal y cual cosa ha hecho fulano” o “así eran sus padres” y “tal y cual cosa he escuchado sobre él” y dice cosas denigrantes. Respecto de él dice la Escritura: "Escinda Dios a todos los de labios lisonjeros, lengua arrogante" (Sal. 12:4).
ã [â] àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí, òÇì ùÑÈìåÉùÑ òÂáÅøåÉú ðÄôÀøÈòÄéï îÄï äÈàÈãÈí áÌÈòåÉìÈí äÇæÌÆä, åÀàÅéï ìåÉ çÅìÆ÷ ìÈòåÉìÈí äÇáÌÈà--òÂáåÉãÈä æÈøÈä, åÀâÄìÌåÌé òÂøÈéåÉú, åÌùÑÀôÄéëåÌú ãÌÈîÄéí; åÀìÈùÑåÉï äÈøÇò, ëÌÀðÆâÆã ëÌËìÌÈí. åÀòåÉã àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí, ëÌÈì äÇîÌÀñÇôÌÅø áÌÀìÈùÑåÉï äÈøÇò--ëÌÀàÄìÌåÌ ëÌÈôÇø áÌÈòÄé÷Èø, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "àÂùÑÆø àÈîÀøåÌ, ìÄìÀùÑÉðÅðåÌ ðÇâÀáÌÄéø--ùÒÀôÈúÅéðåÌ àÄúÌÈðåÌ: îÄé àÈãåÉï, ìÈðåÌ" (úäéìéí éá,ä). åÀòåÉã àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí, ùÑÀìåÉùÑÈä ìÈùÑåÉï äÈøÇò äåÉøÆâÆú--äÈàåÉîÀøåÉ, åÀäÇîÌÀ÷ÇáÌÀìåÉ, åÀæÆä ùÑÆàåÉîÀøÄéï òÈìÈéå; åÀäÇîÌÀ÷ÇáÌÀìåÉ, éåÉúÅø îÄï äÈàåÉîÀøåÉ. 4 Dijeron los Sabios: “por tres transgresiones se le hace pagar al hombre en este mundo, no teniendo Mundo Venidero. La idolatría, las relaciones sexuales ilícitas y el asesinato; equiparándose la “mala lengua” a todas ellas. Y añadieron los Sabios que aquel que chismotea es como si apostatara del principio; como está escrito: "Que dijeran: “fortaleceremos nuestras lenguas; nuestros son nuestros labios ¿quién es nuestro señor?”" (Sal. 12:5). Asimismo añadieron los Sabios que la “mala lengua” mata a tres: al que la cuenta, al que la escucha y a aquel sobre el cual se habla; considerándosele al que la escucha peor que el que la cuenta.
ä [ã] åÀéÅùÑ ùÑÈí ãÌÀáÈøÄéí ùÑÀäÆï àÂáÇ÷ ìÈùÑåÉï äÈøÇò. ëÌÅéöÇã: îÄé éÉàîÇø ìÄôÀìåÉðÄé, ùÑÆéÌÄäÀéÆä ëÌÀîåÉú ùÑÀäåÌà òÇúÌÈä; àåÉ ùÑÆéÌÉàîÇø ùÑÄúÀ÷åÌ îÄôÌÀìåÉðÄé, àÅéðÄé øåÉöÆä ìÀäåÉãÄéòÇ îÇä àÅøÇò åÌîÇä äÈéÈä; åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÇãÌÀáÈøÄéí äÈàÅìÌåÌ. åÀëÅï äÇîÌÀñÇôÌÅø áÌÀèåÉáÇú çÂáÅøåÉ áÌÄôÀðÅé ùÒåÉðÀàÈéå--äÂøÅé æÆä àÂáÇ÷ ìÈùÑåÉï äÈøÇò, ùÑÆæÌÆä âÌåÉøÅí ìÈäÆí ùÑÆéÌÀñÇôÌÀøåÌ áÌÄâÀðåÌúåÉ; åÀòÇì òÄðÀéÈï æÆä àÈîÇø ùÑÀìÉîÉä, "îÀáÈøÅêÀ øÅòÅäåÌ, áÌÀ÷åÉì âÌÈãåÉì--áÌÇáÌÉ÷Æø äÇùÑÀëÌÅéí: ÷ÀìÈìÈä, úÌÅçÈùÑÆá ìåÉ" (îùìé ëæ,éã)--ùÑÆîÌÄúÌåÉêÀ èåÉáÈúåÉ, áÌÈà ìÄéãÅé øÈòÈúåÉ. 5 Hay cosas que se consideran “polvo de habladuría”. Por ejemplo: ¿quién habría dicho que fulano sería como es ahora? o si dijera: “¡no mencionéis a fulano, prefiero no comentar lo que sucedió!” y cosas por el estilo. Asimismo quien alabe a su prójimo ante quienes le odian incurre en “polvo de habladuría” porque eso les incita a denigrarle, habiendo Shelomó dicho al respecto: "A aquel que bendiga a su amigo, dando voces, temprano por la mañana, se le considerara una injuria" (Pr. 27:14); ya que pretendiendo beneficiarle le perjudica.
å åÀëÅï äÇîÌÀñÇôÌÅø áÌÀìÈùÑåÉï äÈøÇò ãÌÆøÆêÀ ùÒÀçåÉ÷ åÀãÆøÆêÀ ÷ÇìÌåÌú øÉàùÑ, ëÌÀìåÉîÇø ùÑÀàÅéðåÌ îÀãÇáÌÅø áÌÀùÒÄðÀàÈä--äåÌà ùÑÆùÌÑÀìÉîÉä àåÉîÅø, "ëÌÀîÄúÀìÇäÀìÅäÌÇ, äÇéÌÉøÆä æÄ÷ÌÄéí--çÄöÌÄéí åÈîÈåÆú . . . åÀàÈîÇø, äÂìÉà-îÀùÒÇçÅ÷ àÈðÄé" (îùìé ëå,éç-éè). åÀëÅï äÇîÌÀñÇôÌÅø áÌÀìÈùÑåÉï äÈøÇò ãÌÆøÆêÀ øÇîÌÈéåÌú, åÀäåÌà ùÑÆéÌÀñÇôÌÇø ìÀúËîÌåÉ ëÌÀàÄìÌåÌ àÅéðåÌ éåÉãÅòÇ ùÑÆãÌÈáÈø æÆä ìÈùÑåÉï äÈøÇò äåÌà, àÅìÈà ëÌÀùÑÆîÌÀîÇçÄéï áÌåÉ, àåÉîÅø àÅéðÄé éåÉãÅòÇ ùÑÆàÅìÌåÌ îÇòÂùÒÈéå ùÑÆìÌÄôÀìåÉðÄé àåÉ ùÑÆæÌÆä ìÈùÑåÉï äÈøÇò. 6 Asimismo quien dice “ìÈùÑåÉï äÈøÇò” en broma o frívolamente, es decir que no habla por odio. A esto se refiere Shelomó al decir: "Como un demente que lanza chispas, flechas y muerte...diciendo ¿no estoy acaso jugando?" (Pr. 26:18-19). Asimismo quien dice “ìÈùÑåÉï äÈøÇò” fraudulentamente, a condición de que diga “ìÈùÑåÉï äÈøÇò” inocentemente, como si no supiera que lo que dice es “ìÈùÑåÉï äÈøÇò” sino, cuando se lo objetan, dice: “no sabía que esas son las acciones de fulano o que esto es un chisme”.
æ [ä] àÆçÈã äÇîÌÀñÇôÌÅø áÌÀìÈùÑåÉï äÈøÇò áÌÄôÀðÅé çÂáÅøåÉ, àåÉ ùÑÆìÌÉà áÌÀôÈðÈéå; åÀäÇîÌÀñÇôÌÅø ãÌÀáÈøÄéí ùÑÆâÌåÉøÀîÄéï àÄí ðÄùÑÀîÀòåÌ àÄéùÑ îÄôÌÄé àÄéùÑ, ìÀäÇæÌÄé÷ çÂáÅøåÉ áÌÀâåÌôåÉ àåÉ áÌÄîÀîåÉðåÉ, àÇôÄìÌåÌ ìÀäÈöÅø ìåÉ àåÉ ìÀäÇôÀçÄéãåÉ--äÂøÅé æÆä ìÈùÑåÉï äÈøÇò. åÀàÄí ðÆàÀîÀøåÌ ãÌÀáÈøÄéí àÅìÌåÌ áÌÄôÀðÅé ùÑÀìåÉùÑÈä, ëÌÀáÈø ðÄùÑÀîÇò äÇãÌÈáÈø åÀðåÉãÇò, åÀàÄí ñÄôÌÇø äÇãÌÈáÈø àÆçÈã îÄï äÇùÌÑÀìåÉùÑÈä ôÌÇòÇí àÇçÆøÆú, àÅéï áÌåÉ îÄùÌÑåÉí ìÈùÑåÉï äÈøÇò--åÀäåÌà ùÑÆìÌÉà éÄúÀëÌÇåÌÇï ìÀäÇòÀáÌÄéø äÇ÷ÌåÉì, åÌìÀâÇìÌåÉúåÉ éåÉúÅø. 7 Tanto la acción de quien chismea ante su prójimo como quien lo hace a sus espaldas o quien cuenta cosas que, si fueran difundidas, le causarían daño físico o pecuniario, incluso herirle o asustarle, se consideran “habladurías”. Pero si se habían dicho tales cosas ante tres personas, ya se les consideraría conocidas, y si uno de ellos las contara una vez más ya no se le consideraría un chisme; siempre y cuando no pretendiera extender el rumor y revelarlo más.
ç [å] ëÌÈì àÅìÌåÌ--äÆí áÌÇòÂìÅé ìÈùÑåÉï äÈøÇò, ùÑÆàÈñåÌø ìÈãåÌø áÌÄùÑÀëåÌðÈúÈí, åÀëÈì ùÑÆëÌÅï ìÅéùÑÅá òÄîÌÈäÆï, åÀìÄùÑÀîÉòÇ ãÌÄáÀøÅéäÆí. åÀìÉà ðÆçÀúÌÇí âÌÀæÈø ãÌÄéï òÇì àÂáåÉúÅéðåÌ áÌÇîÌÄãÀáÌÈø, àÅìÈà òÇì ìÈùÑåÉï äÈøÇò áÌÄìÀáÈã. 8 Todos esos son los chismosos cuya vecindad y, obviamente, fraternidad está prohibida así como escucharles. No habiéndoseles sellado el juicio a nuestros padres en el desierto sino tan solo debido a la “habladuría”.
è [æ] äÇðÌåÉ÷Åí àÆú çÂáÅøåÉ--òåÉáÅø áÌÀìÉà úÇòÂùÒÆä, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ìÉà-úÄ÷ÌÉí" (åé÷øà éè,éç). åÀàÇó òÇì ôÌÄé ùÑÀàÅéðåÌ ìåÉ÷Æä, ãÌÅòÈä øÈòÈä äÄéà òÇã îÀàåÉã; àÅìÈà øÈàåÌé ìÈàÈãÈí ìÄäÀéåÉú îÇòÀáÌÄéø òÇì ëÌÈì ãÌÄáÀøÅé äÈòåÉìÈí--ùÑÆäÇëÌÉì àÅöÆì äÇîÌÀáÄéðÄéí ãÌÄáÀøÅé äÆáÆì åÇäÂáÈàé, åÀàÅéðÈï ëÌÀãÇàé ìÄðÀ÷Éí òÂìÅéäÆí. 9 Quien se venga de su compañero transgrede un Precepto Negativo, como está escrito: "No te vengarás" (Lv. 19:18) y, a pesar de que no es azotado, se trata de una cualidad muy mala; siendo lo apropiado para el hombre desentenderse de todas las cosas del mundo ya que, para los entendidos, no es todo sino una nonada y una nadería, no teniendo sentido vengarse por ellas.
é ëÌÅéöÇã äÄéà äÇðÌÀ÷ÄéîÈä: àÈîÇø ìåÉ çÂáÅøåÉ äÇùÑÀàÄéìÅðÄé ÷ÇøÀãÌËîÌÈêÀ, àÈîÇø ìåÉ àÅéðÄé îÇùÑÀàÄéìÈêÀ; ìÀîÈçÈø öÈøÇêÀ ìÄùÑÀàÉì îÄîÌÆðÌåÌ, àÈîÇø ìåÉ äÇùÑÀàÄéìÅðÄé ÷ÇøÀãÌËîÌÈêÀ, àÈîÇø ìåÉ àÅéðÄé îÇùÑÀàÄéìÈêÀ, ëÌÀãÆøÆêÀ ùÑÆìÌÉà äÄùÑÀàÇìÀúÌÇðÄé ëÌÀùÑÆùÌÑÈàÇìÀúÌÄé îÄîÌÈêÀ--äÂøÅé æÆä ðåÉ÷Åí. àÅìÈà ëÌÀùÑÆéÌÈáåÉà ìÄùÑÀàÉì, éÄúÌÅï áÌÀìÅá ùÑÈìÅí åÀìÉà éÄâÀîÉì ìåÉ ëÌÇàÂùÑÆø âÌÀîÈìåÉ; åÀëÅï ëÌÈì ëÌÇéÌåÉöÆà áÌÇàÅìÌåÌ. åÀëÅï àÈîÇø ãÌÈåÄéã áÌÀãÅòåÉúÈéå äÇèÌåÉáåÉú, "àÄí-âÌÈîÇìÀúÌÄé, ùÑåÉìÀîÄé øÈò" (úäéìéí æ,ä). 10 ¿Qué es una venganza? le dijo su prójimo: “préstame tu hacha” le respondió: “no te la presto”; al día siquiente le fue necesario pedirle prestado y le dijo: “préstame tu hacha” le dijo: “no te la presto como tu no me prestaste cuando te lo pedí”, se está vengando. Siendo lo correcto que cuando venga a pedirle le dé de corazón, no haciéndole lo que el otro le hiciera; asimismo en todo caso similar. Así lo dijera David según sus buenas cualidades: "¿Acaso le pagué con mal a quien deseara mi paz?" (Sal. 7:5)
éà [ç] åÀëÅï ëÌÈì äÇðÌåÉèÅø ìÀàÆçÈã îÄéÌÄùÒÀøÈàÅì--òåÉáÅø áÌÀìÉà úÇòÂùÒÆä, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÀìÉà-úÄèÌÉø àÆú-áÌÀðÅé òÇîÌÆêÈ" (åé÷øà éè,éç). ëÌÅéöÇã: øÀàåÌáÅï ùÑÆàÈîÇø ìÀùÑÄîÀòåÉï ùÒÀëÉø ìÄé áÌÇéÄú æÆä, àåÉ äÇùÑÀàÄéìÅðÄé ùÑåÉø æÆä, åÀìÉà øÈöÈä ùÑÄîÀòåÉï; ìÀéÈîÄéí öÈøÇêÀ ùÑÄîÀòåÉï ìÄøÀàåÌáÅï ìÄùÑÀàÉì îÄîÌÆðÌåÌ àåÉ ìÄùÒÀëÌÉø, åÀàÈîÇø ìåÉ øÀàåÌáÅï äÅà ìÈêÀ, äÂøÅéðÄé îÇùÑÀàÄéìÈêÀ, åÀàÅéðÄé ëÌÀîåÉúÈêÀ, åÀìÉà àÂùÑÇìÌÇí ìÈêÀ ëÌÀîÇòÂùÒÆéêÈ--äÈòåÉùÒÆä ëÌÀæÆä, òåÉáÅø áÌÀ"ìÉà úÄèÌÉø". 11 Asimismo todo aquel que le guarde rencor a un israelita transgrede un Precepto Negativo, como está escrito: "ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo" (Lv. 19:18). ¿Por ejemplo? Rubén le ha dicho a Simón: “alquílame esta casa o préstame este toro” y Simón no quiso hacerlo; días después Simón necesitó pedirle prestado o en alquiler a Rubén y éste le respondió: “¡aquí tienes! te presto porque no soy como tú, no te pagaré según tus acciones”. Quien haga tal cosa transgrede el “ni guardarás rencor”.
éá àÅìÈà éÄîÀçÆä äÇãÌÈáÈø îÄìÌÄáÌåÉ åÀìÉà éÄèÌÀøÆðÌåÌ, ùÑÆëÌÈì æÀîÈï ùÑÀäåÌà ðåÉèÅø àÆú äÇãÌÈáÈø åÀæåÉëÀøåÉ, ùÑÆîÌÆà éÈáåÉà ìÄðÀ÷Éí. ìÀôÄéëÌÈêÀ äÄ÷ÀôÌÄéãÈä úÌåÉøÈä òÇì äÇðÌÀèÄéøÈä, òÇã ùÑÆéÌÄîÀçÆä äÆòÈååÉï îÄìÌÄáÌåÉ ëÌÀìÈì åÀìÉà éÄæÀëÌÀøÆðÌåÌ; åÀæåÉ äÄéà äÇãÌÅòÈä äÇðÌÀëåÉðÈä ùÑÆàÄôÀùÑÈø ùÑÆéÌÄúÀ÷ÇéÌÇí áÌÈäÌ éÄùÌÑåÌá äÈàÈøÆõ, åÌîÇùÌÒÈàÈï åÌîÇúÌÈðÈï ùÑÆìÌÄáÀðÅé àÈãÈí æÆä òÄí æÆä. 12 Al contrario, quitará tal cosa de su corazón y no le guardará rencor ya que mientras se lo guarde, recordándole, quizás se vengue. Por eso la Torá se refirió severamente al rencor exigiendo que se quite tal iniquidad totalmente del corazón no recordándosele; siendo tal la cualidad correcta ya que permite el asentamiento en la tierra y las negociaciones entre los hombres.

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